(EFE).- La violencia entre israelíes y palestinos se recrudeció hoy (lunes 16) en más de una veintena de localidades de Cisjordania y Gaza mientras sus respectivos líderes intentan alcanzar un acuerdo de alto el fuego en la cumbre de Sharm El Seij.
Dos muertos y más de 100 heridos, tres de ellos en estado crítico, es el trágico balance de una jornada de violencia que, según fuentes militares israelíes, sólo ha comenzado, “porque lo peor está por llegar esta noche”.
Los principales focos de violencia se registraron hoy en los alrededores del paso fronterizo de Rafah y en la ciudad cisjordana de Ramala, donde los disturbios degeneraron en intensos tiroteos durante varias horas.
En Rafah, un agente de la policía palestina fue abatido por soldados israelíes mientras intentaba hacer un agujero en la verja de seguridad que separa Egipto de la franja de Gaza, en un corredor que los acuerdos de Oslo describen como zona A, o sea bajo el exclusivo control de los israelíes.
Según fuentes palestinas, más de 80 manifestantes resultaron heridos en ese mismo lugar, aunque también en otros puntos de Gaza se registraron choques armados.
Los disturbios de hoy son los más graves que se producen en los últimos cuatro días, en los que parecía que la violencia iba mermando de cara a la cumbre en el balneario egipcio de Sharm El Seij.
Fuentes israelíes relacionaron este agravamiento de la situación a la intención de grupos radicales palestinos de provocar el descalabro final del proceso de paz, que el líder palestino Yaser Arafat y el primer ministro israelí, Ehud Barak, intentan sacar del estado clínico en el que se encuentra.
Pero parece que las intenciones del líder palestino no son las de una parte de su pueblo, que hoy le pidió que no haga concesiones a los israelíes después de que ayer le instaron a no asistir a la cumbre de Sharm El Seij.
“Defenderemos a nuestro pueblo con lo poco que tenemos en nuestras manos”, decía una declaración que manifestantes palestinos leyeron hoy en la ciudad cisjordana de Ramala, en un acto público organizado después del entierro de un joven de 30 años, que murió ayer de heridas sufridas hace varios días.
En la declaración, los participantes también hicieron un llamamiento a Arafat para que no ceda ante Barak ni ante las presiones del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Los manifestantes se dirigieron después a un cruce cercano bajo control israelí, donde, en lo que ya parece un ritual, las pedradas se convirtieron rápidamente en un intenso tiroteo, en este caso afortunadamente sin víctimas.
También en la ciudad cisjordana de Naplusa se registraron graves disturbios, en el que resultaron heridos otros ocho palestinos, dos de ellos en estado crítico.
En Belén, un adolescente de 14 años murió por impacto de bala en la cabeza, dentro de otro choque armado entre palestinos y soldados israelíes cerca de la tumba de Raquel.
Graves brotes de violencia también tuvieron lugar en las ciudades cisjordanas de Hebrón y Jericó, así como cerca del cruce Ayosh, al norte de Ramala.
Según los observadores, el gran número de víctimas y el sitio que Israel ha impuesto a las principales ciudades de Cisjordania ha creado un profundo resentimiento hacia el proceso de paz entre los palestinos.
Los choques armados y el estado de emergencia que vive la región han dejado desempleados a decenas de miles de palestinos, lo que sumado a la presencia de miles de soldados y colonos israelíes cerca de sus casas, convierte la situación actual en un excelente caldo de cultivo para el integrismo religioso en ambos bandos.
Desde que se iniciaron los enfrentamientos hace más de dos semanas, han muerto más de un centenar de palestinos y ocho israelíes, mientras que más de dos mil palestinos han resultado heridos de distinta consideración.
(EFE).- La violencia entre israelíes y palestinos se recrudeció hoy (lunes 16) en más de una veintena de localidades de Cisjordania y Gaza mientras sus respectivos líderes intentan alcanzar un acuerdo de alto el fuego en la cumbre de Sharm El Seij.
Dos muertos y más de 100 heridos, tres de ellos en estado crítico, es el trágico balance de una jornada de violencia que, según fuentes militares israelíes, sólo ha comenzado, “porque lo peor está por llegar esta noche”.
Los principales focos de violencia se registraron hoy en los alrededores del paso fronterizo de Rafah y en la ciudad cisjordana de Ramala, donde los disturbios degeneraron en intensos tiroteos durante varias horas.
En Rafah, un agente de la policía palestina fue abatido por soldados israelíes mientras intentaba hacer un agujero en la verja de seguridad que separa Egipto de la franja de Gaza, en un corredor que los acuerdos de Oslo describen como zona A, o sea bajo el exclusivo control de los israelíes.
Según fuentes palestinas, más de 80 manifestantes resultaron heridos en ese mismo lugar, aunque también en otros puntos de Gaza se registraron choques armados.
Los disturbios de hoy son los más graves que se producen en los últimos cuatro días, en los que parecía que la violencia iba mermando de cara a la cumbre en el balneario egipcio de Sharm El Seij.
Fuentes israelíes relacionaron este agravamiento de la situación a la intención de grupos radicales palestinos de provocar el descalabro final del proceso de paz, que el líder palestino Yaser Arafat y el primer ministro israelí, Ehud Barak, intentan sacar del estado clínico en el que se encuentra.
Pero parece que las intenciones del líder palestino no son las de una parte de su pueblo, que hoy le pidió que no haga concesiones a los israelíes después de que ayer le instaron a no asistir a la cumbre de Sharm El Seij.
“Defenderemos a nuestro pueblo con lo poco que tenemos en nuestras manos”, decía una declaración que manifestantes palestinos leyeron hoy en la ciudad cisjordana de Ramala, en un acto público organizado después del entierro de un joven de 30 años, que murió ayer de heridas sufridas hace varios días.
En la declaración, los participantes también hicieron un llamamiento a Arafat para que no ceda ante Barak ni ante las presiones del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Los manifestantes se dirigieron después a un cruce cercano bajo control israelí, donde, en lo que ya parece un ritual, las pedradas se convirtieron rápidamente en un intenso tiroteo, en este caso afortunadamente sin víctimas.
También en la ciudad cisjordana de Naplusa se registraron graves disturbios, en el que resultaron heridos otros ocho palestinos, dos de ellos en estado crítico.
En Belén, un adolescente de 14 años murió por impacto de bala en la cabeza, dentro de otro choque armado entre palestinos y soldados israelíes cerca de la tumba de Raquel.
Graves brotes de violencia también tuvieron lugar en las ciudades cisjordanas de Hebrón y Jericó, así como cerca del cruce Ayosh, al norte de Ramala.
Según los observadores, el gran número de víctimas y el sitio que Israel ha impuesto a las principales ciudades de Cisjordania ha creado un profundo resentimiento hacia el proceso de paz entre los palestinos.
Los choques armados y el estado de emergencia que vive la región han dejado desempleados a decenas de miles de palestinos, lo que sumado a la presencia de miles de soldados y colonos israelíes cerca de sus casas, convierte la situación actual en un excelente caldo de cultivo para el integrismo religioso en ambos bandos.
Desde que se iniciaron los enfrentamientos hace más de dos semanas, han muerto más de un centenar de palestinos y ocho israelíes, mientras que más de dos mil palestinos han resultado heridos de distinta consideración.