<p>Luego de recomponer los mínimos del salario, las asignaciones familiares y jubilaciones, la próxima parada del gobierno de Cristina Kirchner volverá sobre los pasos fiscales que marcó la disputa por las retenciones, pero será para abordar la recaudación de impuestos y la reconversión de parte de los subsidios a los combustibles y servicios públicos en tarifas que sean los propios usuarios los que las paguen. </p>
<p>El cuadro de ingresos y gastos públicos se resintió al no prosperar las retenciones móviles. El informe de la consultora Prefinex ubica una suba del gasto primario total en 37,4% en el acumulado de enero-junio y estima que difícilmente se cierre el año con una variación inferior al 35% a/a, lo cual contrasta notablemente con el incremento que estaba estipulado en el Presupuesto 2008 (+16,1%).</p>
<p>Los economistas Nicolás Bridger y Osvaldo Cado identifican como el rubro de mayor participación en el incremento del gasto primario del periodo en las transferencias corrientes, que crecieron 65% a/a, explicado fundamentalmente por los subsidios energéticos que superarían los AR$ 15.000 millones en 2008. </p>
<p>En ese particular, señalan como igualmente preocupante a la participación creciente de estas erogaciones en el total del gasto primario: en 2006 representaban sólo 13% y hoy ya alcanzan el 25% del total. </p>
<p>La crítica a estos subsidios alcanza tanto al destino de los fondos (un gasto que favorece a las clases medias y altas en un contexto de pobreza en ascenso) como a la complejidad creciente para desarticularlos cuando se quiera o necesite dar marcha atrás. <br />
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<p>En tal sentido, los industriales pusieron en evidencia la distorsión que existe en las tarifas de la energía eléctrica, mostrando la diferencia entre lo que pagan los consumidores y el costo de generación. En los hogares sólo se paga el 17% de lo que cuesta producir la electricidad.</p><p>Durante la junta directiva de la Unión Industrial Argentina (UIA), Oscar Vignart (encargado de temas energéticos) expuso esta cuestión y cómo este "desfase" tiene que pagarse con subsidios, en el mismo día en que directivos de la central fabril se reunieron con Cristina de Kirchner para discutir sobre el salario mínimo. </p><p>El especialista no sólo apuntó contra los hogares del área metropolitana -beneficiados con una tarifa menor que las del interior-, sino también contra las propias industrias. Vignart, ex directivo de la química Dow, recordó que las pequeñas y medianas industrias (pymis) pagan 30% del costo de generación y las grandes -que no les compran la energía a las distribuidoras, sino que negocian directamente con las generadoras en el mercado mayorista- abonan 74%. </p><p>Vignart no dio porcentajes sino precios aproximados: los hogares porteños y del Gran Buenos Aires pagan $ 40 el megavatio/hora; las pymis, $70 y las grandes, $170, cuando el costo marginal del sistema eléctrico -que se toma a partir de las centrales que generan energía más costosa, las que funcionan con gasoil- llegó el año pasado a $230 pesos. En 2008, con la fuerte suba del precio del petróleo, el costo marginal es aún mayor. </p><p>Sucede que el gobierno nacional debe importar combustibles para subsidiar el funcionamiento de las usinas que deberían operar originalmente con gas. Dada la caída de los envíos de gas desde Bolivia (estarían llegando 3 millones de m3 diarios, menos de la mitad de la cantidad pactada) y la reducción de la producción nacional, el gobierno resolvió a través del plan 'Energía Total' que las centrales usen combustible líquido y no gas para generar electricidad y producir. </p><p><strong>Brecha de tarifas</strong></p><p>La brecha entre el precio que pagan los usuarios de todo tipo y el costo marginal se cubre con subvenciones, que crecen en la medida en que se consume más -por el crecimiento económico- y en que se elevan los valores del crudo y sus derivados. </p><p>Los directivos de la UIA coincidieron ante la explicación de Vignart en que la distorsión es tan grande que es inviable que se solucione con un solo aumento de tarifas que la arregle de un salto. Desde 2001, se combinaron el congelamiento de tarifas a hogares, una leve recomposición para pymis y un barril de petróleo que pasó de costar US$ 20 a US$ 130. </p><p>La política tarifaria poscongelamiento sitúa a la distribución del ingreso en un callejón sin salida. Para el ex secretario de Energía, Daniel Montamat: "como las distorsiones son significativas, el paso del tiempo ha hecho que las recomposiciones sean más dificultosas, por más que se instrumente una tarifa social para evitar reajustes en los sectores más vulnerables. La energía barata, en términos relativos, forma parte del poder adquisitivo y de los costos productivos de muchos presupuestos argentinos. Una recomposición real de las tarifas que descuente inflación resta poder de compra y afecta el patrón de crecimiento actual, muy dependiente del consumo doméstico".</p><p> </p>
<p>Crítica arriesgó que, en el último borrador de lo conversado entre las partes, para los usuarios residenciales de menos de 300 kilovatios de consumo por bimestre, los llamados R1, no habrá aumento de tarifas.</p>
<p>Para aquellos que consuman más de 600 kilovatios, el tope del ajuste sería del 40%. Y para la categoría media, de entre 300 y 600 kilovatios -la mayoría de los clientes- , entre 15% y 20% de promedio. </p>
<p>Rescata que los industriales apuntaron contra el gobierno al decir que, mientras llegan barcos con gas importado (para abastecer al buque regasificador 'Excelsior' que opera desde un muelle de Bahía Blanca), por el que quieren cobrar al contado, el Estado acumula una fuerte deuda por subsidios con las generadoras.</p>
<p>No obstante las distorsiones que provocaron la restricción energética en las fábricas y los mayores costos de aprovisionamiento, el Índice de Producción Industrial (IPI) de FIEL registró, en junio, una suba del +6.1% respecto a igual mes del año anterior, mientras que entre junio y mayo mostró una caída del -3.9%, debido a factores estacionales y restricciones energéticas. </p>
<p>De esta manera, el nivel de actividad industrial del segundo trimestre exhibió una variación del 8.5% respecto a igual período del año anterior. Se llevan 23 trimestres consecutivos de crecimiento industrial, período que comienza en el cuarto trimestre del 2002.</p>
<p>En cuanto a la producción acumulada, durante los primeros seis meses del año el crecimiento fue del +8.7%, registrando un nuevo máximo en el IPI para el período analizado.</p>
<p>La clasificación por tipo de bien mostró variaciones positivas en todas las aperturas durante el primer semestre del año respecto al mismo período de 2007: Bienes de Capital 81.6%, Bienes de Consumo Durable 6.2%, Bienes de Consumo No Durable 4.1% y Bienes de Uso Intermedio 3.0%.</p>
<p>El fuerte aumento de los bienes de capital es explicado por la incorporación de grandes consumidores de energía eléctrica de ese sector, los cuales incrementaron su consumo en un 193% (fuente CAMMESA) entre los primeros semestres del 2008 y el 2007. Por ello, Bienes de Capital explica más del 58% del crecimiento del IPI durante los primeros seis meses (8.7%).</p>
<p>A nivel sectorial, en junio, también se detectó el efecto de las restricciones energéticas, principalmente en gas natural, en algunos sectores, destacándose el sector productor de agroquímicos. En el acumulado del primer semestre del año se encuentran crecimientos en la mayoría de los sectores, exceptuando Petróleo Procesado (-2.4%) e Insumos Textiles (-1%). </p>
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<p>Los sectores que registraron aumentos por encima del nivel general son Automotores (+27.5%), Metalmecánica +27.0%, Siderurgia +14.8%, Cigarrillos +6.9%, Alimentos y Bebidas +3.5%, Minerales No Metálicos (+3.3%), Insumos Químicos y Plásticos (+2.8%) y Papel y Celulosa (+2.8%). </p><p>En términos desestacionalizados, el IPI de Junio se situó -0.9% por abajo de mayo pasado, lo que muestra un índice prácticamente estable durante los últimos seis meses. El IPI del segundo trimestre del 2008 desestacionalizado se ubicó un 0.3% por encima del nivel del primer trimestre de este año.</p><p><strong>Commodities y los ingresos</strong></p><p>La otra gran incógnita que por estos días transita el modelo económico tiene que ver con los precios internacionales de los commodities y una eventual apreciación del dólar. </p><p>Según Prefinex, un hipotético descenso de las materias primas tendría un fuerte impacto tanto en el superávit primario como en el comercial, catalogados habitualmente como escudos frente a las turbulencias internacionales.</p><p>En 2007 las retenciones a las exportaciones superaron al superávit primario en AR$ 2.500 millones.</p><p>En el corriente año este fenómeno se profundizaría en un contexto de fuerte crecimiento del gasto primario, superando la recaudación en concepto de retenciones al superávit primario en AR$ 7.000 millones. Esto es lo que explica en gran parte la obcecación por parte de la administración en cuanto a cambiar la resolución 125. De estos ingresos depende la dinámica de la economía argentina tal cual la vemos hoy en día, afirma la consultora.</p><p>Frente a un escenario de estabilidad/descenso de los precios internacionales, alcanzar un superávit primario superior al 3% del PIB en 2009 exigiría una de tres cosas:<br />• Desarticular la política de subsidios que el gobierno ha utilizado para no modificar los sistemas de precios.<br />• Reducir drásticamente los incrementos a jubilados y empleados públicos.<br />• Una devaluación que licue deuda y salarios reales.</p><p>Uno de los desafíos económicos identificados a principios de año en los informes elaborados por Bridger y Cado era la desaceleración del gasto primario. En ese entonces habían observado que, de repetirse una suba en las transferencias al sector privado similar a la de 2007 (mayor al 60%), el gobierno tendría serias dificultades en cumplir con la meta presupuestada para el 2008 (3,15% del PIB). En este sentido, luego de seis meses los avances han sido mínimos, concluyen.</p>
<p><strong>El escenario internacional 2009</strong> </p><p>Mientras el país se normaliza lentamente tras la derogación de la resolución 125, los mercados internacionales continúan experimentando su proceso de ajuste al nuevo ciclo iniciado con el fin de la burbuja hipotecaria de EEUU.</p><p>Gran parte de los analistas, agentes económicos y funcionarios públicos dan opiniones o toman decisiones teniendo en cuenta dos supuestos:</p><p>• Los precios de los commodities continuarán creciendo impulsados por el espectacular crecimiento de China e India.</p><p>• El dólar continuará depreciado. En este caso particular este supuesto no se utiliza explícitamente, sino que se ignora de lleno un escenario de apreciación de esta moneda. </p><p>Si bien el escenario de precios de commodities altos sigue siendo el más factible, dicen Bridger y Cado, existen elementos muy claros que permiten afirmar que una reversión de los dos fenómenos antes mencionados es algo que no puede descartarse:</p><p> • China anunció recientemente dos medidas cuyo objetivo es acoplarse al nuevo ciclo económico mundial, las cuales redundarán en una desaceleración del crecimiento (este promedió 10,4% en los últimos cinco años). Las medidas comprenden (a) un aumento en el precio de los combustibles regulados de 18% y (b) una política monetaria más restrictiva.</p><p>• Una batería de datos recientes de EE.UU. muestran una economía al borde de una desaceleración muy fuerte que podría durar un semestre. Dicha dinámica generará un menor crecimiento mundial y, de la mano del mismo, una reducción del comercio mundial.</p><p>• Un eventual rebote de la principal economía del mundo a principios de 2009 vendría acompañado de un fortalecimiento gradual del dólar, que atraería nuevamente flujos de capitales anteriormente posicionados en commodities. Esto revertiría el la tendencia observada durante los últimos cinco años.</p><p><br /></p>