Continúan las negociaciones con la ONU
El mayor deudor del organismo es Estados Unidos, quien presiona para cambiar la forma de pago de todos los países, así como recortar su propia contribución.
(EFE).- Las negociaciones para instaurar un nuevo sistema de contribuciones a la ONU continuaban sin interrupción el sábado (23 de diciembre), una vez aceptado el principio de recortar la cuota de Estados Unidos.
Las delegaciones pasaron el viernes una tercera noche en vela para intentar llegar a un acuerdo que cambiaría el sistema de cuotas que ha estado vigente en los últimos 27 años.
El calendario exacto para la entrada en vigor ha sido uno de los puntos conflictivos y, aunque parece resuelto, ha surgido un nuevo obstáculo por la negativa de Corea del Sur a pagar la totalidad de su aportación a las operaciones de paz sin beneficiarse de descuentos.
Las cuotas de cada país son fijadas mediante un cálculo muy complejo que tiene en cuenta el Producto Nacional Bruto, los tipos de cambio, el peso de la deuda y el ingreso per cápita, aunque también se hacen ajustes para evitar, por ejemplo, que los cambios monetarios distorsionen la situación de una nación.
Muchos países deseaban cambiar el sistema de cuotas para reflejar los significativos cambios económicos de cada Estado, pero además estaba la imposición de Estados Unidos, que es el más rico y también el que debe más dinero a la ONU, de recortar su aportación.
La contribución de cada Estado se basa en su capacidad de pago pero, a partir de 2001, Estados unidos será la excepción a la regla, ya que ha obligado a los otros 188 Estados a aceptar una reducción de su cuota al presupuesto regular de 25 a 22%.
Eso obliga a los demás a incrementar la suya y Corea del Sur, que actualmente paga 1,006% del presupuesto (US$ 10,5 millones anuales), es uno de los más afectados, ya que su parte aumenta en 85%.
Según fuentes diplomáticas, la delegación surcoreana había aceptado no beneficiarse de deducciones a la hora de calcular su contribución al presupuesto de mantenimiento de la paz, lo que significaba pagar un porcentaje similar al del presupuesto regular.
Cuando parecía estar al alcance de la mano un acuerdo definitivo, la delegación anunció que no podría cumplir el compromiso, lo que ha abierto una crisis para determinar quién paga la diferencia.
El peso parece recaer en el Reino Unido, que se niega a pagar más, puesto que su factura ya ha aumentado considerablemente por el cambio del sistema.
Se ignora cuando terminarán las negociaciones, que teóricamente debían haber concluido el viernes, y cuanto tiempo puede llevar, pero la mayoría se opone a una suspensión porque teme que aparezcan otras grietas si disminuye la presión, ya que muchos compromisos se lograron con grandes concesiones.
Las negociaciones se desarrollan en la Comisión de Finanzas y, lo que éste organismo acuerde, debe ser aprobado por la Asamblea General, aunque se trata de un paso formal que no llevaría más tiempo que el necesario para preparar los documentos.
El convenio para bajar la cuota de Estados Unidos fue posible tras una oferta del millonario Ted Turner, que puso sobre la mesa US$ 34 millones para cubrir en 2001 lo que su país dejaría de pagar.
El éxito de la negociación pondría fin a un largo conflicto entre la ONU y Estados Unidos, cuyo Congreso decidió reducir unilateralmente la contribución estadounidense de 25 a 22% en el presupuesto ordinario, y de 30 a 25% en las operaciones de paz, aunque según lo pactado se mantendrá en 27%.
Estados Unidos es el mayor deudor de la ONU, con atrasos en el pago de sus contribuciones superior a los US$ 1.300 millones.
La decisión del Congreso creó discrepancias sobre lo que debe el país del norte, pero además condicionó el pago de la deuda a la reducción de su cuota.
Se ignora lo que pasará con la nueva administración.
El embajador estadounidense ante la ONU, Richard Holbrooke, informó el viernes que ha explicado la situación al próximo secretario de Estado, Colin Powell, pero el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoce que es un asunto que no depende sólo del Gobierno, y que el Congreso puede tener la última palabra.
(EFE).- Las negociaciones para instaurar un nuevo sistema de contribuciones a la ONU continuaban sin interrupción el sábado (23 de diciembre), una vez aceptado el principio de recortar la cuota de Estados Unidos.
Las delegaciones pasaron el viernes una tercera noche en vela para intentar llegar a un acuerdo que cambiaría el sistema de cuotas que ha estado vigente en los últimos 27 años.
El calendario exacto para la entrada en vigor ha sido uno de los puntos conflictivos y, aunque parece resuelto, ha surgido un nuevo obstáculo por la negativa de Corea del Sur a pagar la totalidad de su aportación a las operaciones de paz sin beneficiarse de descuentos.
Las cuotas de cada país son fijadas mediante un cálculo muy complejo que tiene en cuenta el Producto Nacional Bruto, los tipos de cambio, el peso de la deuda y el ingreso per cápita, aunque también se hacen ajustes para evitar, por ejemplo, que los cambios monetarios distorsionen la situación de una nación.
Muchos países deseaban cambiar el sistema de cuotas para reflejar los significativos cambios económicos de cada Estado, pero además estaba la imposición de Estados Unidos, que es el más rico y también el que debe más dinero a la ONU, de recortar su aportación.
La contribución de cada Estado se basa en su capacidad de pago pero, a partir de 2001, Estados unidos será la excepción a la regla, ya que ha obligado a los otros 188 Estados a aceptar una reducción de su cuota al presupuesto regular de 25 a 22%.
Eso obliga a los demás a incrementar la suya y Corea del Sur, que actualmente paga 1,006% del presupuesto (US$ 10,5 millones anuales), es uno de los más afectados, ya que su parte aumenta en 85%.
Según fuentes diplomáticas, la delegación surcoreana había aceptado no beneficiarse de deducciones a la hora de calcular su contribución al presupuesto de mantenimiento de la paz, lo que significaba pagar un porcentaje similar al del presupuesto regular.
Cuando parecía estar al alcance de la mano un acuerdo definitivo, la delegación anunció que no podría cumplir el compromiso, lo que ha abierto una crisis para determinar quién paga la diferencia.
El peso parece recaer en el Reino Unido, que se niega a pagar más, puesto que su factura ya ha aumentado considerablemente por el cambio del sistema.
Se ignora cuando terminarán las negociaciones, que teóricamente debían haber concluido el viernes, y cuanto tiempo puede llevar, pero la mayoría se opone a una suspensión porque teme que aparezcan otras grietas si disminuye la presión, ya que muchos compromisos se lograron con grandes concesiones.
Las negociaciones se desarrollan en la Comisión de Finanzas y, lo que éste organismo acuerde, debe ser aprobado por la Asamblea General, aunque se trata de un paso formal que no llevaría más tiempo que el necesario para preparar los documentos.
El convenio para bajar la cuota de Estados Unidos fue posible tras una oferta del millonario Ted Turner, que puso sobre la mesa US$ 34 millones para cubrir en 2001 lo que su país dejaría de pagar.
El éxito de la negociación pondría fin a un largo conflicto entre la ONU y Estados Unidos, cuyo Congreso decidió reducir unilateralmente la contribución estadounidense de 25 a 22% en el presupuesto ordinario, y de 30 a 25% en las operaciones de paz, aunque según lo pactado se mantendrá en 27%.
Estados Unidos es el mayor deudor de la ONU, con atrasos en el pago de sus contribuciones superior a los US$ 1.300 millones.
La decisión del Congreso creó discrepancias sobre lo que debe el país del norte, pero además condicionó el pago de la deuda a la reducción de su cuota.
Se ignora lo que pasará con la nueva administración.
El embajador estadounidense ante la ONU, Richard Holbrooke, informó el viernes que ha explicado la situación al próximo secretario de Estado, Colin Powell, pero el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoce que es un asunto que no depende sólo del Gobierno, y que el Congreso puede tener la última palabra.
