Sin dudas fue un ejemplo. Se endeudó, devaluó y, para muchos especialistas, salió a flote. El mayor logro, se jactaba el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, era que la inflación se mantendría entre los valores fijados junto al Fondo Monetario Internacional: no más de 8%.
Los funcionarios del FMI creyeron en Cardoso y en Brasil, lo que los llevó esta semana a aprobar un nuevo crédito de US$ 4.690 millones, parte de un paquete de US$ 42.100 millones que el organismo decidió otorgarle en noviembre de 1998.
Aunque la muestra de confianza no impide un reto, ya que a pesar del apoyo, muestras algunos signos de inconducta.
Según Stanley Fischer, subdirector gerente del organismo “el banco central debe mantener una postura flexible en su conducta de la política monetaria, y dar prioridad a asegurar el cumplimiento de la meta para la inflación”.
Pese a esta advertencia, las autoridades del FMI se mostraron conformes con el desempeño económico y las reformas que está llevando a cabo Brasil para cumplir con sus compromisos.
En este contexto, el gobierno brasileño dijo que va a mantener la disciplina fiscal, que ya quedó manifiesta en el presupuesto para el 2000, y se comprometió a consultar a la institución si la inflación comienza a superar los objetivos acordados.
Sin dudas fue un ejemplo. Se endeudó, devaluó y, para muchos especialistas, salió a flote. El mayor logro, se jactaba el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso, era que la inflación se mantendría entre los valores fijados junto al Fondo Monetario Internacional: no más de 8%.
Los funcionarios del FMI creyeron en Cardoso y en Brasil, lo que los llevó esta semana a aprobar un nuevo crédito de US$ 4.690 millones, parte de un paquete de US$ 42.100 millones que el organismo decidió otorgarle en noviembre de 1998.
Aunque la muestra de confianza no impide un reto, ya que a pesar del apoyo, muestras algunos signos de inconducta.
Según Stanley Fischer, subdirector gerente del organismo “el banco central debe mantener una postura flexible en su conducta de la política monetaria, y dar prioridad a asegurar el cumplimiento de la meta para la inflación”.
Pese a esta advertencia, las autoridades del FMI se mostraron conformes con el desempeño económico y las reformas que está llevando a cabo Brasil para cumplir con sus compromisos.
En este contexto, el gobierno brasileño dijo que va a mantener la disciplina fiscal, que ya quedó manifiesta en el presupuesto para el 2000, y se comprometió a consultar a la institución si la inflación comienza a superar los objetivos acordados.