¿Comenzaron las dificultades?

Los reclamos por la lenta salida de la recesión y la tensa relación comercial entre la Argentina y Brasil empiezan a preocupar al gobierno.

9 marzo, 2000

Acallados momentáneamente los fragores alrededor de la discusión del proyecto oficial de reforma laboral, los mayores ruidos provienen ahora de la insatisfacción y de los reclamos por las dificultades asociadas a la lenta salida de la recesión. Al mismo tiempo, también han comenzado a agitarse las aguas en torno de los conflictos comerciales y productivos que en los últimos meses han caracterizado a las relaciones entre la Argentina y Brasil.

La declaración del ministro de Economía, José Luis Machinea, anunciando a principios de enero el fin de la recesión, se topó con una serie de datos posteriores que, de manera incipiente, pusieron en duda la continuidad del proceso de recuperación que, en la industria sobre todo, se había registrado en los meses finales del año anterior. Desde entonces, y para compensar en parte el disgusto que la realidad parecía imponer sobre las aspiraciones de los funcionarios, la cuestión sobre el nivel de actividad se transformó en una discusión técnica alrededor de la manera correcta de medir la entrada y la salida de una recesión.

Sin embargo, los datos existentes son inquietantes. Por lo pronto, además de los poco concluyentes índices de la producción fabril de enero, tanto en la versión con estacionalidad o sin ella, los indicadores de consumo más recientes –como las ventas en supermercados y centros de compras, o los cargos de tarjetas de crédito– confirman que el primer bimestre del año, comparado con igual período del ’99, no fue nada bueno para los comerciantes y los industriales.

Ello resulta consistente con el estancamiento que se observa desde agosto del año pasado en los volúmenes de crédito dirigidos al sector privado no financiero, y con los negativos resultados registrados en los niveles de recaudación impositiva durante los dos primeros meses de este año. Y, también, con el indicador que muestra la evolución del proceso de ingreso de capitales (los activos de reserva del Banco Central).

El termómetro de las reservas

Al respecto, aunque algunas consultoras adjudican esos movimientos a factores estacionales, un análisis más pormenorizado muestra lo siguiente:

• que el nivel de reservas de febrero de este año, respecto de los valores registrados a fines de 1999, exhibe una caída del orden de US$ 1.317 millones;

• que, en cambio, cuando se compara febrero del año anterior con diciembre de 1998, los activos de reserva del BCRA mostraban un aumento cercano a US$ 1.000 millones, aunque la crisis brasileña estaba en pleno desarrollo, y

• que el nivel de reservas de febrero de este año es inferior en casi US$ 1.200 millones al registro de igual mes de 1999.

En otras palabras, que los inversores externos no están mostrando una gran disposición a financiar mucho más que el déficit en la cuenta corriente del balance de pagos.

Peor aun, en realidad, los registros acumulados a febrero están señalando que el ingreso de capitales fue inferior al quebranto en las cuentas externas. En ese contexto de pérdida de activos de reserva internacional no podría esperarse que el nivel de actividad mostrara un importante ritmo de recuperación. En esas condiciones no debería sorprender, entonces, que un cierto malhumor y el malestar social hayan mostrado síntomas de avance en las últimas semanas.

N.E.B

Acallados momentáneamente los fragores alrededor de la discusión del proyecto oficial de reforma laboral, los mayores ruidos provienen ahora de la insatisfacción y de los reclamos por las dificultades asociadas a la lenta salida de la recesión. Al mismo tiempo, también han comenzado a agitarse las aguas en torno de los conflictos comerciales y productivos que en los últimos meses han caracterizado a las relaciones entre la Argentina y Brasil.

La declaración del ministro de Economía, José Luis Machinea, anunciando a principios de enero el fin de la recesión, se topó con una serie de datos posteriores que, de manera incipiente, pusieron en duda la continuidad del proceso de recuperación que, en la industria sobre todo, se había registrado en los meses finales del año anterior. Desde entonces, y para compensar en parte el disgusto que la realidad parecía imponer sobre las aspiraciones de los funcionarios, la cuestión sobre el nivel de actividad se transformó en una discusión técnica alrededor de la manera correcta de medir la entrada y la salida de una recesión.

Sin embargo, los datos existentes son inquietantes. Por lo pronto, además de los poco concluyentes índices de la producción fabril de enero, tanto en la versión con estacionalidad o sin ella, los indicadores de consumo más recientes –como las ventas en supermercados y centros de compras, o los cargos de tarjetas de crédito– confirman que el primer bimestre del año, comparado con igual período del ’99, no fue nada bueno para los comerciantes y los industriales.

Ello resulta consistente con el estancamiento que se observa desde agosto del año pasado en los volúmenes de crédito dirigidos al sector privado no financiero, y con los negativos resultados registrados en los niveles de recaudación impositiva durante los dos primeros meses de este año. Y, también, con el indicador que muestra la evolución del proceso de ingreso de capitales (los activos de reserva del Banco Central).

El termómetro de las reservas

Al respecto, aunque algunas consultoras adjudican esos movimientos a factores estacionales, un análisis más pormenorizado muestra lo siguiente:

• que el nivel de reservas de febrero de este año, respecto de los valores registrados a fines de 1999, exhibe una caída del orden de US$ 1.317 millones;

• que, en cambio, cuando se compara febrero del año anterior con diciembre de 1998, los activos de reserva del BCRA mostraban un aumento cercano a US$ 1.000 millones, aunque la crisis brasileña estaba en pleno desarrollo, y

• que el nivel de reservas de febrero de este año es inferior en casi US$ 1.200 millones al registro de igual mes de 1999.

En otras palabras, que los inversores externos no están mostrando una gran disposición a financiar mucho más que el déficit en la cuenta corriente del balance de pagos.

Peor aun, en realidad, los registros acumulados a febrero están señalando que el ingreso de capitales fue inferior al quebranto en las cuentas externas. En ese contexto de pérdida de activos de reserva internacional no podría esperarse que el nivel de actividad mostrara un importante ritmo de recuperación. En esas condiciones no debería sorprender, entonces, que un cierto malhumor y el malestar social hayan mostrado síntomas de avance en las últimas semanas.

N.E.B

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