Turquía: la corte constitucional anula la votación a favor de Gül

Invocando el carácter laico de la república, el supremo tribunal dejó sin efecto el triunfo parlamentario de Abdullá Gül, ideólogo del fundamentalismo islámico turco. Ante eso, el gobierno busca adelantar las elecciones generales.

2 mayo, 2007

Algunos observadores estiman el primer ministro Recep Erdögan trata de superar un callejón sin salida y apartar a su amigo Gül de una eventual presidencia. De hecho, la corte constitucional se ha pronunciado por el laicismo, como lo había hecho el general Yasar Burukanit (jefe del estado mayor conjunto), sólo que en tono casi golpista.

Por ello, el lunes la lira cayó a valores de hace ocho meses, mientras se desplomaban acciones y bonos. El ejército amagaba impedir una segunda votación, potencialmente favorable a Gül. Es la primera en la historia republicana que el máximo tribunal anula una votación parlamentaria y esto puede llevar a un choque entre poderes.

El dólar subió 2,5%, a 1,36 liras, en Estambul. El indicador accionario líder perdió 4% y casi 8% en la semana. Esto es, se licuaron US$ 5.750 millones en capitalización bursátil.

Desde el domingo, millares de personas llenan las calles de Constantinopla y Esmirna. Protestan contra Gül y el intento del Partido de justicia y desarrollo (AKP, que controla el congreso) de acentuar las características religiosas del régimen, opuestas a la constitución de 1923. Por el contrario, en Angora –la capital política- hubo manifestaciones antilaicas el lunes y martes.

Gül es resistido por los militares desde hace años. En 1997 era primer ministro –también por el AKP- y lo depuso un golpe castrense. Luego, estuvo privado de derechos civiles durante largo tiempo. Las fuerzas armadas, fieles al laicismo de Mustafá Kemal Atatürk pero poco afectas a las formas legales, amenazaban con el quinto golpe desde 1960. Pese a consejos de varios dirigentes del propio AKP, Gül estaba resuelto a vengarse de los militares e imponer un régimen fundamentalista, aun a costa de otro golpe.

Esta vez, dirigido directamente al parlamento y no sin discreto apoyo de la oposición laica. De ahí las febriles negociaciones encaradas desde el martes por Erdögan y la súbita intervención de la corte constitucional. “Afrontamos un dilema entre democracia, ortodoxia islámica y constitución laica. Es una ironía –observa el analista bursátil Baris Sozen- que el ejército piense en un golpe contra autoridades legales para salvar la esencia de la democracia turca. Los inversores del exterior no entienden qué sucede y es lógico, pero saben que el fundamentalismo no favorece los negocios, salvo en Irán”.

Obligado por su propio entorno, que responde a Gül, Erdögan reiteró el lunes su apoyo al eventual presidente y actual ministro de justicia en un mensaje por radio y TV (velozmente desactulizado por los hechos). A los ojos del sector financiero, el “premier” ha hecho bien los deberes: mejoró la productividad –pero debilitó el empleo-, redujo la deuda pública y el déficit fical. Al mismo tiempo, amplió la libertad de opinión –para cumplir con exigencias de la Unión Europea- y quitó a los militares el control sobre el consejo nacional de seguridad.

En Bruselas, la Comisión europea, vía el portavoz Johannes Laitenberger, reiteró el martes que sigue de cerca los acontecimientos. Más específico fue el finés Olli Rehn, comisario para la ampliación de la UE. “La reacción militar hace peligrar la convergencia entre Turquía y los valores democráticos de nuestros 27 miembros”. Pero el ejemplo de Polonia, manejada por los mellizos Kaczynski –adalides del catolicismo ultramontano y la caza de brujas-, pone en tela de juicio la vocación democrática la UE.

Por su parte, la Casa Blanca –asediada por un escándalo tras otro- se limitó a reiterar confianza en “las instituciones turcas”. Entretanto, las repúblicas centroasiéticas de habla turcomana tratan de mediar, aunque sin gestos ostensibles (padecen de autoritarismo feudal y corrupción sistémica). En particular, Adzerbaidyán y Türkmenistán temen desbordes de fanatismo musulmán en sus territorios, inspirados por el AKP. En la otra punta, varios generales turcos quisieran poner ese partido fuera de la ley, aunque si apelar necesariamente a un golpe de estado internacionalmente poco potable.

Algunos observadores estiman el primer ministro Recep Erdögan trata de superar un callejón sin salida y apartar a su amigo Gül de una eventual presidencia. De hecho, la corte constitucional se ha pronunciado por el laicismo, como lo había hecho el general Yasar Burukanit (jefe del estado mayor conjunto), sólo que en tono casi golpista.

Por ello, el lunes la lira cayó a valores de hace ocho meses, mientras se desplomaban acciones y bonos. El ejército amagaba impedir una segunda votación, potencialmente favorable a Gül. Es la primera en la historia republicana que el máximo tribunal anula una votación parlamentaria y esto puede llevar a un choque entre poderes.

El dólar subió 2,5%, a 1,36 liras, en Estambul. El indicador accionario líder perdió 4% y casi 8% en la semana. Esto es, se licuaron US$ 5.750 millones en capitalización bursátil.

Desde el domingo, millares de personas llenan las calles de Constantinopla y Esmirna. Protestan contra Gül y el intento del Partido de justicia y desarrollo (AKP, que controla el congreso) de acentuar las características religiosas del régimen, opuestas a la constitución de 1923. Por el contrario, en Angora –la capital política- hubo manifestaciones antilaicas el lunes y martes.

Gül es resistido por los militares desde hace años. En 1997 era primer ministro –también por el AKP- y lo depuso un golpe castrense. Luego, estuvo privado de derechos civiles durante largo tiempo. Las fuerzas armadas, fieles al laicismo de Mustafá Kemal Atatürk pero poco afectas a las formas legales, amenazaban con el quinto golpe desde 1960. Pese a consejos de varios dirigentes del propio AKP, Gül estaba resuelto a vengarse de los militares e imponer un régimen fundamentalista, aun a costa de otro golpe.

Esta vez, dirigido directamente al parlamento y no sin discreto apoyo de la oposición laica. De ahí las febriles negociaciones encaradas desde el martes por Erdögan y la súbita intervención de la corte constitucional. “Afrontamos un dilema entre democracia, ortodoxia islámica y constitución laica. Es una ironía –observa el analista bursátil Baris Sozen- que el ejército piense en un golpe contra autoridades legales para salvar la esencia de la democracia turca. Los inversores del exterior no entienden qué sucede y es lógico, pero saben que el fundamentalismo no favorece los negocios, salvo en Irán”.

Obligado por su propio entorno, que responde a Gül, Erdögan reiteró el lunes su apoyo al eventual presidente y actual ministro de justicia en un mensaje por radio y TV (velozmente desactulizado por los hechos). A los ojos del sector financiero, el “premier” ha hecho bien los deberes: mejoró la productividad –pero debilitó el empleo-, redujo la deuda pública y el déficit fical. Al mismo tiempo, amplió la libertad de opinión –para cumplir con exigencias de la Unión Europea- y quitó a los militares el control sobre el consejo nacional de seguridad.

En Bruselas, la Comisión europea, vía el portavoz Johannes Laitenberger, reiteró el martes que sigue de cerca los acontecimientos. Más específico fue el finés Olli Rehn, comisario para la ampliación de la UE. “La reacción militar hace peligrar la convergencia entre Turquía y los valores democráticos de nuestros 27 miembros”. Pero el ejemplo de Polonia, manejada por los mellizos Kaczynski –adalides del catolicismo ultramontano y la caza de brujas-, pone en tela de juicio la vocación democrática la UE.

Por su parte, la Casa Blanca –asediada por un escándalo tras otro- se limitó a reiterar confianza en “las instituciones turcas”. Entretanto, las repúblicas centroasiéticas de habla turcomana tratan de mediar, aunque sin gestos ostensibles (padecen de autoritarismo feudal y corrupción sistémica). En particular, Adzerbaidyán y Türkmenistán temen desbordes de fanatismo musulmán en sus territorios, inspirados por el AKP. En la otra punta, varios generales turcos quisieran poner ese partido fuera de la ley, aunque si apelar necesariamente a un golpe de estado internacionalmente poco potable.

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