Ginsburg, muerta de cáncer a los 87 años el 18 de septiembre, era un ícono feminista, de la igualdad y de los derechos para la mujer. Su muerte abre la posibilidad de que Trump nomine a su sucesor en una corte de 9 miembros donde ya puso dos. El debate sobre las consecuencias de la próxima pelea por la confirmación de la sucesora — que crece antes de que Trump siquiera haya anunciado el nombre de su candidata (porque parecería que tiene cinco candidatas mujeres) — se centra en lo que va a significar una mayoría conservadora de 6 a 3 para temas sociales como el derecho al aborto, o al seguro de salud y en el papel de la Suprema Corte en la posible batalla legal sobre un resultado disputado de las próximas elecciones presidenciales.
También existe la preocupación, entre los que abogan por el interés del público en general, de que si el presidente Trump se asegura la confirmación de su tercera elección para la Suprema Corte, la institución se convertiría por muchos años en una fuente de decisiones amables para las empresas. Esta corte ya trata los intereses de las empresas más favorablemente que ninguna otra en casi un siglo, dicen algunos catedráticos. En el año 2018 sus jueces decidieron a favor de las empresas en más de 80% de los casos que le llegaron, según un análisis realizado por Adam Feldman, autor del blog Empirical SCOTUS.
Eso fue antes de que Brett Kavanaugh reemplazara a Anthony Kennedy en la corte, lo cual reforzó el giro hacia la derecha del alto tribunal. La elección que haga Trump será, seguramente, para cimentar esa evolución. Según el análisis de Feldman, Ruth Bader Ginsburg fue la jueza menos amiga de las empresas desde 2015 hasta 2017. Sumar otro juez, o jueza, que simpatice con las agenda empresarial – dicen los abogados del interés público que presentan sus argumentos ante la corte—hará más difícil para quienes defienden a los consumidores y trabajadores lograr una votación a su favor o estrechar el alcance de los decisiones pro-empresa.
“Con una corte 5-4 hay más equilibrio porque la solución de muchos temas depende de un solo voto. Eso es menos probable con una corte 6-3”, dice el profesor Deepak Gupta, abogado y fundador de Gupta Wessler.
“Normalmente las nominaciones a la Corte Suprema son un deporte sangriento. Esto va a ser apocalíptico, hay mucho en juego en esta nominación”, dice Jonathan Turley, profesor de derecho constitucional en la Universidad George Washington.
Trump anunció este lunes que nominará a su candidata para la Corte Suprema de Justicia entre este viernes y sábado. Presiona para consolidar una mayoría republicana de 6 a 3 en la Corte antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Dijo también que anunciará su decisión justo después del funeral de Ginsburg y que el Senado , que es la cámara encargada de confirmar o rechazar mediante votación a quien sea nominado del presidente, deberá pronunciarse antes de los comicios.
El último deseo expreso de Ruth Bader Ginsburg, nominada por Bill Clinton hace 27 años, fue que no se la reemplace hasta que se haya elegido un nuevo presidente