O firma aceptando los términos del ya firmado acuerdo entre Estados Unidos y México o será tratado como ” un verdadero outsider” a quien se le aplicarán los aranceles punitorios sobre los autos.
Algunos expertos en comercio exterior quieren creer que esta posición de “tómalo o déjalo” es puro teatro político tendiente a presionar a Canadá para que acepte. Otros, sin embargo, comienzan a cuestionarse si el presidente tiene autoridad legal para seguir adelante con un acuerdo que no incluya a Canadá. Y aunque la tenga, dudan de que el Congreso acepte un acuerdo que deje afuera al socio comercial más grande que tiene Estados Unidos.
El Congreso ha dado a Trump la autoridad para una renegociación fast-track del NAFTA. Esa autoridad era para un acuerdo trilateral de los tres socios del NAFTA, no un pacto bilateral entre sólo dos de ellos.
Por eso son muchos en el congreso que no están dispuestos a avalar el tratado firmado con México alegando que el presidente no tiene autoridad para eso.
La opinión general en Canadá es que no hay por qué vender la granja para conseguir un tratado mejor.
El Primer Prime Minister Justin Trudeau está dando señales de que Canadá no se va a apresurar a firmar un mal acuerdo para cumplir con el plazo fijado por Donald Trump para preservar el North American Free Trade Agreement, Nafta.
“Admitimos que hay una posibilidad de llegar para el viernes, pero es solo una posibilidad porque dependerá de si lo que se logra es un buen acuerdo para Canadá y un buen acuerdo para los canadienses”, dijo Trudeau el miércoles en una localidad al norte de la provincia de Ontario. “Desde el principio he dicho que mejor que un mal Nafta es ningún fanta. Vamos a mantenernos firmas en ese principio porque los canadienses experan que les hagamos frente”.