El gobierno se prepara para enfrentar una semana conflictiva en el campo sindical. Se inicia hoy, con paros de dos horas en los bancos Nación y Central, en protesta por la reducción de sus salarios. El jueves, debido a lo programado por la Unión del Personal Civil de la Nación y otros gremios estatales de menor gravitación, la actividad cesará durante tres horas.
El impacto más fuerte que deberá asimilar será, por cierto, el paro general decretado para el viernes por la CGT disidente, seguida por la central de Azopardo y la CTA.El Presidente de la Rúa criticó la medida que, a su entender, pone trabas a la recuperación del país precisamente cuando algunos indicadores señalan la posibilidad de superar la crisis recesiva en el corto plazo.
También el jefe del Gabinete, Rodolfo Terragno, hombre que no vaciló en expresar su disconformidad con la línea política impuesta por el Fondo Monetario Internacional, coincidió totalmente con el primer mandatario. Calificó al paro de inconducente y dejó en claro que la reiteración de medidas de ese tipo no sirven siquiera a los trabajadores representados por los dirigentes que encabezan la protesta.
Otra voz que se levantó desde el poder político fue la del ministro de Educación. Juan Llach llamó a la reflexión a los docentes, exhortándolos a modificar su táctica de lucha, si la consideraran necesaria. En lugar de paralizar su labor, sugirió que adoptaran medidas imaginativas, como trabajar más horas ( “a la japonesa” ) o haciendo una marcha, sin afectar el derecho de sus alumnos a aprender.
Mientras tanto, Rodolfo Daer, desde su despacho de la CGT, anunció la próxima emisión de un documento en el cual esa central, dará a conocer su opinión sobre la situación socioeconómica del país.
Desde otra acera, el cuestionado Hugo Moyano, quien recibió toda la artillería oficial por su llamado a la desobediencia en materia fiscal, se defendió. Tras sostener que el paro tendría una categórica adhesión popular, recordó los calificativos de “anarquista” y “golpista” con que fue censurado; agregó que nadie hizo comentario alguno acerca de su afirmación de que en la Argentina mueren 55 niños por día por falta de adecuada alimentación.
Desde la Casa Rosada se presta atención a la extendida táctica de grupos disconformes que apelan al corte de las rutas, algunas de particular valor como vías de comunicación internas e internacionales. Entre ellas se señala la ruta 38, en Tucumán, por cañeros que reclaman un crédito de $ 30 millones para financiar la zafra; la ruta 39, en Entre Ríos, que une Basavilbaso con Paraná, por empleados comunales de esta ciudad; y la ruta 22, en el puente que une Centenario con Cinco Saltos.
Desde Ginebra, el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, quien preside la asamblea general de la OIT, hizo declaraciones que recogió el periodismo. Convocó a la comprensión de los empresarios para poner un límite al afán de lucro y a los sindicalistas, para que entiendan que los viejos esquemas de lucha no se ajustan a la realidad y que deben ser substituidos por un espíritu de cooperación y solidaridad.
El gobierno se prepara para enfrentar una semana conflictiva en el campo sindical. Se inicia hoy, con paros de dos horas en los bancos Nación y Central, en protesta por la reducción de sus salarios. El jueves, debido a lo programado por la Unión del Personal Civil de la Nación y otros gremios estatales de menor gravitación, la actividad cesará durante tres horas.
El impacto más fuerte que deberá asimilar será, por cierto, el paro general decretado para el viernes por la CGT disidente, seguida por la central de Azopardo y la CTA.El Presidente de la Rúa criticó la medida que, a su entender, pone trabas a la recuperación del país precisamente cuando algunos indicadores señalan la posibilidad de superar la crisis recesiva en el corto plazo.
También el jefe del Gabinete, Rodolfo Terragno, hombre que no vaciló en expresar su disconformidad con la línea política impuesta por el Fondo Monetario Internacional, coincidió totalmente con el primer mandatario. Calificó al paro de inconducente y dejó en claro que la reiteración de medidas de ese tipo no sirven siquiera a los trabajadores representados por los dirigentes que encabezan la protesta.
Otra voz que se levantó desde el poder político fue la del ministro de Educación. Juan Llach llamó a la reflexión a los docentes, exhortándolos a modificar su táctica de lucha, si la consideraran necesaria. En lugar de paralizar su labor, sugirió que adoptaran medidas imaginativas, como trabajar más horas ( “a la japonesa” ) o haciendo una marcha, sin afectar el derecho de sus alumnos a aprender.
Mientras tanto, Rodolfo Daer, desde su despacho de la CGT, anunció la próxima emisión de un documento en el cual esa central, dará a conocer su opinión sobre la situación socioeconómica del país.
Desde otra acera, el cuestionado Hugo Moyano, quien recibió toda la artillería oficial por su llamado a la desobediencia en materia fiscal, se defendió. Tras sostener que el paro tendría una categórica adhesión popular, recordó los calificativos de “anarquista” y “golpista” con que fue censurado; agregó que nadie hizo comentario alguno acerca de su afirmación de que en la Argentina mueren 55 niños por día por falta de adecuada alimentación.
Desde la Casa Rosada se presta atención a la extendida táctica de grupos disconformes que apelan al corte de las rutas, algunas de particular valor como vías de comunicación internas e internacionales. Entre ellas se señala la ruta 38, en Tucumán, por cañeros que reclaman un crédito de $ 30 millones para financiar la zafra; la ruta 39, en Entre Ríos, que une Basavilbaso con Paraná, por empleados comunales de esta ciudad; y la ruta 22, en el puente que une Centenario con Cinco Saltos.
Desde Ginebra, el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, quien preside la asamblea general de la OIT, hizo declaraciones que recogió el periodismo. Convocó a la comprensión de los empresarios para poner un límite al afán de lucro y a los sindicalistas, para que entiendan que los viejos esquemas de lucha no se ajustan a la realidad y que deben ser substituidos por un espíritu de cooperación y solidaridad.