Lavagna buscará acordar el marco político para que se realice la segunda revisión, luego de que el propio ministro asegurara que las metas monetarias y fiscales previstas “están sobrecumplidas”.
Sin embargo, distintos ministros pertenecientes al G7, que se encuentran reunidos en Boca Raton, insistieron en que la Argentina “negocie de buena fe” con los acreedores privados la deuda en default que ronda los US$85.000 millones.
Lavagna viajará solo al encuentro en el que buscará asegurar el normal desarrollo de la segunda revisión de las metas, que le permitirá al país refinanciar US$3.100 millones que vencen el 9 de marzo y que el presidente Néstor Kirchner condicionó su pago con reservas a la aprobación del acuerdo.
Kirchner le había reclamado Horst Köhler, durante el encuentro hemisférico en la ciudad mexicana de Monterrey, que la
segunda revisión de las metas no se demorara como había sucedido
con la primera, que se extendió más de un mes de la fecha fijada
debido a que “algunos sectores dentro del Fondo y de afuera, vinculados a bancos y acreedores privados, querían cambiar lo acordado en septiembre y recibir más fondos”, explicó Lavagna en esa oportunidad.
De todas maneras, el organismo de crédito, en sintonía con el G7, reclama la aceleración de la renegociación de la deuda con los acreedores externos para viabilizar la aprobación de las metas.
Para contrarestar esta exigencia, Lavagna aseguró que la demora
en la aprobación de la primera revisión “lejos de haber jugado en favor de acelerar las negociaciones con el sector privado, generó muchas dificultades”, haciendo responsable también al FMI de la dilación de la negociación con los acreedores.
Asimismo, el gobierno dijo, en más de un oportunidad, que el carácter de “acreedor privilegiado” que tienen los organismos financieros internacionales debe suponer el mismo trato de su parte con la Argentina.
Lavagna buscará acordar el marco político para que se realice la segunda revisión, luego de que el propio ministro asegurara que las metas monetarias y fiscales previstas “están sobrecumplidas”.
Sin embargo, distintos ministros pertenecientes al G7, que se encuentran reunidos en Boca Raton, insistieron en que la Argentina “negocie de buena fe” con los acreedores privados la deuda en default que ronda los US$85.000 millones.
Lavagna viajará solo al encuentro en el que buscará asegurar el normal desarrollo de la segunda revisión de las metas, que le permitirá al país refinanciar US$3.100 millones que vencen el 9 de marzo y que el presidente Néstor Kirchner condicionó su pago con reservas a la aprobación del acuerdo.
Kirchner le había reclamado Horst Köhler, durante el encuentro hemisférico en la ciudad mexicana de Monterrey, que la
segunda revisión de las metas no se demorara como había sucedido
con la primera, que se extendió más de un mes de la fecha fijada
debido a que “algunos sectores dentro del Fondo y de afuera, vinculados a bancos y acreedores privados, querían cambiar lo acordado en septiembre y recibir más fondos”, explicó Lavagna en esa oportunidad.
De todas maneras, el organismo de crédito, en sintonía con el G7, reclama la aceleración de la renegociación de la deuda con los acreedores externos para viabilizar la aprobación de las metas.
Para contrarestar esta exigencia, Lavagna aseguró que la demora
en la aprobación de la primera revisión “lejos de haber jugado en favor de acelerar las negociaciones con el sector privado, generó muchas dificultades”, haciendo responsable también al FMI de la dilación de la negociación con los acreedores.
Asimismo, el gobierno dijo, en más de un oportunidad, que el carácter de “acreedor privilegiado” que tienen los organismos financieros internacionales debe suponer el mismo trato de su parte con la Argentina.