As-Saad: ¿un jeque, símbolo del nuevo orden financiero global?

Fue el jerarca más buscado en Davos, donde el director gerente de Fondo Monetario cuestionaba la ortodoxia neoclásica de sus burócratas. Bader as-Sa’ad preside la autoridad inversora de Kuweit, una alcancía de US$ 213.000 millones.

29 enero, 2008

Dominique Strauss-Kahn se lo cruzó en varios paneles. Nada contrastaba más que su traje occidental o sus proclividades neokeinesianas y el del jeque, un monetarista que –como muchos cristianos y judios- ha olvidado lo que sus escrituras dicen sobre la especulación financiera. Ni siquiera ocultaba su satisfacción ante las mismas turbulencias que desvelan al FMI y otros participantes del foro suizo.

Hace poco, la autoridad kuweití puso US$ 5,000 millones para que Merrill Lynch no se quedara en seco. Hablando con el “Journal de Genève”, as-Sa’ad admitió que su fondo inversor considera colocaciones ulteriores en Europa occidental, aunque no quiso tocar el tema de Société Générale. “Sea como fuere –señaló- la crisis en los mercados tiene para un tiempo y debe aprovecharse”.

En rigor, varios debates en Davos plantearon lo que podría ser un nuevo orden financiero, si no económico. Dejando atrás a Estados Unidos y la Eurozona como pivotes, la globalización iniciada en 1990 cederá ante un mundo multipolar, al menos en cuanto a movimiento de capitales. Ya en 2006, la consultoría McKinsey advertia que un tercio de activos financieros estaba en manos de EE.UU. (US$ 56 billones) y unos 23,5 billones en las de economías en desarrollo.

Pero, en 2007, esta suma podría haber alcanzado 33 billones, mientras el aporte norteamericano no subiría de 44 billones. No obstante, el “peligro” real los constituyen los fondos soberanos. Según la fuente anterior, a fin de septiembre último había US$ 875.000 millones en la KIA (no confundir con la marca surcoreana), 490.000 millones en el del estado singapurés y 300.000 millones controlados por la familia real saudí, 200.000 en China Investments.

Dominique Strauss-Kahn se lo cruzó en varios paneles. Nada contrastaba más que su traje occidental o sus proclividades neokeinesianas y el del jeque, un monetarista que –como muchos cristianos y judios- ha olvidado lo que sus escrituras dicen sobre la especulación financiera. Ni siquiera ocultaba su satisfacción ante las mismas turbulencias que desvelan al FMI y otros participantes del foro suizo.

Hace poco, la autoridad kuweití puso US$ 5,000 millones para que Merrill Lynch no se quedara en seco. Hablando con el “Journal de Genève”, as-Sa’ad admitió que su fondo inversor considera colocaciones ulteriores en Europa occidental, aunque no quiso tocar el tema de Société Générale. “Sea como fuere –señaló- la crisis en los mercados tiene para un tiempo y debe aprovecharse”.

En rigor, varios debates en Davos plantearon lo que podría ser un nuevo orden financiero, si no económico. Dejando atrás a Estados Unidos y la Eurozona como pivotes, la globalización iniciada en 1990 cederá ante un mundo multipolar, al menos en cuanto a movimiento de capitales. Ya en 2006, la consultoría McKinsey advertia que un tercio de activos financieros estaba en manos de EE.UU. (US$ 56 billones) y unos 23,5 billones en las de economías en desarrollo.

Pero, en 2007, esta suma podría haber alcanzado 33 billones, mientras el aporte norteamericano no subiría de 44 billones. No obstante, el “peligro” real los constituyen los fondos soberanos. Según la fuente anterior, a fin de septiembre último había US$ 875.000 millones en la KIA (no confundir con la marca surcoreana), 490.000 millones en el del estado singapurés y 300.000 millones controlados por la familia real saudí, 200.000 en China Investments.

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