El Acuerdo del Bicentenario es el nuevo modelo productivo K que renovará al heredado de Duhalde
Los Kirchner emiten señales claras a los actores del modelo iniciado por su antecesor, Eduardo Duhalde, en 2002: en lo sucesivo, las intervenciones en la economía (energía, combustibles, tipo de cambio, subsidios) serán a cambio de algo.
24 junio, 2008
<p>La presidenta sigue creyendo que la oportunidad para arrebatar compromisos al empresariado sería el denominado "Acuerdo del Bicentenario", una versión kirchnerista del pacto productivo prohijado por el Olivos 2 que tomó el lugar del desplazado gobierno de la Alianza, hace seis años y medio. </p><p>En la mesa que piensa tender en cuanto quede establecido el régimen impositivo para las exportaciones agrícolas, tras su aprobación parlamentaria, asumirá la representación de los sectores sociales en el reparto, ya que está convencida que no se les puede pedir contraprestación.</p><p>Sí, en cambio, el sindicalismo tomará un rol protagónico, por cuanto productividad e inflación estarán en un primer plano de las deliberaciones. Por eso es que Hugo Moyano se adelantó a plantear el tema salarial antes de sentarse a hablar de otros temas, claro que con la inminencia de su intento de reelección en la CGT.</p><p>A esta altura nadie sabe con precisión si el conflicto con el campo, hoy en la vía legislativa, ha significado una excusa para que el gobierno aplique un plan antiinflacionario sin anunciarlo, o si el parate en la economía que provocaron los cortes de ruta y la suspensión de los envíos de cereales al puerto fue aprovechado para hacer un borrón y cuenta nueva a un modelo productivo que ya languidecía al iniciarse el turno de Cristina Kirchner por la escasez de inversiones privadas, la insuficiente oferta energética y las expectativas de inflación.</p><p>Antes siquiera que Martín Lousteau desempolvara de la plataforma electoral de la Coalición Cívica la propuesta de retenciones móviles que había ideado su ex jefe en el estudio, Alfonso Prat Gay, la primera mandataria insistía en una concertación o pacto social que permitiera reacomodar la economía transfiriendo gran parte del costo político de los desajustes.</p><p>La crisis con el campo bloqueó la iniciativa presidencial y desnudó la condicionalidad de la industria y el comercio para con la Casa Rosada, lo cual quedó graficado muy claramente en los actos que organizara Néstor Kirchner para apoyar la posición oficial: las organizaciones sociales y el aparato político (no todos) estuvieron alineados, no así los beneficiarios por la distribución del ingreso de la política económica ejecutada: la industria que gozó de protección cambiaria y arancelaria, los usuarios de luz, gas, autopistas y gasoil a tarifas subsidiadas y los exportadores que dependieron del tipo de cambio "recontraalto" para imponer esa competitividad en otros mercados. Sin contar a grandes medios de comunicación que consolidaron sus negocios en el país gracias a las facilidades que les concedieron.</p><p> </p>
<p>La corrida cambiaria sofocada por el Banco Central a costa de vender casi US$ 4.000 millones de reservas dio la extremaunción al pacto productivo que venía a los tumbos. Desde ese momento, las puertas de la autoridad monetaria se cerraron herméticamente y el dólar empezó a bajar hasta situarse hoy en el nivel que tenía en el 2005: $ 3,04.</p><p>Si bien la caída de casi 5 puntos del dólar contrasta con el crecimiento de los precios internos (aunque siga siendo negado por el nuevo índice elaborado por el INdEC), la apreciación de la moneda nacional frente a otras de la región superó al real y al mexicano, aunque descolocó 14 % el tipo de cambio en comparación con el chileno.</p><p>Nadie sabe cómo sigue la saga cambiaria, aunque el desplome de la cotización de la moneda norteamericana estuvo acompañado por la duplicación de la tasa de interés bancaria Badlar (mayorista), que permite al peso avanzar algunos casilleros para no perderle pisada a la inflación. </p><p><strong>Pato o gallareta</strong></p><p>Martín Redrado se encoge de hombros cuando atribulados empresarios con llegada a él o a la Fundación Capital le preguntan qué harán. Se limita a responder que esta paridad no será para siempre y que si le bajaran la orden de hacerla llegar a $ 3 ó 2,90 no dudaría en hacerlo. </p><p>Mientras, sólo necesitó en la última jornada vender US$ 40 millones a término y US$ 10 millones en la plaza de billetes para desinflar un centavito más y aumentar paralelamente la dosis de suspenso. </p><p>Pero lo más interesante fue que los exportadores no salieron masivamente a liquidar divisas, ni en el Mercado Electrónico ni en Siopel, donde se operaron US$ 622 millones en total. Un dato saliente: la aparición de algunos exportadores de petróleo, lo cual daría la razón a los expendedores de combustibles que aseguran que el faltante no obedeció a los cortes de rutas, sino a que se priorizó la carga de barcos para cumplir con los contratos internacionales.</p><p>Evidentemente, lo que sucede en estos días está teñido por un manto de sospecha de represalia oficial a los que especularon con la compra o retención de dólares. Pero el misterio tendrá que develarse el mes que viene, cuando se normalice la venta de dólares de la cosecha. La intervención del Banco Central será la que determine la paridad, pero los problemas que empezaron a aparecer en la caja fiscal y las expectativas de inflación constituyen un freno natural para el retorno a la anterior política de acumulación de reservas y sobreestimulación del consumo mediante la emisión de moneda que requiere esa adquisición del excedente de divisas.</p><p> </p>
<p>Salvo que hubiera un pacto productivo de por medio, que comprometiera a los participantes a invertir parte de esa masa de recursos extras en ampliación de la oferta de bienes, en asegurar el abastecimiento energético y en moderar el alza de los precios (y por ende de los salarios), condiciones todas éstas que constituyen el núcleo duro del convite oficial a productores e industriales para suscribir el Acuerdo del Bicentenario.</p>
<p>Ha ganado espacio, asimismo, la idea de usar lo que no se vuelque a apuntalar la actividad económica en la formación de un fondo anticíclico, que pertreche a las arcas fiscales para lo que pueda sobrevenir del 2010 en adelante, si se cumplieran los pronósticos más pesimistas y el mundo entrara en recesión. </p>
<p><strong>El nuevo escenario</strong></p>
<p>En el último informe de Econométrica, firmado por Mario Brodershon, da la pauta de los irreversibles cambios que acaban de producirse:</p>
<p>• Los precios internacionales de los commodities que exporta Argentina aumentaron aún más desde que se desató la crisis subprime norteamericana, y la respuesta local fue subir las retenciones del 27 al 35 % primero y luego al 44 %. <br />
• El índice Moreno quedó desactualizado porque los salarios crecieron por encima de ese medidor manipulado y porque el dólar se atrasó más en relación con el norteamericano por ser la inflación argentina varias veces superior.<br />
• El salario privado medido en dólares aumentó 128 % desde 2003 mientras el real en pesos lo hizo 46 %.<br />
• Desde mayo, el BCRA sube las tasas de los plazos fijos de 8,6 a 17 %, mientras baja el dólar de 3,18 a los 3,04 actuales.<br />
• Aparecen los primeros síntomas de debilitamiento de la expansión económica y la recaudación impositiva. En mayo, los ingresos aumentaron 29 % respecto del 2007 y en el cuatrimestre, 44 %, pero los gastos subieron 52 %.</p>
<p>Brodersohn descarta que el gobierno haya elegido el modelo antiinflacionario brasileño de dólar barato y tasas altas para frenar la inflación, ante el fracaso del control de precios y manipulación estadística que lleva adelante Guillermo Moreno. ¿Por qué no hacer responsable al campo de la mayor inflación?, se pregunta el ex secretario de Hacienda de Raúl Alfonsín.</p>
<p>"La etapa inicial antiinflacionaria brasilera no favorecía altas tasas de crecimiento por las mismas razones que se está generando el enfriamiento actual de la economía argentina. En efecto, dicho enfriamiento viene siendo empujado por el impacto de la aceleración inflacionaria sobre los salarios y las jubilaciones, por el aumento en la tasa de interés y por el aumento de las importaciones dadas la pérdida de competitividad internacional", explica.</p>
<p>Aunque por primera vez el gobierno haya decidido bajar el precio del dólar y dejar subir las tasas de interés, descree que se tenga pensado ir hacia un modelo que ajuste la política fiscal y la monetaria a metas preestablecidas de inflación, tal como ocurre con el modelo brasileño, el cual requiere blanquear el IPC y contener el gasto público, íntimamente atado al reparto político.</p>
<p>Brodersohn ve al gobierno metido en un brete por haber decidido castigar a los especuladores, ya que o podría mantener constante la actual cotización del dólar y, en consecuencia, deteriorar la competitividad argentina por el avance de la inflación entre 25 y 30 %, o intentar recuperarla devaluando más rápido el peso, un camino que sería como echar nafta al fuego inflacionario y a la puja distributiva. Este temor conduce a que la política de ajuste cambiario corra por detrás de la inflación.</p>
<p>El Acuerdo del Bicentenario sería la herramienta que imagina el gobierno para una salida concertada de la segunda variante y hacia ahí apunta ahora esta transición creada por el conflicto con el campo, tras la que se propone ocupar la cabecera de la mesa productiva con la fuerza que le quedó de los superávits gemelos y las reservas que heredara del anterior pacto emergente de la crisis del 2001.</p>
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