En realidad, las investigaciones por presunta elusión tributaria se centran en tres emblemas de la “teología del dinero”, una forma de extremismo evangélico originada hace unos veinte años. Su tesis básica es simple: “Dios quiere que seas rico”.
En esta oportunidad, el interés de Grassley apunta a Crefio Dollar (sic), Benjamin Hinn y Randolph White. El primero no maneja RR, pero se mueve en un avión Gulfstream de US$ 30 millones y maneja congregaciones en Atlanta y Nueva York. Hinn opera en Grapevine, Tejas, White dirige la “iglesia internacional sin paredes” desde Tampa, Florida. Ambos usan Rolls Royce.
Esos tres grupos ya han pasado por el senado y hay ortos tres en lista de espera. Todos deben detallar fuentes y destino de ingresos, amén de presentar declaraciones impositivas en regla. Por supuesto, al amparase en el rubro “organizaciones sin fines de lucro”, estas “iglesias” eluden una serie de tributos federales, estaduales y municipales.
En general, los dueños de esta sectas ostentan un tren de vida rumboso y cultivan la “teología de la prosperidad”. A partir de una biblia fabricada a medida, a mediados de los años 80, por Zane Pilcher (un ex rabino ortodoxo), esta teología cumple dos funciones: justifica la riqueza de los predicadores y sirve como cebo para miles de ingenuos que quieren emularlos.
En realidad, las investigaciones por presunta elusión tributaria se centran en tres emblemas de la “teología del dinero”, una forma de extremismo evangélico originada hace unos veinte años. Su tesis básica es simple: “Dios quiere que seas rico”.
En esta oportunidad, el interés de Grassley apunta a Crefio Dollar (sic), Benjamin Hinn y Randolph White. El primero no maneja RR, pero se mueve en un avión Gulfstream de US$ 30 millones y maneja congregaciones en Atlanta y Nueva York. Hinn opera en Grapevine, Tejas, White dirige la “iglesia internacional sin paredes” desde Tampa, Florida. Ambos usan Rolls Royce.
Esos tres grupos ya han pasado por el senado y hay ortos tres en lista de espera. Todos deben detallar fuentes y destino de ingresos, amén de presentar declaraciones impositivas en regla. Por supuesto, al amparase en el rubro “organizaciones sin fines de lucro”, estas “iglesias” eluden una serie de tributos federales, estaduales y municipales.
En general, los dueños de esta sectas ostentan un tren de vida rumboso y cultivan la “teología de la prosperidad”. A partir de una biblia fabricada a medida, a mediados de los años 80, por Zane Pilcher (un ex rabino ortodoxo), esta teología cumple dos funciones: justifica la riqueza de los predicadores y sirve como cebo para miles de ingenuos que quieren emularlos.