Declarado culpable, a Jodorkovsky le dictan nueve años de prisión

Siguiendo órdenes de Vladyímir Putin, la justicia rusa le da nueva años al fundador y ex presidente de Yukos –virtualmente extinta- por fraude fiscal agravado. El magnate se halla entre rejas ya desde hace casi año y medio.

1 junio, 2005

Por supuesto, la defensa, medios bursátiles y financieros occidentales, más varias petroleras internacionales califican el proceso y la sentencia como “una farsa torpe” (términos empleados por el “Financial Times”, el sueco “Dagens nyheter” y el germano “Frankfurter Allgemeine”). En cuanto a otros carego, asoaición ilínicta, ñplarece haberse diluido vía la condena de Platon Lebyédyev, socio de Jodorkovsky.

El ex directuvo estaba entre los grandes empresarios que se oponían a las ambiciones hegemónicas del “tsar” Putin, antiguo jefe de la KGB e integrante de la poderosa burocracia soviética (la “nomyenklatura”). Por su parte, el hoy condenado y sus amigos también provenián de ese estrato y virtualmente saquearon las arcas soviéticas –partido inclusive- y se levantaron con más de US$ 10.000 millones. Parte del dinero se lavó vía partidos comunistas en varios países europeos y latinoamericanos, con ayuda de La Habana (que sigue repartiendo subsidios a dirigentes, intelectuales y comunicadores).

Por supuesto, el mejor negocio de los oligarcas consistió en comprar por monedas grandes empresas soviéticas en sectores básicos (petróleo, gas, siderurgia, plástico, transportes). Pero Putin fue más astuto: comprendiendo la mentalidad rusa, advirtió que –desde Pedro I y Catalina II- el verdadero poder es político. Ni siquiera los militares, aun después de vencer a los alemanes, podían pasar por encima del partido, como demuestra el caso del mariscal Gyorghi Dshukov.

La ofensiva del Kremlin contra Yukos se apoyó en reclamos impositivos sin mucho sustento contable. Entre 2002 y 2004, por ejemplo, la deuda en mora fue pasando de US$ 2.800 a 27.000 millones. Al ser detenido en 2003, se congelaron los activos de la empresa y, trece meses después, Yuganskñeftyegaz, división operativa de Yukos, fue estatizada en una maniobra escandalosa (US$ 9.300 millones).

Ahora bien ¿cómo Jodorkovsky no se la vio venir, conociendo el paño? Experiencia política tenía: en los 80 era dirigente de la juventud comunista (Konsomol). En 1999, ya creaba la banca Myenatyep y, hacia 2002, era el hombre más rico del país. Su fortuna personal, de origen poco claro, sumaba US$ 15.000 millones. En 1996 hace un excelente megocio financiando la campaña de Borís Yeltsin. Como premio, obtiene Yukos por apenas US$ 350 millones, aunque –según analistas británicos- ese activo representase no menos de 2.500 millones. Años más tarde y contra el consejo de Yeltsin, forma un frente de oligarcas para oponerse al asecsno de Putin. Fue el peor error de su vida.

Otros oligarcas enemigos de Putin fueron más astutos y volaron a tiempo. Por ejemplo, Borús Byeryezovsky, en su momento más poderoso de Jodoskovsky y eminencia gris de Yeltsyn. A poco de asumir el actual presidente, se marcó al exterior, donde vive de su fortuna, tan grande como turbia. A su vez, Vladyímir Gusyinsky, el primer magnate que de apoder´po de mesia, fue obligados al exilio y su imperio forma hoy parte del aparato de opinión controlado desde Moscú. Quien lo maneja, el millonario minero Vladyímir Potanin, es dueño de “Izvyéstiya” y, tras pactar con Putin, hace oficialismo.

Por supuesto, la defensa, medios bursátiles y financieros occidentales, más varias petroleras internacionales califican el proceso y la sentencia como “una farsa torpe” (términos empleados por el “Financial Times”, el sueco “Dagens nyheter” y el germano “Frankfurter Allgemeine”). En cuanto a otros carego, asoaición ilínicta, ñplarece haberse diluido vía la condena de Platon Lebyédyev, socio de Jodorkovsky.

El ex directuvo estaba entre los grandes empresarios que se oponían a las ambiciones hegemónicas del “tsar” Putin, antiguo jefe de la KGB e integrante de la poderosa burocracia soviética (la “nomyenklatura”). Por su parte, el hoy condenado y sus amigos también provenián de ese estrato y virtualmente saquearon las arcas soviéticas –partido inclusive- y se levantaron con más de US$ 10.000 millones. Parte del dinero se lavó vía partidos comunistas en varios países europeos y latinoamericanos, con ayuda de La Habana (que sigue repartiendo subsidios a dirigentes, intelectuales y comunicadores).

Por supuesto, el mejor negocio de los oligarcas consistió en comprar por monedas grandes empresas soviéticas en sectores básicos (petróleo, gas, siderurgia, plástico, transportes). Pero Putin fue más astuto: comprendiendo la mentalidad rusa, advirtió que –desde Pedro I y Catalina II- el verdadero poder es político. Ni siquiera los militares, aun después de vencer a los alemanes, podían pasar por encima del partido, como demuestra el caso del mariscal Gyorghi Dshukov.

La ofensiva del Kremlin contra Yukos se apoyó en reclamos impositivos sin mucho sustento contable. Entre 2002 y 2004, por ejemplo, la deuda en mora fue pasando de US$ 2.800 a 27.000 millones. Al ser detenido en 2003, se congelaron los activos de la empresa y, trece meses después, Yuganskñeftyegaz, división operativa de Yukos, fue estatizada en una maniobra escandalosa (US$ 9.300 millones).

Ahora bien ¿cómo Jodorkovsky no se la vio venir, conociendo el paño? Experiencia política tenía: en los 80 era dirigente de la juventud comunista (Konsomol). En 1999, ya creaba la banca Myenatyep y, hacia 2002, era el hombre más rico del país. Su fortuna personal, de origen poco claro, sumaba US$ 15.000 millones. En 1996 hace un excelente megocio financiando la campaña de Borís Yeltsin. Como premio, obtiene Yukos por apenas US$ 350 millones, aunque –según analistas británicos- ese activo representase no menos de 2.500 millones. Años más tarde y contra el consejo de Yeltsin, forma un frente de oligarcas para oponerse al asecsno de Putin. Fue el peor error de su vida.

Otros oligarcas enemigos de Putin fueron más astutos y volaron a tiempo. Por ejemplo, Borús Byeryezovsky, en su momento más poderoso de Jodoskovsky y eminencia gris de Yeltsyn. A poco de asumir el actual presidente, se marcó al exterior, donde vive de su fortuna, tan grande como turbia. A su vez, Vladyímir Gusyinsky, el primer magnate que de apoder´po de mesia, fue obligados al exilio y su imperio forma hoy parte del aparato de opinión controlado desde Moscú. Quien lo maneja, el millonario minero Vladyímir Potanin, es dueño de “Izvyéstiya” y, tras pactar con Putin, hace oficialismo.

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