<p>Biden viajó preparado para cualquier cosa. El primer encuentro era con su colega Xi Jinping. Ahí el vicepresidente apelaría al libreto de Barack Obama: “El país no está en decadencia y continúa siendo AAA” o, como decía Warren Buffett, AAAA.<br />
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La segunda economía mundial “no tiene por qué abrigar temores sobre la capacidad repagadora estadounidense”. El vicepresidente llegó el miércoles a Beijing y permanecerá ahí hasta el lunes 22, para dirigirse a Mongolia Exterior (se ignora el motivo) y Japón, otro fuerte acreedor.<br />
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Pero lo relevante es que Biden se reunirá cinco veces con Xi y éste es sucesor designado del presidente Hu Jintao. Dentro de pocos meses, en 2012, Xi asumirá la secretaría general del partido Comunista Chino, que implica la presidencia del ejecutivo.<br />
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¿Por qué el vicepresidente? Porque, libre de compromisos electorales, tiene ocasión de explicar mejor la política económica y financiera. Como lo señalaron sucesivas declaraciones chinas cuando la Casa Blanca no lograba elevar de US$ 14,3 a 16,4 billones el tope del endeudamiento, Beijing temía por la capacidad norteamericana de recobrar disciplina fiscal.<br />
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En una manifestación de ortodoxia, Xiao Gang (Banco de China) recibió a Biden exhortándolo a “resistir la tentación de imprimir dinero, una práctica contraproducente”. Xiao hablaba en presencia del primer ministro Wen Jiabao y Wu Bangguo, presidente del parlamento. <br />
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Biden vuela a Beijing para dar explicaciones
El vicepresidente Joseph Biden calmará temores chinos sobre la deuda soberana. No es para menos: a fin de junio, el máximo acreedor de EE.UU. tenía US$ 1,16 billones en letras. Standard & Poors las degradó de AAA a AA+. Fitch Ratings no las tocó.