viernes, 22 de noviembre de 2024

Cambio de gabinete: equilibrio no disruptivo

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Con los cambios de gabinete, abeceb.com ratifica el pronóstico de ajuste de tarifas energéticas que recupere capacidad fiscal y de un acercamiento a los mercados internacionales que morigere la restricción externa.

El gobierno, obligado por los eventos más que por convencimiento, realizaría correcciones que permitirían a la economía mantenerse en un “equilibrio malo pero no disruptivo” en los próximos dos años, afirma Dante Sica, director de abeceb.com, al analizar los cambios de gabinete anunciados con la reincorporación de la Presidenta a sus funciones, y saca la conclusión de que las autoridades ajustarían las tarifas energéticas para recuperar capacidad fiscal y reducir el déficit externo.

 

También infiere que se mantendría la intención de acercarse a los mercados financieros internacionales, con el objetivo de ganarle tiempo a la restricción externa a través de la obtención de nuevos fondos. En primer lugar, el nombramiento de Jorge Capitanich puede interpretarse como una medida de tinte político. El gobernador de Chaco es un “caudillo” del peronismo, que habría sido el elegido por Cristina para sucederla en 2015.

 

Con esta designación se estaría buscando mantener el control de los gobernadores peronistas, de manera de minimizar el salto hacia el massismo o el sciolismo.

 

Además, el flamante jefe de gabinete es visto como un “buen” gestor, por lo que es posible pensar que mediante su designación la Presidente busca delegar en él algunas decisiones importantes de gestión.

Mientras tanto, la designación de Axel Kicillof al mando de la cartera económica dio final a uno de los principales problemas que se le atribuían a la actual gestión: la descoordinación de la política económica por el reparto de la autoridad de las decisiones en cuatro funcionarios con disidencias de criterio, que eran Kicillof, Moreno, Marcó del Pont y Lorenzino.

Dado que los dos primeros representaban en este balance de poder el ala cuyo lema parecía ser que el Estado era la solución para los problemas de mercado, la designación de Kicillof al mando de la cartera económica puede interpretarse como la ratificación del rumbo actual de política económica con un sesgo altamente intervencionista.

Implicancias sobre nuestro escenario baseSeguimos manteniendo nuestro escenario base, el cual asume un crecimiento de hasta 1,5% en 2014, lo cual supone que el Gobierno, aunque obligado por los eventos más que por convencimiento, lleva a cabo algunas correcciones, que permiten a la economía mantenerse en un “equilibrio malo pero no disruptivo” en los próximos dos años.

Básicamente, esto significa que las autoridades llevarían a cabo una corrección de las tarifas energéticas para recuperar capacidad fiscal y reducir el déficit externo, al tiempo que se mantendría la intención de acercarse a los mercados financieros internacionales, con el objetivo de ganarle tiempo a la restricción externa a través de la obtención de nuevos fondos.

 

La creación de una “Unidad reestructuradora de la deuda” y la designación de Hernán Lorenzino a su cargo podrían interpretarse como una confirmación de este rumbo en materia externa, aunque surge el interrogante sobre cuál será su margen de maniobra, en un contexto en que el nuevo ministro de Economía designado no posee un perfil negociador ni amigable con los mercados.

Finalmente, la designación de Kicillof permite adelantar que la solución de las autoridades frente al atraso cambiario y a la creciente pérdida de reservas estará dada por un desdoblamiento cambiario.

 

En principio es esperable que esto se implemente rápidamente para las operaciones de turismo, pero no puede descartarse que en el futuro se adopte un esquema de tipos de cambio múltiples, que involucre distintos precios del dólar para los diversos sectores económicos, incluyendo un dólar financiero y otro para las exportaciones que desde el Ministerio se “juzguen” como menos competitivas.

Sin embargo, los riesgos sobre nuestro escenario base están sujetos a cómo se divida el poder en el flamante gabinete.

 

En este sentido, el interrogante pasa por si el nuevo Jefe de Gabinete tendrá incidencia en el rumbo económico, lo que permitiría contrarrestar el peso de las decisiones de Axel Kicillof.

 

Hay que tener en cuenta que Capitanich se juega durante estos dos años su posibilidad de ser presidenciable en 2015, lo que permite pensar que intentará promover una transición política y económica ordenada, de manera que es esperable que promueva cierto ordenamiento en materia de política económica.

 

En sentido contrario, si el nuevo ministro de Economía resultara el único conductor de las decisiones económicas, la probabilidad de que el gobierno lleve a cabo las correcciones necesarias con éxito se reduce, y con ello aumenta la probabilidad de que se materialice un escenario negativo.

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