Crudos: el alza de precios ahora no promueve la explotación

En la última semana de abril, el petróleo rozó US$ 120 (tejano liviano) y 116,80 -Brent nórdico-, pero la sapiencia convencional sigue fallando. El aumento no reduce el consumo ni estimula la oferta. Salvo la brasileña, a mediano plazo.

30 abril, 2008

A los expertos les preocupa que ninguna de ambas cosas esté sucediendo. Por ejemplo, en Estados Unidos la nafta cuesta 93 centavos el litro (US$ 3,60 el galón) y podría alcanzar a más de US$ 1,04 el próximo trimestre. Por lo menos un consultor espera 1,08 el litro –en dólares constantes- hacia 2011/2.

Un motivo clave es el estancamiento en grandes productores, dentro o fuera de la Organización de Países Exportadores Petroleros (Opep). Esto involucra Saudiarabia, Rusia, Noriega, México, etc. A pesar del cartel –cuyo fin teórico es regular la oferta para sostener precios-, varios países actúan como operadores libres en el mercado y tienden a congelar la oferta en momentos de carestía.

Por otra parte, crecientes costos de cateo, exploración y perforación restringen las inversiones propias y ajenas, salvo donde el estado es activo en la materia (Brasil, Rusia, Venezuela, Saudiarabia, Irán). El grupo de exportadores “reticentes” no supera los 50 millones de barriles diarios en términos de crudo; esto es, 60% de la oferta mundial. “La teoría y la historia indican que un alza de precios debiera reducir demanda y promover producción. Hoy eso no ocurre”, admitía un reciente informe de la agencia internacional de energía y combustibles (AIEC).

En un contexto de oferta inflexible, la geopolítica empuja los precios hacia arriba. Así, los incrementos desde mediados de abril reflejan el cierre del poliducto Canadá-EE.UU., la guerra civil en Nigeria y a huelga en refinerías de Escocia. En un plano más amplio, países ajenos a la Opep han encabezado el crecimiento en los últimos treinta años, debido a grandes descubrimientos en bahía Prudhoe (Alaska) o los mares Norte y Caspio. Pero Alaska y el mar nórdico se agotan, mientras el liderazgo pasa al Ártico ruso, Brasil y, quizás, el Atlántico sudoccidental.

En cuanto al consumo global, este año aumentará a razón de 1.200.000 barriles diarios, lo cual sumará 87,2 millones de barriles. Gran parte de la demanda adicional proviene de China, India y el sudeste asiático. En occidente, los altos precios en realidad reducen el consumo de combustibles. Sin embargo, el total mundial habrá ascendido 35% entre 2008 y 2027, con las economías en desarrollo dominando sobre las centrales (Unión Europea, EE.UU., Japón).

Las perpectivas de oferta apuntan a una escasez sin precedentes. Los precios de crudos tejanos podía padsar de US$ 200 por barril, en moneda constante, hacia 2011/2. Esto se relaciona con un tema tabú para la Opep y las grandes petroleras:el agotamiento de reservas. Por de pronto, la producción noruega cede 25% desde el pico de 2001, la británica bajó 43% en ocho años y Alaska se contrajo 65% desde su máximo en 1989.

La Opep deberá extraer 60 millonens de b/d hacia 2030, contra 36 millones en 2007, sólo para acompañar el aumento de demanda. Esto será imposible. Por supuesto, Brasil acaba de descubrir tres enormes yacimientos submarinos, cuyos potenciales 33.000 millones de barriles lo ubican entre los diez primeros países. Pero desarrollarlos llevará algunos años. La AIEC estima que se precisarán unos US$ 5,4 billones de ahora a 2030 para que la oferta mundial acompañe la demanda, “de lo contrario, habrá una crisis de reservas y precios antes de 2015”. Obviamente, la única salida asequible remite a combustibles alternativos, opción que las petroleras tratan de ignorar.

A los expertos les preocupa que ninguna de ambas cosas esté sucediendo. Por ejemplo, en Estados Unidos la nafta cuesta 93 centavos el litro (US$ 3,60 el galón) y podría alcanzar a más de US$ 1,04 el próximo trimestre. Por lo menos un consultor espera 1,08 el litro –en dólares constantes- hacia 2011/2.

Un motivo clave es el estancamiento en grandes productores, dentro o fuera de la Organización de Países Exportadores Petroleros (Opep). Esto involucra Saudiarabia, Rusia, Noriega, México, etc. A pesar del cartel –cuyo fin teórico es regular la oferta para sostener precios-, varios países actúan como operadores libres en el mercado y tienden a congelar la oferta en momentos de carestía.

Por otra parte, crecientes costos de cateo, exploración y perforación restringen las inversiones propias y ajenas, salvo donde el estado es activo en la materia (Brasil, Rusia, Venezuela, Saudiarabia, Irán). El grupo de exportadores “reticentes” no supera los 50 millones de barriles diarios en términos de crudo; esto es, 60% de la oferta mundial. “La teoría y la historia indican que un alza de precios debiera reducir demanda y promover producción. Hoy eso no ocurre”, admitía un reciente informe de la agencia internacional de energía y combustibles (AIEC).

En un contexto de oferta inflexible, la geopolítica empuja los precios hacia arriba. Así, los incrementos desde mediados de abril reflejan el cierre del poliducto Canadá-EE.UU., la guerra civil en Nigeria y a huelga en refinerías de Escocia. En un plano más amplio, países ajenos a la Opep han encabezado el crecimiento en los últimos treinta años, debido a grandes descubrimientos en bahía Prudhoe (Alaska) o los mares Norte y Caspio. Pero Alaska y el mar nórdico se agotan, mientras el liderazgo pasa al Ártico ruso, Brasil y, quizás, el Atlántico sudoccidental.

En cuanto al consumo global, este año aumentará a razón de 1.200.000 barriles diarios, lo cual sumará 87,2 millones de barriles. Gran parte de la demanda adicional proviene de China, India y el sudeste asiático. En occidente, los altos precios en realidad reducen el consumo de combustibles. Sin embargo, el total mundial habrá ascendido 35% entre 2008 y 2027, con las economías en desarrollo dominando sobre las centrales (Unión Europea, EE.UU., Japón).

Las perpectivas de oferta apuntan a una escasez sin precedentes. Los precios de crudos tejanos podía padsar de US$ 200 por barril, en moneda constante, hacia 2011/2. Esto se relaciona con un tema tabú para la Opep y las grandes petroleras:el agotamiento de reservas. Por de pronto, la producción noruega cede 25% desde el pico de 2001, la británica bajó 43% en ocho años y Alaska se contrajo 65% desde su máximo en 1989.

La Opep deberá extraer 60 millonens de b/d hacia 2030, contra 36 millones en 2007, sólo para acompañar el aumento de demanda. Esto será imposible. Por supuesto, Brasil acaba de descubrir tres enormes yacimientos submarinos, cuyos potenciales 33.000 millones de barriles lo ubican entre los diez primeros países. Pero desarrollarlos llevará algunos años. La AIEC estima que se precisarán unos US$ 5,4 billones de ahora a 2030 para que la oferta mundial acompañe la demanda, “de lo contrario, habrá una crisis de reservas y precios antes de 2015”. Obviamente, la única salida asequible remite a combustibles alternativos, opción que las petroleras tratan de ignorar.

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