Barack Obama, el grupo de los 20 y cómo contener a China

Ya sin ilusiones sobre un gigante cada día más áspero en sus tratos con Estados Unidos, al cual ve como poder declinante, el presidente proyecta usar la cumbre del G-20 (12 y 13 de noviembre) como relanzamiento geopolítico en la región. No será fácil.

28 octubre, 2010

<p>En s&iacute;ntesis, Washington marchar&aacute; a Gyeongju, Surcorea, en pos de una alianza en Asia oriental y meridional. Con ese objeto, Obama &ndash;llegar&aacute; a Se&uacute;l tras las dudosas elecciones de medio mandato, martes 2- espera que India eleve su perfil pol&iacute;tico y econ&oacute;mico, como contrapeso a China. Entretanto, crece el malestar norteamericano ante la hegemon&iacute;a y el activismo de Beijing.</p>
<p>La actitud china, por supuesto, se manifiesta en la intransigencia cambiaria y la reticencia a discutir estrategias comunes para ir reduciendo gradualmente los desequilibrios comerciales entre ambos pa&iacute;ses. Pero, en esta ocasi&oacute;n, las se&ntilde;ales rojas datas de algo m&aacute;s de un mes, cuando se haber bloqueado con diversos pretextos el env&iacute;o de minerales raros a Jap&oacute;n. Justo en plena crisis por el abordaje de un barco en aguas disputadas.</p>
<p>Poco despu&eacute;s, China extendi&oacute; la veda a la exportaci&oacute;n de esos insumos a EE.UU. Hasta entonces convencida de poder instalar &ndash;m&aacute;s all&aacute; de rispideces e intereses divergentes- un di&aacute;logo pragm&aacute;tico, hoy la Casa Blanca vive una fase de frustraciones. A juicio de Obama, la bilateralidad no da resultados y el tono entre ambas partes va ti&ntilde;&eacute;ndose de nacionalismo. En realidad, seg&uacute;n se&ntilde;ala en el New York Times un asesor presidencial, Jeffrey Bader, &ldquo;esto sucede desde la crisis sist&eacute;mica de 2008/09. Dado que el fen&oacute;meno golpe&oacute; poco en oriente, pero no amaina del todo en occidente, Beijing cree llegada la hora de actuar como superpotencia&rdquo;.</p>
<p>Sea como fuere, la cumbre correr peligro de sufrir una suerte peor a la de junio, China parece dispuesta a forzar los tiempos en materia de desarrollo, exportaciones inclusive, sin prestar mucha atenci&oacute;n a desequilibrios cambiarios. La carta india, por otro lado, parece menos viable que otra idea de Obama: una coalici&oacute;n de aliados europeos y emergentes para presionar a Beijing.</p>
<p>Por de pronto, algo similar intent&oacute; Timothy Geithner, secretario de hacienda, en la reciente reuni&oacute;n del g-7 (de suyo, un anacronismo). Washington no obtuvo resultados con una propuesta parecida: un esquema de revaluaciones centrado en el y&uuml;an y devaluaciones paralelas del d&oacute;lar, el euro y el yen.</p>
<p>En esta fase, &ldquo;aparece el factor India, invitada d&iacute;as atr&aacute;s a adoptar papel m&aacute;s activo en la contenci&oacute;n de China&rdquo;, revel&oacute; el Financial Times. Desde un &aacute;ngulo totalmente distinto, se&ntilde;ala igual fuente, EE.UU., &ldquo;no descarta compromisos militares m&aacute;s claros en el Pac&iacute;fico norte, como le plantean en secreto Jap&oacute;n, Surcorea, Taiw&aacute;n, Singapur y, aunque parezca mentira, Vietnam. Su inclusi&oacute;n en esos contactos tiene un fin obvio: evitar que el Pac&iacute;fico sea un lago chino&rdquo;. <br />
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