Cuatro vías para reinsertar al país

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 Un estudio elaborado por CIPPEC sobre la evolución de la economía mundial plantea la necesidad de la Argentina de generar una estrategia de largo plazo para incrementar su superávit comercial. Para esto debe tomar cuatro medidas que, sostenidas en el tiempo, pueden marcar un rumbo de crecimiento para el país. 

El proceso de globalización atraviesa un momento crítico y la tendencia a la reaparición de diferentes formas de proteccionismo en muchas regiones del mundo. Esto representa un desafío para un país como el nuestro, que debe incrementar su superávit comercial para rebalancear sus cuentas externas y garantizar su sostenibildad futura.

Así lo asegura un documento elaborado por CIPPEC llamado “Argentina y la evolución de la economía mundial: el objetivo de reinsertarnos en el mundo enfrenta vientos de frente por el retroceso de la globalización”, escrito por Guillermo Rozenwurcel, investigador principal del Ãrea de Desarrollo Económico de CIPPEC.

Según el informe, “la generación de divisas deberá provenir centralmente de un incremento sostenido de nuestras exportaciones. La Inversión Externa Directa puede contribuir complementariamente a esa fuente de generación de divisas pero no puede sustituirla”. Sin embargo, el contexto internacional complica la tarea. “Las condiciones actuales de la globalización por cierto dificultan severamente ese objetivo, tanto por la retracción del comercio internacional como por la incertidumbre que hace muy difícil calcular la rentabilidad esperada de las inversiones. Por ello, nuestra reinserción a la economía mundial debe planearse y graduarse cuidadosamente, recurriendo al endeudamiento sólo como puente temporal al nuevo sendero de equilibrio externo”, asegura Rozenwurcel.

En este sentido, el documento propone cuatro caminos para lograr la reinserción internacional de Argentina.

1. Atender las necesidades de los sectores productivos “sensibles”, procediendo a una exposición gradual de esas actividades a la competencia internacional, que asegure el tiempo requerido para su reconversión productiva y para la reasignación de recursos que eventualmente pueden volverse redundantes en esos sectores.

2. Poner el foco y el esfuerzo de la diplomacia política y económica en Brasil, el Mercosur y más en general América Latina como un destino central de nuestras exportaciones, en particular de las de manufacturas industriales.

3. Diseñar y comenzar a implementar una estrategia de desarrollo productivo que tenga como objetivo agregar valor a nuestra producción de commodities y permita diversificar nuestra oferta exportable de bienes y servicios transables.

4. Encauzar la relación con China en un sendero mutuamente provechoso. China es nuestro principal socio comercial y con este país tenemos actualmente un déficit de 7 mil millones de dólares, muy superior al que tenemos con cualquier otro país.

La economía mundial no se recuperó de la crisis del 2008. Evitó el colapso financiero pero entró en una dinámica caracterizada por un crecimiento raquítico, donde el modesto repunte de Estados Unidos y el algo más sano desempeño doméstico de Alemania (que por contrapartida contribuye a mantener deprimida al resto de Europa) no alcanzan a reavivar la economía mundial, a punto tal que economistas del prestigio de L. Summers, P. Krugman o J. Stiglitz entre otros, ya hablan de una nueva normalidad donde se vislumbra un proceso global de estancamiento secular (secular stagnation) La locomotora china también viene desacelerándose fuerte por el enfriamiento de la economía mundial que frena sus exportaciones y las dificultades que enfrenta el “rebalanceo” de su economía, que no logra hacer despegar el consumo interno.

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