En efecto, muchos científicos se han puesto a leer con detenimiento la nueva directiva de la Nasa, Nasa Policy Directive 8020, 7G. La directiva tiene por objetivo codificar los términos de la “etiqueta” ( o sea, lo que está bien y lo que está mal) para los viajes extraterrestres. La intención es doble. Por un lado prevenir que los terrícolas contaminen cuerpos celestes (un proceso que se denomina contaminación hacia afuera) y por el otro, más importante, proteger a la biosfera terrestre de la introducción de microbios alienígenas(o contaminación hacia adentro).
La posibilidad de que haya vida en otra parte del sistema solar, algo que se hizo más fuerte cuando el el cohete de la Nasa Mars Reconnaissance Orbiter recogió imágenes que muestran señales de la existencia de agua o algo parecido en el planeta rojo, plantea una cantidad de problemas nuevos,
Los astrobiólogos que estudian los orígenes de la vida en el universo están conmocionados. Su teoría es que hay que “seguir el agua” porque toda forma de vida necesita del agua para sobrevivir.
Hay organismos que sobreviven en ambientes extremos, microbios que viven, por ejemplo, en cristales de sal y absorben la humedad de la atmósfera.
La obligación las agencias espaciales de prevenir la contaminación de la tierra y otros planetas ya fue explicitada en el Tratado de Naciones Unidas sobre el Espacio Exterior de 1967. A principios de este año los astrobiólogos plantearon preocupaciones sobre la posibilidad de que ultra sensibles instrumentos espaciales y sus sistemas electrónicos ahora son fabricados con materiales demasiado delicados como para soportar la esterilización por calor. Son, por lo tanto, seguros para las naves que orbitan la tierra y no aterrizan en ninguna parte, pero son un peligro para misiones coo la misión de la Nasa Marte 2020, que proyecta “aterrizar” en el Planetas Rojo después de 2020.
