Bush intervendrá en la guerra civil atacando a los shiíes

De pronto, George W.Bush –a instancias de Richard Cheney- pasó a retiro al general George Casey, principal impulsor de una evacuación ordenada. Por el contrario, EE.UU. añadirá unos 30.000 efectivos y se lanzará contra la milicia majdí.

3 enero, 2007

Primero, se supo que, en 2006, hubo más de 16.200 víctimas iraquíes en la guerra, de las cuales 12.400 eran civiles no armados. En el lapso marzo 2003-diciembre 2005, el total había sido 19.500. Segundo, Washington adelantó el retiro del comandante en Irak, por su apoyo a las recomendaciones del grupo de estudio bipartidario que encabezan James Baker y Lee Hamilton.

Pero lo realmente inesperado fue que, al prometer “para estos días” el anuncio formal de la nueva estrategia, la Casa Blanca anticipara “una ofensiva limitada contra el ejército majdí” (mesiánico) del líder shi’ita Moqtadá as-Sadr. En otras palabras, Estados Unidos se mete en la guerra civil poniéndose al lado de la minoría sunní, que ni siquiera apoyan los kurdos, de la misma parcialidad.

Por el momento, entonces, el gobierno –ya sin control del congreso, lo cual implica una jugada peligrosa- descarta iniciar diálogos con los vecinos de Irak. En particular, Siria e Irán. Esto deja en el aire el acercamiento entre Ehud Olmert, primer ministro israelí, y Basher as-Assad, presidente sirio. Por lo mismo, la apertura amagada por Antony Blair en Levante queda sin sustento a este lado del Atlántico. Esto empujará a Gran Bretaña hacia la Unión Europea.

Todavía no se ha confirmado que los refuerzos sean 30.000 o que el número total pase de 135.000 a 185.000 efectivos. Parte de los existentes, en efecto, podría ser reemplazada por los de refresco (3.000 ya están en Kuweit). Pero el poco transparente juicio –incluyendo asesinatos de abogados defensores- y el veloz ahorcamiento de Saddan Huséin (en una fecha clave del año religioso musulmán) han mermado es ya débil apoyo a la ocupación norteamericana entre la población sunní.

“Al parecer, estas decisiones fueron sugeridas por el vicepresidente. A su vez –señalaba un diario alemán-, Cheney apeló a un hecho muy reciente: la fulminante victoria de una coalición etiopesomalí contra fuerza de los tribunales islámicos en Mogadishu. Este grupo parece tener estrechas relaciones con al-Qa’eda, aunque no con shi’itas iraquíes ni, mucho menos, iraníes.

Entretanto, el clima posterior a la ejecución del raís se pone espeso. No sólo por las denuncias sobre videos francamente morbosos, sino por declaraciones publicadas el martes. En ellas, Zi’ad, hijo del ex canciller Tariq ’Aziz, sostiene que “así como liquidaron rápido a Saddam, quieren hacer lo mismo con mi padre. Temen que, en el estrado, revele una serie de datos sobre la asistencia militar de Washington y Londres a Bagdad durante la guerra con Irán” (1980/88).

Primero, se supo que, en 2006, hubo más de 16.200 víctimas iraquíes en la guerra, de las cuales 12.400 eran civiles no armados. En el lapso marzo 2003-diciembre 2005, el total había sido 19.500. Segundo, Washington adelantó el retiro del comandante en Irak, por su apoyo a las recomendaciones del grupo de estudio bipartidario que encabezan James Baker y Lee Hamilton.

Pero lo realmente inesperado fue que, al prometer “para estos días” el anuncio formal de la nueva estrategia, la Casa Blanca anticipara “una ofensiva limitada contra el ejército majdí” (mesiánico) del líder shi’ita Moqtadá as-Sadr. En otras palabras, Estados Unidos se mete en la guerra civil poniéndose al lado de la minoría sunní, que ni siquiera apoyan los kurdos, de la misma parcialidad.

Por el momento, entonces, el gobierno –ya sin control del congreso, lo cual implica una jugada peligrosa- descarta iniciar diálogos con los vecinos de Irak. En particular, Siria e Irán. Esto deja en el aire el acercamiento entre Ehud Olmert, primer ministro israelí, y Basher as-Assad, presidente sirio. Por lo mismo, la apertura amagada por Antony Blair en Levante queda sin sustento a este lado del Atlántico. Esto empujará a Gran Bretaña hacia la Unión Europea.

Todavía no se ha confirmado que los refuerzos sean 30.000 o que el número total pase de 135.000 a 185.000 efectivos. Parte de los existentes, en efecto, podría ser reemplazada por los de refresco (3.000 ya están en Kuweit). Pero el poco transparente juicio –incluyendo asesinatos de abogados defensores- y el veloz ahorcamiento de Saddan Huséin (en una fecha clave del año religioso musulmán) han mermado es ya débil apoyo a la ocupación norteamericana entre la población sunní.

“Al parecer, estas decisiones fueron sugeridas por el vicepresidente. A su vez –señalaba un diario alemán-, Cheney apeló a un hecho muy reciente: la fulminante victoria de una coalición etiopesomalí contra fuerza de los tribunales islámicos en Mogadishu. Este grupo parece tener estrechas relaciones con al-Qa’eda, aunque no con shi’itas iraquíes ni, mucho menos, iraníes.

Entretanto, el clima posterior a la ejecución del raís se pone espeso. No sólo por las denuncias sobre videos francamente morbosos, sino por declaraciones publicadas el martes. En ellas, Zi’ad, hijo del ex canciller Tariq ’Aziz, sostiene que “así como liquidaron rápido a Saddam, quieren hacer lo mismo con mi padre. Temen que, en el estrado, revele una serie de datos sobre la asistencia militar de Washington y Londres a Bagdad durante la guerra con Irán” (1980/88).

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