La carta enviada el 15 de marzo contiene, así, una advertencia. Si no me ayudan no pago y la responsabilidad será de ustedes. Ante la imposibilidad de acceder a los mercados de dinero, ni su gobierno ni ningún otro puede cumplir con el servicio de la deuda.
Dice también allí que su gobierno se encuentra en una disyuntiva: o cumple con el servicio de sus créditos – adeudados principalmente al fondo Monetario Internacional – o destina sus fondos al gasto social. La responsabilidad de esta situación, dice Tsipras la tiene el Banco Central Europeo que impide a su país emitir deuda a corto plazo ni hacer desembolsos antes de implementar todavía más reformas.
Si cumple con los vencimientos de su deuda, advierte Tsipras, provocará un “marcado deterioro en la ya castigada economía social del país. Y eso, asegura, no lo tolera ni él ni su pueblo. El primer ministro insiste en su carta que el BCE debería haber vuelto a “los términos de financiamiento de los bancos griegos” que existían inmediatamente después de las elecciones presidenciales cuando el mes pasado se acordó extender el rescate a Atenas.
La carta motivó la invitación a Berlín para el primer ministro griego para conversar cara a cara con Angela Merkel. Al momento de escribirse estas líneas aun no se conocen los resultados de la reunión pero sí la foto de la declaración conjunta de ambos, con caras de felicidad.