Cayó Pace, para quien Bush cumplía un mandato divino

Al día siguiente de que el “tsar” Lute recomendara reducir, no aumentar las tropas en Bagdad, Robert Gates sacó a Peter Pace del estado mayor conjunto y puso al almirante Michael Mullen. George W.Bush perdió otro fundamentalista bélicp.

9 junio, 2007

El titular de Defensa reveló que su idea original era prolongar hasta 2009 la tenida del ítalonorteamericano Pace –no es católico, sino evangelista-, pero algunos legisladores consultados le recomendaron no hacerlo. De lo contrario, el senado tal vez lo hubiese rechazado. Entre otros motivos, por su hábito de arengar la tropa subayando el ”mandato divino” del presidente en Irak y Afganistán.

Como opina el columista conservador Niall Ferguson, “ ya nadie cree en la guerra santa de Bush”. Pace se retirará, pues, a fines de septiembre, cuando un hombre de marina reemplace a uno de ejército. Cercano a su propia jubilación, Mullen es jefe de operaciones navakes desde julio de 2005. Por su parte, Gates proponcrà al general tres estrella James Cartwright en lugar del almirante Edmundo Giambastiani como vicejefe del estado mayor.

No es casual que esas decisiones tomen estado público luego de que Douglas Lute -recién nombrado por Bush como “tsar de la guerra”- disintiera con el presidente, al declararse escéptico sobre un ulterior aumento de efectivos. Por el contrario, cree que “disminuirlas obligará al gobierno local a hacer cambios necesarios”.

Respondiendo al senador Carl Levin, jefe del comité para las fuerzas armadas, el general tres estrellas admitió que el legislador demócrata por Michigan tiene razón. “El gobierno iraquí se ocupará en serio de limitar la guerra civil (sunníes contra shi’íes) recién cuando Estados Unidos empiece a evacuar Bagdad”, sostuvo.

“Debiéramos considerar una retirada gradual”, señaló el coordinador de operaciones en Irak y Afganistàn. Tampoco es optimista en cuanto a la interminable guerra entre el gobierno de Kabul y una coalición rebelde que incluye al-Qa’eda y tribus baluchíes (Pakistán). En otra palabras, Lute se distancia de Bush (en realidad, del vicepresidente Richard Cheney) y se acerca al grupo bipartidario de estudio sobre Irak, encabezado por James Baker y Lee Hamilton.

Levin subrayó la idoneidad profesional de Lute, cuyo nombramiento debe ser confirmado por la cámara alta. Pero advirtió que el nuevo cargo carece de facultades ejecutivas suficientes y ello trabará la acción del general. “Ni siquiera Condoleezza Rice y Robert Gates, dos miembros del gabinete, han logrado neutralizar a Cheney y Karl Rove, puntales del belicismo”, recordó el parlamentario.

Otro senador demócrata del comité, Jack Reed (Rhode island), llegó a sugerir que Lute desista de ocupar el puesto. “Al aprobarlo ahora –señaló-, le hacemos flaco favor y lo colocamos en una situación imposible”. Los miembros republicanos del panel trataron de sonar menos pesimistas, pero ninguno cree que Lute pueda dar vuelta la violencia sectaria en la Mesopotamía ni Afganistán.

Otra componente del comité, la precandidata demócrata Hillary Rodham Clinton, fue aún mas pesimista que Reed o Levin. “El general Lute es un militar serio. Por eso mismo –manifestó-, no podrá penetrar fàcilmente el cerrado cículos de quienes adoptan o sugieren decisiones en la Casa Blanca. Es un grupo cada día más chico, acorralado por la opinión pública dentro y fuera del país”.

El titular de Defensa reveló que su idea original era prolongar hasta 2009 la tenida del ítalonorteamericano Pace –no es católico, sino evangelista-, pero algunos legisladores consultados le recomendaron no hacerlo. De lo contrario, el senado tal vez lo hubiese rechazado. Entre otros motivos, por su hábito de arengar la tropa subayando el ”mandato divino” del presidente en Irak y Afganistán.

Como opina el columista conservador Niall Ferguson, “ ya nadie cree en la guerra santa de Bush”. Pace se retirará, pues, a fines de septiembre, cuando un hombre de marina reemplace a uno de ejército. Cercano a su propia jubilación, Mullen es jefe de operaciones navakes desde julio de 2005. Por su parte, Gates proponcrà al general tres estrella James Cartwright en lugar del almirante Edmundo Giambastiani como vicejefe del estado mayor.

No es casual que esas decisiones tomen estado público luego de que Douglas Lute -recién nombrado por Bush como “tsar de la guerra”- disintiera con el presidente, al declararse escéptico sobre un ulterior aumento de efectivos. Por el contrario, cree que “disminuirlas obligará al gobierno local a hacer cambios necesarios”.

Respondiendo al senador Carl Levin, jefe del comité para las fuerzas armadas, el general tres estrellas admitió que el legislador demócrata por Michigan tiene razón. “El gobierno iraquí se ocupará en serio de limitar la guerra civil (sunníes contra shi’íes) recién cuando Estados Unidos empiece a evacuar Bagdad”, sostuvo.

“Debiéramos considerar una retirada gradual”, señaló el coordinador de operaciones en Irak y Afganistàn. Tampoco es optimista en cuanto a la interminable guerra entre el gobierno de Kabul y una coalición rebelde que incluye al-Qa’eda y tribus baluchíes (Pakistán). En otra palabras, Lute se distancia de Bush (en realidad, del vicepresidente Richard Cheney) y se acerca al grupo bipartidario de estudio sobre Irak, encabezado por James Baker y Lee Hamilton.

Levin subrayó la idoneidad profesional de Lute, cuyo nombramiento debe ser confirmado por la cámara alta. Pero advirtió que el nuevo cargo carece de facultades ejecutivas suficientes y ello trabará la acción del general. “Ni siquiera Condoleezza Rice y Robert Gates, dos miembros del gabinete, han logrado neutralizar a Cheney y Karl Rove, puntales del belicismo”, recordó el parlamentario.

Otro senador demócrata del comité, Jack Reed (Rhode island), llegó a sugerir que Lute desista de ocupar el puesto. “Al aprobarlo ahora –señaló-, le hacemos flaco favor y lo colocamos en una situación imposible”. Los miembros republicanos del panel trataron de sonar menos pesimistas, pero ninguno cree que Lute pueda dar vuelta la violencia sectaria en la Mesopotamía ni Afganistán.

Otra componente del comité, la precandidata demócrata Hillary Rodham Clinton, fue aún mas pesimista que Reed o Levin. “El general Lute es un militar serio. Por eso mismo –manifestó-, no podrá penetrar fàcilmente el cerrado cículos de quienes adoptan o sugieren decisiones en la Casa Blanca. Es un grupo cada día más chico, acorralado por la opinión pública dentro y fuera del país”.

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