<p>Desde convertirse en principal abastecedor (97% de la oferta en el mercado mundial para casi todos esos exóticos metaloides, el gobierno ejerce un control sobre la exportación que “amenaza la economía general”. <br />
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Así dicen analistas de grupos mineros que no trepidan en practicar sus propias formas de mono u oligopolio. <br />
Estos sectores empezaron a alarmarse en septiembre, cuando los chinos ordenaron detener la exportación de esos elementos, mientras el estado reducía cuotas. De inmediato, países y grupos importadores pasaron a la acción para asegurarse la provisión de elementos vitales para varias industrias. Por ejemplo, conversores catalíticos, teléfonos inteligentes, vehículos eléctricos o híbridos, turbinas eólicas o esos micromotores que alimentan proyectiles balísticos. <br />
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La movida de Beijing “hizo a todos tomar conciencia de su vulnerabilidad ante China como fuentes casi únicas de esos componentes”, señala un informe de la universidad metropolitana Tsinghua. Ya en noviembre, el gobierno levantó algunas restricciones, pero el tema de los diecisiete elementos raros (fuera del país) ocupa el centro de las preocupaciones internacionales en materia de minería extractiva.<br />
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Por supuesto, ningún funcionario ha dicho nada en voz alta sobre la suspensión de embarques primero a Japón, luego a Estados Unidos y la Unión Europea. Pero se sabe que, en el caso de Tokio, esa medida se vinculaba al choque entre un pesquero chino de altura y dos patrulleros japoneses. Ello ocurrió cerca de islotes en disputa. <br />
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En lo tocante a EE.UU. y la UE, el detonante fue el Nobel de la paz al activista Liu Xiaobo, confinado en su casa.<br />
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Al cabo, los tres “miniembargos” cesaron a fin de noviembre. El día 29, Sojiz (máximo importador nipón de elementos raros) confirmaba la reanudación de embarques. Obviamente, Beijing quería que Tokio las pasase mal tras el incidente naval.<br />
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Sin duda, por el momento China lleva las de ganar, como dueña de las mayores reservas conocidas de materiales raros, con un total de 36 millones de toneladas. La Confederación de Estados Independientes (ex Unión Soviética) alberga 19 millones, EE.UU. 13 millones y Australia apenas 5.400.000, aunque la fuente de datos sea parte interesada: el servicio geológico norteamericano. Hasta ahora, el disprosio es el elemento de mayores aplicaciones estratégicas y el gigante oriental controla 95% de las existencias mundiales.<br />
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Muchos expertos estiman que Beijing tiene una ventaja: extrae esos componentes empleando métodos altamente contaminantes y mano de obra barata. Por otra parte, aprovecha las cuotas para influir en otros sectores, como hacía la OPEP con los crudos, aliada a las grandes petroleras, entre 1973 y los años 90.</p>
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Beijing bloquea ventas de 17 elementos claves
Son componentes de la tabla periódica cuyos nombres sólo suenan bien en lenguas latinas. Por ejemplo, escandio, itrio o disprosio. No especialmente raros, son estratégicos en tecnologías de punta y relativamente abundantes en China.