<p>En lo formal, la “república de los generales” se convirtió durante 2011 en un “gobierno civil” que arranca sacando de la cárcel más de seiscientos detenidos, a veces sin causa. Algunos de ellos datan de largo tiempo. Hoy, el propio presidente norteamericano habla de “mecanismos que llevarán a un intercambio diplomático y, después, a reformas democráticas”.<br />
Al respecto, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton recuerda que, todavía, subsisten sanciones. Además, recién esta semana se llegó a un acuerdo preliminar entre los militares y la etnia karen, cuyas guerrillas vienen combatiendo desde el levantamiento contra Gran Bretaña (años cuarenta).<br />
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En esta fase de deshielo vuelven a casa activistas, estudiantes, monjes y periodistas condenados, en ciertos casos, a decenios de encierro. Al formular los anuncios, el presidente Thein Sein señaló que aguarda a los liberados “un papel constructivo”. <br />
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Algunos de ellos, como Min Ko Naing, estaban presos desde las protestas de 1988. Otros, por ejemplo el monje budista Shin Gambira, acumulaba 27 años entre rejas.<br />
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Se trata de la tercera partida de liberados. Irónicamente, incluye a Khin Nyant, ex primer ministro conocido como “gran señor de la represión”. Depuesto y detenido en 2007, la sacó barata: apenas cuatro años a la sombra. Por su parte, Aung San Suu yi, “la disidente mayor de Birmania”, definió la apertura como positiva y buscará ser electa diputada en abril.</p>
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EE.UU. y Birmania descongelan relaciones
Entre los primeros pasos, el régimen ha puesto en libertad a 650 presos políticos y la Casa Blanca abrirá embajada en Yangon. Lo anunció Barack Obama mismo. En varios sentidos, es un proceso inverso al de Norcorea pero igual cuenta con apoyo chino.