jueves, 26 de diciembre de 2024

Brasil: los hallazgos tal vez replanteen la política de regalías

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Mientras presiona el cabildeo internacional de las grandes petroleras, quizás el gigante sudamericano aproveche los altos precios (el crudo WTI ha superado dos veces los US$ 115) para obtener más ingresos.

Al presente, ese gobierno cobra impuestos y regalías inferiores el promedio de países productores. Esta situación esa anterior al comienzo de siglo, cuando Brasil era importador neto de hidrocarburos y necesitaba atraer capitales ara explorar. Ahora todo cambia: el país ha hecho tres descubrimientos espectaculares en el mar, tal vez esté séptimo en reservas y va en vías de ser gran exportador.

Hasta el momento, las reservas detectadas bajo una gruesa capa de salitre pueden superar 40.000 millones de barriles, medidas en crudo, contando el área Carioca, a última en aparecer. Por supuesto, estos hallazgos involucran también a compañías como la noruega StatoHydro, Exxon Mobil y dos gasíferas, la británica BG Group y la portuguesa Galp Energia.

Entretanto, fuentes allegadas al “lobby” de grandes compañía privadas sostienen que la autoridad reguladora brasileña se ha apresurado a revelar el tercer descubrimiento de reservas submarinas en pocos meses. Sin embargo, en general los analistas albergan pocas dudas sobre el potencial real.

A su vez, los privados –inducidos desde la Opep- quieren conocer exactamente cifras y los costos. En particular, porque se trata de yacimientos más alla de la plataforma continental, muy angosta desde el norte del río de la Plata hasta el delta del Orinoco.

De cualquier modo, el contexto es similar al primer descubrimiento (área Tupí, 2007), donde la misma capa salitrosa oculta reservas que convierten a Brasil en potencia petrolera. Con el hallazgo actual, el país pasa del puesto décimoquinto al séptimo en el mundo. Ello pese a que la Opep –manejada por la declinante Saudiarabia- todavía ignore estas novedades.

En realidad, el objeto del cabildeo no es cuestionar números, sino frenar a funcionarios, políticos y gremialistas brasileños que plantean un clásico tabú del negocio: mayores regalías y participación estatal en proyectos submarinos. La relativa contigüidad con la plataforma argentina –mucho más ancha- y zonas británicas en el Atlántico sudoccidental genera un contexto geopolítico asaz complejo.

El presidente de la agencia petrolera nacional, Haroldo Lima, estima las reservas de Carioca (el nuevo descubrimiento) en 33.000 millones de barriles medidos en crudos. El funcionario cita proyecciones de la compañìa estatal Petrobrás –que opera con BG Group y Repsol-, hechas públicas hace semanas.

Mientras tanto, los reguladores brasileños ya trabajan en una propuesta de reformas. Incluye elevar al consejo nacional de políticas en la materia, en junio, un proyecto para aumentar de 40 a 60% la carga tributaria. A primera vista, eso perjudicaría a Petrobrás. Pero la compañía es estatal y funciona como testigo en el mercado, algo que perdió Argentina al vender la ex Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Al presente, ese gobierno cobra impuestos y regalías inferiores el promedio de países productores. Esta situación esa anterior al comienzo de siglo, cuando Brasil era importador neto de hidrocarburos y necesitaba atraer capitales ara explorar. Ahora todo cambia: el país ha hecho tres descubrimientos espectaculares en el mar, tal vez esté séptimo en reservas y va en vías de ser gran exportador.

Hasta el momento, las reservas detectadas bajo una gruesa capa de salitre pueden superar 40.000 millones de barriles, medidas en crudo, contando el área Carioca, a última en aparecer. Por supuesto, estos hallazgos involucran también a compañías como la noruega StatoHydro, Exxon Mobil y dos gasíferas, la británica BG Group y la portuguesa Galp Energia.

Entretanto, fuentes allegadas al “lobby” de grandes compañía privadas sostienen que la autoridad reguladora brasileña se ha apresurado a revelar el tercer descubrimiento de reservas submarinas en pocos meses. Sin embargo, en general los analistas albergan pocas dudas sobre el potencial real.

A su vez, los privados –inducidos desde la Opep- quieren conocer exactamente cifras y los costos. En particular, porque se trata de yacimientos más alla de la plataforma continental, muy angosta desde el norte del río de la Plata hasta el delta del Orinoco.

De cualquier modo, el contexto es similar al primer descubrimiento (área Tupí, 2007), donde la misma capa salitrosa oculta reservas que convierten a Brasil en potencia petrolera. Con el hallazgo actual, el país pasa del puesto décimoquinto al séptimo en el mundo. Ello pese a que la Opep –manejada por la declinante Saudiarabia- todavía ignore estas novedades.

En realidad, el objeto del cabildeo no es cuestionar números, sino frenar a funcionarios, políticos y gremialistas brasileños que plantean un clásico tabú del negocio: mayores regalías y participación estatal en proyectos submarinos. La relativa contigüidad con la plataforma argentina –mucho más ancha- y zonas británicas en el Atlántico sudoccidental genera un contexto geopolítico asaz complejo.

El presidente de la agencia petrolera nacional, Haroldo Lima, estima las reservas de Carioca (el nuevo descubrimiento) en 33.000 millones de barriles medidos en crudos. El funcionario cita proyecciones de la compañìa estatal Petrobrás –que opera con BG Group y Repsol-, hechas públicas hace semanas.

Mientras tanto, los reguladores brasileños ya trabajan en una propuesta de reformas. Incluye elevar al consejo nacional de políticas en la materia, en junio, un proyecto para aumentar de 40 a 60% la carga tributaria. A primera vista, eso perjudicaría a Petrobrás. Pero la compañía es estatal y funciona como testigo en el mercado, algo que perdió Argentina al vender la ex Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

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