Los ministros de Energía y Petróleo de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) inauguraron hoy (domingo 10) la CXI conferencia, en la que los miembros debían decidir si aumentarían, o no, la producción total de crudo para moderar los altos precios de los combustibles.
Sin embargo, habrá que esperar al lunes para conocer la decisión, ya que los miembros decidieron levantar la cumbre a última hora después de recibir las invitaciones para la cena de gala organizada, en honor de la OPEP, por el alcalde de Viena.
Hasta hoy (domingo 10) se decía que la intención del organismo era lograr también una reducción en los impuestos que se cobran a la venta de combustibles en los países consumidores.
De concretarse, la iniciativa de los productores podría generar un aumento sustancial en la oferta mundial de petróleo, y como contrapartida, la reducción de los precios.
Las empresas expendedoras de naftas en la Argentina, donde el precio de los combustibles no está sujeto a ninguna regulación, suelen argumentar que sus precios se alinean de acuerdo a los precios internacionales, de modo que una rebaja a nivel internacional debería sentirse notablemente en los precios argentinos.
Antes del inicio de la CXI conferencia, varios delegados adelantaron que en las consultas los ministros alcanzaron un acuerdo previo, según el cual el incremento sería de unos 800.000 barriles diarios y elevaría la producción total del cártel petrolero (excepto Irak) a unos 26,2 millones de barriles diarios a partir del próximo primero de octubre.
Parte del giro tomado por los delegados responde a las fuertes presiones de la comunidad Europea, quien se manifestó afectada seriamente por el aumento sostenido del crudo.
Para países como Francia, por ejemplo, que el precio del barril de petróleo se mantenga dentro de la franja de entre US$ 20 y US$ 25, “sería algo razonable”, aunque en virtud del tope de US$ 35, alcanzado la semana pasada, a nadie sorprendería que los US$ 28 que propone la OPEP, sean aceptados como prueba de buena voluntad en las negociaciones.
Los ministros de Energía y Petróleo de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) inauguraron hoy (domingo 10) la CXI conferencia, en la que los miembros debían decidir si aumentarían, o no, la producción total de crudo para moderar los altos precios de los combustibles.
Sin embargo, habrá que esperar al lunes para conocer la decisión, ya que los miembros decidieron levantar la cumbre a última hora después de recibir las invitaciones para la cena de gala organizada, en honor de la OPEP, por el alcalde de Viena.
Hasta hoy (domingo 10) se decía que la intención del organismo era lograr también una reducción en los impuestos que se cobran a la venta de combustibles en los países consumidores.
De concretarse, la iniciativa de los productores podría generar un aumento sustancial en la oferta mundial de petróleo, y como contrapartida, la reducción de los precios.
Las empresas expendedoras de naftas en la Argentina, donde el precio de los combustibles no está sujeto a ninguna regulación, suelen argumentar que sus precios se alinean de acuerdo a los precios internacionales, de modo que una rebaja a nivel internacional debería sentirse notablemente en los precios argentinos.
Antes del inicio de la CXI conferencia, varios delegados adelantaron que en las consultas los ministros alcanzaron un acuerdo previo, según el cual el incremento sería de unos 800.000 barriles diarios y elevaría la producción total del cártel petrolero (excepto Irak) a unos 26,2 millones de barriles diarios a partir del próximo primero de octubre.
Parte del giro tomado por los delegados responde a las fuertes presiones de la comunidad Europea, quien se manifestó afectada seriamente por el aumento sostenido del crudo.
Para países como Francia, por ejemplo, que el precio del barril de petróleo se mantenga dentro de la franja de entre US$ 20 y US$ 25, “sería algo razonable”, aunque en virtud del tope de US$ 35, alcanzado la semana pasada, a nadie sorprendería que los US$ 28 que propone la OPEP, sean aceptados como prueba de buena voluntad en las negociaciones.