No obstante, el saldo comercial alcanzó los US$ 414 millones, la cuarta parte del registrado en igual mes del año pasado (US$ 1.684 millones).
En septiembre, el valor de las exportaciones registró una caída interanual de 2,2%, explicada por una importante contracción de las cantidades (-12,5% i.a.) que fue morigerada por la suba de los precios de exportación (+12% i.a.).
Así, el valor exportado anotó su segunda caída mensual consecutiva, lo que no sucedía desde el bimestre agosto-septiembre 2018 -excluyendo el 2020, en plena pandemia-.
Esto claramente refleja que las subas de precios de exportación ya no alcanzan para compensar las caídas en las cantidades exportadas, tal como sucedía hasta julio pasado. Con el agravante de que la contracción de los volúmenes exportados se ha profundizado, pasando de 2,3% en promedio en mayo-julio a casi 15% en los últimos dos meses.
A nivel de rubros, el único que creció en septiembre tanto en cantidades como en precios fue el de Manufacturas de origen industrial (+7,8% i.a. y +5,3% i.a., respectivamente), aumentando en 13,4% i.a su valor, y destacándose al interior de estas el comportamiento de los “Material de transporte terrestre” que subió 54,1% en la comparación anual.
Por su parte, cabe destacar que las exportaciones de Combustibles y energía volvieron a ser el rubro con mayor incremento en valor (+22,5% i.a), producto de precios que subieron 27,8% y cantidades que se retrajeron un 5,6%. En tanto el valor exportado de Manufacturas de origen agropecuario se contrajo 11,7% i.a. (-23,1% i.a. en cantidades y +15,0% en precios), mientras que el de los Productos primarios lo hizo en 9,0% i.a. (-16,4% i.a. en cantidades y +9,0% en precios).
Impacto del dólar “soja”
Debe resaltarse que las cifras de exportaciones de septiembre aún no reflejan el impacto de la liquidación récord del agro traccionada por el “dólar soja”, que superó los US$ 8.100 millones y ya se tradujo en mayores compras y reservas del BCRA.
Por un lado, porque la liquidación de divisas es previa a la exportación (hasta 90 días dependiendo el producto). Por otro, porque el evento extraordinario que significó el “dólar soja” probablemente haya derivado en la excepcionalmente elevada cantidad de documentación aduanera pendiente: según el INDEC, esta alcanza el 15,4% de las exportaciones totales de septiembre, cuando en promedio fue 1% mensual en los ocho meses previos.
En cuanto a las importaciones, las mismas crecieron un 18,8% i.a en valor en septiembre, tanto por la suba de los precios (+10,5%) como de las cantidades (+7,6%).
De esta manera, si bien siguen presentando variaciones positivas en términos interanuales, consolidan la desaceleración en el ritmo de crecimiento. En detalle: luego de crecer 48,4% i.a. en promedio durante mayo-julio, pasaron a hacerlo al 36,2% i.a. en agosto y a casi la mitad en el último mes.
Al desagregar por rubros, si bien todas las categorías crecieron en valor, al interior se evidencian situaciones bastante heterogéneas: el mayor aumento fue en Combustibles y lubricantes (+76,3% i.a.) -pura y exclusivamente por la notable suba de 91,5% en sus precios-, seguido de Vehículos automotores de pasajeros (+55,6% i.a en valor y 37,8% en cantidades), y Piezas y accesorios para bienes de capital (+35,5% i.a en valor, con suba de 36,9% en cantidades). En tanto que el resto de los rubros de importación creció a ritmos más moderados: Bienes de capital al 14,5% (+10,7% en cantidades y +3,5% en precios), Bienes de consumo 8,0% i.a. (-3,2% en cantidades y +11,6% en precios), y Bienes intermedios 4,4% i.a. (-9,7% en cantidades y +16,0% en precios).
Con todo, durante los primeros nueve meses del año las exportaciones alcanzaron los US$ 67.131 millones, mientras que las importaciones US$ 64.520 millones. Así, el superávit comercial fue de US$ 2.611 millones, un 78,8% menor al acumulado en igual período de 2021.
Perspectivas
Hacia adelante esperamos que el saldo comercial continúe en terreno positivo, con un octubre en el que comenzará a materializarse la liquidación excepcional por el “dólar soja” -tal como mencionamos anteriormente-, y además se verá el resultado del endurecimiento a las importaciones.
En relación con el mayor torniquete importador se destacan dos medidas implementadas en octubre. Por un lado, la suma de casi 2.700 posiciones arancelarias bajo las Licencias no Automáticas -que ya alcanzan el 42% del total importado-; y, por el otro, la creación del SIRA y SIRASE en reemplazo del SIMI y SIMPES, que implicaría un freno en las importaciones de alrededor de US$ 1.500 millones -según estimaciones preliminares-.
Este “parate” se explica porque i) la norma anuló las SIMIs en estado “oficializado” u “observado” -que deberán registrarse nuevamente bajo el SIRA-, y ii) las empresas y todos los organismos necesitarán tiempo para entender los nuevos requisitos, así como para ajustar sus sistemas operativos.
Además, por el lado de las exportaciones habrá que monitorear de cerca el impacto de la sequía y las heladas en la cosecha de trigo: según las últimas estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción de la campaña 2022/23 sería un 34,8% menor a la anterior, lo que podría impactar en las ventas externas de diciembre y comienzos de 2023.
Así, queda clara la estrategia que piensa implementar el Gobierno durante los últimos meses del año y probablemente en 2023, que buscará administrar las presiones cambiarias con un mix entre acelerar el ritmo devaluatorio -108% de devaluación anualizada de los últimos días-, fomentar la liquidación de exportaciones -con medidas como el régimen especial para la economía del conocimiento- y aplicar un mayor torniquete importador y a la demanda de divisas (dólares turista, recital, bienes de lujo, etc.).
