En su discurso inaugural Jair Bolsonaro, apodado el “Donald Trump brasileño” , anunció un cambio radical de política:” Ahora no flirtearán más con el socialismo, comunismo, populismo y extremismo de izquierda. Voy a cambiar el destino del país”, dijo. Pero el ex militar de extrema derecha también tuvo palabras conciliatorias cuando habló de “un Brasil de opiniones, colores y orientaciones diferentes”. Durante su campaña, sin embargo, denigró insistentemente a las minorías, a los izquierdistas y habló de purgas.
Sus seguidores lo ven como uno de los pocos políticos honestos, capaz de terminar con la corrupción y el crimen. Sus opositores lo ven como una amenaza a la debilitada democracia del país.
Aunque se lo considera simpatizante de la dictadura militar, en su discurso dijo que su gobierno será constitucional y democrático y prometió defender la constitución, la democracia y la libertad. Agregó que esa no es la promesa de un partido ni la palabra de un hombre sino “una promesa a Dios”.