<p>“Se han hecho este año evidentes manipulaciones cambiarias entre varias potencias, negativas para Brasil, Argentina y otros países emergentes”, sostuvo. De paso, aclaró que, como presidente electa, acompañará a Gyongju, Surcorea, al mandatario aún en ejercicio, Luiz Inácio da Silva. “No dejaremos de seguir con rigor estos procesos y apoyar instituciones internacionales fuertes para impedir la proliferación de divisas depreciadas”.<br />
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Según señalaba Rousseff, “un país se lanza a devaluar, otros lo imitan y, pronto, el conflicto se transmite al comercio en general. A mi juicio, los cambios deben ser fluctuantes. Por el contrario, la manipulación por parte de ciertos países demostró ser una mala experiencia para nosotros o Argentina”. Esta alusión específica al vecino del sur es por demás significativa, indican analistas de San Pablo.<br />
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Brasil mantiene un sólido compromiso con la estabilidad macroeconómica y las paridades fluctuantes, similar a los cambios administrados en Argentina. “Tenemos una masa de reservas disponibles –subrayó la presidente electa- que nos permite afrontar cualquier guerra monetaria o eventuales depreciaciones oportunistas”.<br />
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Al respecto, reveló haber recibido llamadas de apoyo por parte de Rusia, México, Sudáfrica, China, India y otros emergentes que comparten la postura brasileña. Si bien Rousseff está preocupada por los problemas sistémicos de Estados Unidos y la Eurozona, “no pueden hacer ajustes cambiarios a expensas del resto del mundo”, le manifestó a Barack Obama. Varios observadores afirman que nunca antes un nuevo ocupante del poder ejecutivo brasileño inició la gestión en tono tan económico y financiero.</p>
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Brasil convoca a Argentina por la guerra de las divisas
La presidente electa Dilma Rousseff ha abierto la agenda preasunción del mando, con un duro ataque a las economías centrales. Las culpa por las batallas entre las monedas, que viene frustrando los esfuerzos del grupo de los 20, cuya cumbre será el 12 y el 13 del mes.