Bush quiere ganar tiempo y Blair está en un dilema

Tras una reunión con Antony Blair, George W.Bush admitió que “hace falta otra estrategia. Pero señaló que espera ulteriores propuestas, distintas al duro informe del grupo de estudio bipartidario, encabezado por James Bakery Lee Hamilton.

8 diciembre, 2006

No obstante, ahora el presidente habla de “nuevos puntos de vista”, no de los que la arrimaban Donald Rumsfeld, Richard Cheney o Karl Rove. Según él mismo lo reveló, ha ordenado al Pentágono y al departamento de estado “analizar cómo haremos para que Irak pueda gobernarse y defenderse solo”. Pero sigue insistiendo en una “guerra al terrorismo”, en tanto Robert Gates (titular de defensa y, por ende del Pentágono) y Blair hablan de “una guerra civil”.

Cuando el primer ministro británico dice que tiene “las manos atadas”, algunos medios creen que alude a que Bush por ahora busca sólo ganar tiempo. Por el contrario, Londres preferiría –igual que Henry Kissinger- abrir el diálogo con Irán y Siria e involucrar la situación en Palestina y Líbano. Por otra parte, varios analista recalcan el “inexplicable silencio de Condoleezza Rice”.

Antedecentes

Tras duras declaraciones de Robert Gates, nuevo secretario de defensa, el miércoles el “grupo de estudio sobre Irak” recomienda encarar ya un retiro ordenado, para “evitar una crisis regional”. Además, la aventura puede costar más de un billón de dólares. El panel bipartidario remitió a Bush un informe deletéreo sobre Irak y su área de influencia geopolítica. Tras reunirse con sus integrantes, el presidente –visiblemente consternado- aseguró: “analizaré muy seriamente sus conclusiones”. El vicepresidente Richard Cheney brilló por su ausencia.

Sin embargo, antes del encuentro la Casa Blanca aclaró que el gobierno no se sentiría obligado por ese documento. Cabe señalar, al respecto, que el estudio se dirige realmente al congreso y la opinión pública. Por de pronto, varios gobernadores de ambos partidos y algunos gobiernos europeos ya han salido en apoyo de esas conclusiones.

“La situación en Irak es grave y se deteriora día a días”, reiteraron ante la prensa los cincos miembros –demócratas, republicanos- del panel. “No existen fórmulas mágicas ni, mucho menos, voluntaristas para resolver esos problemas”. El texto completo del informe está en Intenet.

Recomendaciones

“Nuestra principales recomendaciones –apunta el documento- hacen a mejores esfuerzo políticos y diplomáticos en Irak y en toda el área. En principio, debe cambiar la misión de las fuerzas armadas estadounidenses. Ello comporta ir sacando las tropas de combate del país en forma gradual y responsable”. Resulta casi una ironía que, el martes, el presidente iraní Majmud Ajmadinedyad hubiese dicho casi lo mismo.

A más tres años y medio de la invasión unilateral –en cuanto no estaba aprobada por el Consejo de seguridad-, en marzo de 2003,y la deposición de Saddam Huséin, unos 140.000 efectivos continúan en campo. Sea luchando contra la guerrilla, sea tratando de detener la masacres desencadenadas por shi’íes contra sunnies o viceversa. Ademá, como señaló Hamilton, “esta aventura puede llegar a costar un billón de dólares”

El análisis también plantea a Estados Unidos abrir tratativas con Irán, Siria (a los cuales Washington acusa de fomentar a los rebeldes en Irak) y otros países vecinos –Turquía, Jordania, Saudiarabia- para desactivar la violencia estabilizar la mesopotamia. Hasta ahora, Bush se resiste a aceptar la realidad.

En otro plano, no menos delicado, el informe propone nuevos compromisos, por parte del gobierno, “en pro de la paz entre árabes e israelíes. EE.UU. no podrá cumplir con sus metas en Levante sin encarar temas como Palestina, Israel y Líbano.

Sin duda, Gates conocía el documento ya el martes. El secretario de defensa acabado de nombrar obviamente no coincide con el presidente. “En algo más de un año sabremos si el resto de Levante se suma a la ola de violencia. Pero esta guerra no estamos ganándola”.

Nadie, mucho menos los legisladores, esperaba un pronóstico público tan duro por parte de un miembro del poder ejecutivo. Gates exponía durante la audiencia de confirmación, ante el comité senatorial de las fuerzas armadas. En otra declaración sorpresiva, el flamante secretario de defensa reveló que “el presidente quiere que le aporte nuevos puntos de vista sobre la guerra y nuestra opciones en la región”.

Eso y decir que la Casa Blanca estaba dispuesta a examinar la propuesta del grupo de estudios sobre Irak -dirigido por James Baker- era casi lo mismo. Máxime recordando que Gates era director de CIA cuando Baker era secretario de estado de Bush padre y que, hasta hace poco, trabajaba con ese panel bipartidario.

“En uno a dos años, debemos asegurar que Irak, Estados Unidos y el próximo presidente se vean con una situación de mejora lenta pero sostenida. De lo contrario, nos encontraremos ante una conflagración regional”, recalcó Gates. Semejante perspectiva puede abarcar a todos los vecinos de Irak más Israel, Palestina y Líbano.

A criterio de Gates, “lo que hemos comprobado en Irak es que, una vez desatada la guerra, todo se torna impredictible. Las consecuencias de este conflicto bélico pueden llegar a ser dramáticas”. Puesto de otra forma, el sucesor de Donald Rumsfeld cuestiona la propia invasión de Irak, sin apoyo de las Naciones Unidas ni del Consejo de seguridad y con apenas un puñado de aliados.

No obstante, ahora el presidente habla de “nuevos puntos de vista”, no de los que la arrimaban Donald Rumsfeld, Richard Cheney o Karl Rove. Según él mismo lo reveló, ha ordenado al Pentágono y al departamento de estado “analizar cómo haremos para que Irak pueda gobernarse y defenderse solo”. Pero sigue insistiendo en una “guerra al terrorismo”, en tanto Robert Gates (titular de defensa y, por ende del Pentágono) y Blair hablan de “una guerra civil”.

Cuando el primer ministro británico dice que tiene “las manos atadas”, algunos medios creen que alude a que Bush por ahora busca sólo ganar tiempo. Por el contrario, Londres preferiría –igual que Henry Kissinger- abrir el diálogo con Irán y Siria e involucrar la situación en Palestina y Líbano. Por otra parte, varios analista recalcan el “inexplicable silencio de Condoleezza Rice”.

Antedecentes

Tras duras declaraciones de Robert Gates, nuevo secretario de defensa, el miércoles el “grupo de estudio sobre Irak” recomienda encarar ya un retiro ordenado, para “evitar una crisis regional”. Además, la aventura puede costar más de un billón de dólares. El panel bipartidario remitió a Bush un informe deletéreo sobre Irak y su área de influencia geopolítica. Tras reunirse con sus integrantes, el presidente –visiblemente consternado- aseguró: “analizaré muy seriamente sus conclusiones”. El vicepresidente Richard Cheney brilló por su ausencia.

Sin embargo, antes del encuentro la Casa Blanca aclaró que el gobierno no se sentiría obligado por ese documento. Cabe señalar, al respecto, que el estudio se dirige realmente al congreso y la opinión pública. Por de pronto, varios gobernadores de ambos partidos y algunos gobiernos europeos ya han salido en apoyo de esas conclusiones.

“La situación en Irak es grave y se deteriora día a días”, reiteraron ante la prensa los cincos miembros –demócratas, republicanos- del panel. “No existen fórmulas mágicas ni, mucho menos, voluntaristas para resolver esos problemas”. El texto completo del informe está en Intenet.

Recomendaciones

“Nuestra principales recomendaciones –apunta el documento- hacen a mejores esfuerzo políticos y diplomáticos en Irak y en toda el área. En principio, debe cambiar la misión de las fuerzas armadas estadounidenses. Ello comporta ir sacando las tropas de combate del país en forma gradual y responsable”. Resulta casi una ironía que, el martes, el presidente iraní Majmud Ajmadinedyad hubiese dicho casi lo mismo.

A más tres años y medio de la invasión unilateral –en cuanto no estaba aprobada por el Consejo de seguridad-, en marzo de 2003,y la deposición de Saddam Huséin, unos 140.000 efectivos continúan en campo. Sea luchando contra la guerrilla, sea tratando de detener la masacres desencadenadas por shi’íes contra sunnies o viceversa. Ademá, como señaló Hamilton, “esta aventura puede llegar a costar un billón de dólares”

El análisis también plantea a Estados Unidos abrir tratativas con Irán, Siria (a los cuales Washington acusa de fomentar a los rebeldes en Irak) y otros países vecinos –Turquía, Jordania, Saudiarabia- para desactivar la violencia estabilizar la mesopotamia. Hasta ahora, Bush se resiste a aceptar la realidad.

En otro plano, no menos delicado, el informe propone nuevos compromisos, por parte del gobierno, “en pro de la paz entre árabes e israelíes. EE.UU. no podrá cumplir con sus metas en Levante sin encarar temas como Palestina, Israel y Líbano.

Sin duda, Gates conocía el documento ya el martes. El secretario de defensa acabado de nombrar obviamente no coincide con el presidente. “En algo más de un año sabremos si el resto de Levante se suma a la ola de violencia. Pero esta guerra no estamos ganándola”.

Nadie, mucho menos los legisladores, esperaba un pronóstico público tan duro por parte de un miembro del poder ejecutivo. Gates exponía durante la audiencia de confirmación, ante el comité senatorial de las fuerzas armadas. En otra declaración sorpresiva, el flamante secretario de defensa reveló que “el presidente quiere que le aporte nuevos puntos de vista sobre la guerra y nuestra opciones en la región”.

Eso y decir que la Casa Blanca estaba dispuesta a examinar la propuesta del grupo de estudios sobre Irak -dirigido por James Baker- era casi lo mismo. Máxime recordando que Gates era director de CIA cuando Baker era secretario de estado de Bush padre y que, hasta hace poco, trabajaba con ese panel bipartidario.

“En uno a dos años, debemos asegurar que Irak, Estados Unidos y el próximo presidente se vean con una situación de mejora lenta pero sostenida. De lo contrario, nos encontraremos ante una conflagración regional”, recalcó Gates. Semejante perspectiva puede abarcar a todos los vecinos de Irak más Israel, Palestina y Líbano.

A criterio de Gates, “lo que hemos comprobado en Irak es que, una vez desatada la guerra, todo se torna impredictible. Las consecuencias de este conflicto bélico pueden llegar a ser dramáticas”. Puesto de otra forma, el sucesor de Donald Rumsfeld cuestiona la propia invasión de Irak, sin apoyo de las Naciones Unidas ni del Consejo de seguridad y con apenas un puñado de aliados.

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