Banco Mundial: Wolfowitz, puesto en capilla por una comité

La junta supervisora del Banco internacional de reconstrucción y fomento (BIRF) formó un comité especial para resolver si el archiconservador Wolfowitz continúa o debe dimitir. Nunca había sucedido en la entidad.

22 abril, 2007

Este grupo incluye profesionales y no pinta bien para el ex subsecretario de defensa. Abarca a algunos que se sienten hostigados por el círculo íntimo del presidente que impuso George W.Bush. Entretanto, el estado de Vermont pide juicio político a éste y al vicepresidente Richard Cheney por abusar de facultades constitucionales en Irak y Afganistán.

Los veinticuatro miembros de la junta mostraron “preocupación por el asunto” y urgieron “analizarlo en forma inmediata”. En parte, porque los favores a su amante musulmana, Shahá Rizá, no empezaron en el BIRF sino tiempo antes, en defensa. Según la inspección general del Pentágono, Rizá (es libia) fue contratada por Wolfowitz, en 2003, para definir un proyecto de gobierno en Bagdad.

Este fin de semana trascendía, al respecto, que Condoleezza Rice ha exigido al Banco Mundial retirar a Rizá de la misión ante del departamento de estado. Casi simultáneamente, circulan en Washington fuertes objeciones a la actitud de Wolfowitz como jefe del BIRF. Desde ese cargo, apoyó públicamente la política bélica de Bush y la frustrada invasión israelí a Líbano. Si bien el funcionario es judío ortodoxo, no puede involucrar a la institución en esas actitudes.

El personal superior del BIRF demandaba el viernes la defenestración de Wolfowitz y uno de los dos vicepresidentes, Graeme Wheeler, le aconsejó renunciar. Varios jerárquicos estables amenazaron con irse si el presidente no lo hace. Sus colegas del Fondo Monetario -salvo Anup Singh- se han solidarizado con el planteo.

Este grupo incluye profesionales y no pinta bien para el ex subsecretario de defensa. Abarca a algunos que se sienten hostigados por el círculo íntimo del presidente que impuso George W.Bush. Entretanto, el estado de Vermont pide juicio político a éste y al vicepresidente Richard Cheney por abusar de facultades constitucionales en Irak y Afganistán.

Los veinticuatro miembros de la junta mostraron “preocupación por el asunto” y urgieron “analizarlo en forma inmediata”. En parte, porque los favores a su amante musulmana, Shahá Rizá, no empezaron en el BIRF sino tiempo antes, en defensa. Según la inspección general del Pentágono, Rizá (es libia) fue contratada por Wolfowitz, en 2003, para definir un proyecto de gobierno en Bagdad.

Este fin de semana trascendía, al respecto, que Condoleezza Rice ha exigido al Banco Mundial retirar a Rizá de la misión ante del departamento de estado. Casi simultáneamente, circulan en Washington fuertes objeciones a la actitud de Wolfowitz como jefe del BIRF. Desde ese cargo, apoyó públicamente la política bélica de Bush y la frustrada invasión israelí a Líbano. Si bien el funcionario es judío ortodoxo, no puede involucrar a la institución en esas actitudes.

El personal superior del BIRF demandaba el viernes la defenestración de Wolfowitz y uno de los dos vicepresidentes, Graeme Wheeler, le aconsejó renunciar. Varios jerárquicos estables amenazaron con irse si el presidente no lo hace. Sus colegas del Fondo Monetario -salvo Anup Singh- se han solidarizado con el planteo.

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