Combustibles: presiones norteamericanas sobre Brasil

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En lo que parece acción psicológica, medios allegadas a Washington barajan una alianza regional sobre combustibles que pivotee en Brasil. Mejor dicho, que excluya Venezuela –quinto proveedor de Estados Unidos-, Bolivia, Ecuador y Argentina.

En la fase final del gobierno de George W.Bush y escudados en ”energías alternativas”, Thomas Shannon y Nicholas Burns -funcionarios de segunda y tercera línea en el departamento de estado- parecen haber lanzado una campaña para seducir a Brasil y alejarlo del resto de Sudamérica. De paso, buscan aislar a la Argentina, olvidando que puede llegar a exportar maíz para destilar etanol norteamericano.

En realidad, no existen anuncios concretas sobre estas intenciones, salvo una campaña de prensa que –en el caso uruguayo- promueve la separación del Mercosur en aras de un improbable tratado bilateral de libre comercio con EE.UU. Lo que sí hay es un grupo de funcionarios en Washington que suponen atenuar la dependencia de combustibles fósiles importados marginando a Venezuela.

Apelando a las usuales ”fuentes no identificadas”, se habla de armonizar políticas substitutivas de hidrocarburos entre EE.UU. y Brasil (ambos son líderes en etanol). Al mismo tiempo, se apartaría a Brasil del gasoducto sudamericano, proyecto que molesta a norteamericanos y españoles. Sin mencionar al petrolero México, la especie plantea una “alianza estratégica de EE.UU. y Brasil”. Objetivo por demás ambicioso para un gobierno que empieza a irse (el de Bush), dada la política exterior brasileña y la presencia de Petrobrás en Argentina y Venezuela. “Shannon es demasiado inteligente para meterse en algo así”, opinan allegados al funcionario.

En la fase final del gobierno de George W.Bush y escudados en ”energías alternativas”, Thomas Shannon y Nicholas Burns -funcionarios de segunda y tercera línea en el departamento de estado- parecen haber lanzado una campaña para seducir a Brasil y alejarlo del resto de Sudamérica. De paso, buscan aislar a la Argentina, olvidando que puede llegar a exportar maíz para destilar etanol norteamericano.

En realidad, no existen anuncios concretas sobre estas intenciones, salvo una campaña de prensa que –en el caso uruguayo- promueve la separación del Mercosur en aras de un improbable tratado bilateral de libre comercio con EE.UU. Lo que sí hay es un grupo de funcionarios en Washington que suponen atenuar la dependencia de combustibles fósiles importados marginando a Venezuela.

Apelando a las usuales ”fuentes no identificadas”, se habla de armonizar políticas substitutivas de hidrocarburos entre EE.UU. y Brasil (ambos son líderes en etanol). Al mismo tiempo, se apartaría a Brasil del gasoducto sudamericano, proyecto que molesta a norteamericanos y españoles. Sin mencionar al petrolero México, la especie plantea una “alianza estratégica de EE.UU. y Brasil”. Objetivo por demás ambicioso para un gobierno que empieza a irse (el de Bush), dada la política exterior brasileña y la presencia de Petrobrás en Argentina y Venezuela. “Shannon es demasiado inteligente para meterse en algo así”, opinan allegados al funcionario.

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