Asia oriental: ¿la próxima fuente de inflación global?

El aumento de productos básicos e hidrocarburos comienza a generar inflación en las principales economías asiáticas. Varios analistas temen que, al combinarse con el repunte de tasas norteamericanas, aquélla se contagie al mundo.

14 abril, 2004

Hasta hace pocos meses, los precios minoristas en Asia oriental y meridional se mantenían estables. O descendían, dada la capacidad de varios países para ajustarse a la desaceleración que mostraban las economías centrales. Pero, ahora, torna la presión inflacionaria, ayudada por alzas en crudos y derivados. Su clave: la inagotable demanda china (no sólo de combustibles y energía).

Por un lado, el barril de petróleo tejano –una de las referencias globales- superó tres o cuatro veces la cota de US$ 35. Por el otro, la chatarra de acero y cobre, un insumo relevante en la región, subió 100% en año y medio. Se explica así que los índices de precios al consumidor subiesen bastante en marzo, respecto de abril de 2003, en Tailandia (2,3%), China (3,3%), Taiwán (2,7%), India (4,4%) o Indonesia (5%).

“China y la zona están en un punto de inflexión. Empiezan a acumularse presiones inflacionarias”, señalaba hace dos días un informe de Lehman Brothers (Tokio). Pero ¿por qué eso debiera preocupar al resto del planeta, inclusive Estados Unidos?…

Simple: muchos bienes manufacturados, especialmente de uso final, provienen hoy de China, Tailandia, Malasia e India. Su encarecimiento impactará en consumidores de ambas Américas, Unión Europea y Comunidad de Estados Independientes (ex URSS). También sentirán el efecto las importaciones de componentes –chinos, sobre todo- para fabricas productos.

Así como la invasión de componentes y productos asiáticos estuvo años presionando hacia abajo los precios de rubros complejos (computadoras portátiles, como caso piloto) en las economías centrales, hoy asoma el fenómeno opuesto. Un grupo de empresas se resiste a pasar aumentos a sus productos, para no perder clientes. Otros ya empiezan a hacerlo; verbigracia, Sony, Kumho Tire (Surcorea), Michelin y los fabricantes de juguetes.

Algunos analistas restan importancia al problema, sosteniendo que las materias primas pesan apenas 10% en los costos de producción, contra 65% de mano de obra. Otros afirman que eso sólo vale en EE.UU., donde se pagan salarios muy superiores al promedio internacional. En Latinoamérica y gran parte de Asia, al trabajo “cuesta” un tercio de la norma norteamericana, o menos.

Los riesgos no terminan ahí. En algunos segmentos económicos que exportan trabajo (tercerización “off shore”), un proceso inflacionario asiáticos les elevaría costos laborales, pues tendrían que subir remuneraciones. En otro plano, si las tasas repuntasen en EE.UU. –por efectos de la reactivación-, también habría presiones sobre costos (no sólo los laborales).

Hasta hace pocos meses, los precios minoristas en Asia oriental y meridional se mantenían estables. O descendían, dada la capacidad de varios países para ajustarse a la desaceleración que mostraban las economías centrales. Pero, ahora, torna la presión inflacionaria, ayudada por alzas en crudos y derivados. Su clave: la inagotable demanda china (no sólo de combustibles y energía).

Por un lado, el barril de petróleo tejano –una de las referencias globales- superó tres o cuatro veces la cota de US$ 35. Por el otro, la chatarra de acero y cobre, un insumo relevante en la región, subió 100% en año y medio. Se explica así que los índices de precios al consumidor subiesen bastante en marzo, respecto de abril de 2003, en Tailandia (2,3%), China (3,3%), Taiwán (2,7%), India (4,4%) o Indonesia (5%).

“China y la zona están en un punto de inflexión. Empiezan a acumularse presiones inflacionarias”, señalaba hace dos días un informe de Lehman Brothers (Tokio). Pero ¿por qué eso debiera preocupar al resto del planeta, inclusive Estados Unidos?…

Simple: muchos bienes manufacturados, especialmente de uso final, provienen hoy de China, Tailandia, Malasia e India. Su encarecimiento impactará en consumidores de ambas Américas, Unión Europea y Comunidad de Estados Independientes (ex URSS). También sentirán el efecto las importaciones de componentes –chinos, sobre todo- para fabricas productos.

Así como la invasión de componentes y productos asiáticos estuvo años presionando hacia abajo los precios de rubros complejos (computadoras portátiles, como caso piloto) en las economías centrales, hoy asoma el fenómeno opuesto. Un grupo de empresas se resiste a pasar aumentos a sus productos, para no perder clientes. Otros ya empiezan a hacerlo; verbigracia, Sony, Kumho Tire (Surcorea), Michelin y los fabricantes de juguetes.

Algunos analistas restan importancia al problema, sosteniendo que las materias primas pesan apenas 10% en los costos de producción, contra 65% de mano de obra. Otros afirman que eso sólo vale en EE.UU., donde se pagan salarios muy superiores al promedio internacional. En Latinoamérica y gran parte de Asia, al trabajo “cuesta” un tercio de la norma norteamericana, o menos.

Los riesgos no terminan ahí. En algunos segmentos económicos que exportan trabajo (tercerización “off shore”), un proceso inflacionario asiáticos les elevaría costos laborales, pues tendrían que subir remuneraciones. En otro plano, si las tasas repuntasen en EE.UU. –por efectos de la reactivación-, también habría presiones sobre costos (no sólo los laborales).

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