Un extenso informe presentado en el congreso sostiene que los gastos en ambos conflictos resultan 99% superiores a los declarados por el poder ejecutivo. Esto sale a luz justamente mientras la situación interna empeora en Pakistán. Como teme el analista estratégico George Friedman, “si Islamabad o Baluchistán pasan a manos de un régimen islámico, Afganistán se habrá perdido”.
Los números parlamentarios van más allá. “Los costos ocultos, tales como atención de heridos, efectos de la guerra iraquí sobre el precio de crudos, pueden elevar hasta US$ 3,5 billones la factura de ambas guerras”. En este punto, la hipótesis es poco realista, pues se cifra en 2017. Para entonces, es poco probable que Estados Unidos sea una potencia en condiciones de emprender guerras remotas.
Se trata de un trabajo de veinticinco carillas, preparado por la comisión económica bicameral. “Los abrumadores costos bélicos pesarán sobre el presupuesto federal, la economía física y los contribuyentes”, afirma el senador Charles Schumer (demócrata, Nueva York). “Llevará muchos años recobrarse de los daños ocasionados por las fallidas estrategia de Bush y su mentor, el vicepresidente Cheney”.
Algunos republicanos se aferran al discurso oficial: “La guerra será costosa, pero nos habrá cubierto de ataques terroristas en casa”, insiste el senador oficialista Mitchell McConnell. “Esa comisión es partidista y no consultó con nosotros”, señaló Dana Perino, portavoz presidencial y una de los pocas sobrevivientes en el entorno de Bush.
Un extenso informe presentado en el congreso sostiene que los gastos en ambos conflictos resultan 99% superiores a los declarados por el poder ejecutivo. Esto sale a luz justamente mientras la situación interna empeora en Pakistán. Como teme el analista estratégico George Friedman, “si Islamabad o Baluchistán pasan a manos de un régimen islámico, Afganistán se habrá perdido”.
Los números parlamentarios van más allá. “Los costos ocultos, tales como atención de heridos, efectos de la guerra iraquí sobre el precio de crudos, pueden elevar hasta US$ 3,5 billones la factura de ambas guerras”. En este punto, la hipótesis es poco realista, pues se cifra en 2017. Para entonces, es poco probable que Estados Unidos sea una potencia en condiciones de emprender guerras remotas.
Se trata de un trabajo de veinticinco carillas, preparado por la comisión económica bicameral. “Los abrumadores costos bélicos pesarán sobre el presupuesto federal, la economía física y los contribuyentes”, afirma el senador Charles Schumer (demócrata, Nueva York). “Llevará muchos años recobrarse de los daños ocasionados por las fallidas estrategia de Bush y su mentor, el vicepresidente Cheney”.
Algunos republicanos se aferran al discurso oficial: “La guerra será costosa, pero nos habrá cubierto de ataques terroristas en casa”, insiste el senador oficialista Mitchell McConnell. “Esa comisión es partidista y no consultó con nosotros”, señaló Dana Perino, portavoz presidencial y una de los pocas sobrevivientes en el entorno de Bush.