Argentina repuntó pero sigue lejos de EE.UU., Canadá y Australia

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El economista Luis Secco, consultor externo de Deloitte, desmenuzó las divergencias en los crecimientos históricos de las economías de Argentina Estados Unidos, Canadá y Australia. Desde los 40 la brecha se abrió.

Respecto de Estados Unidos, nuestro ingreso per cápita retrocedió de estar casi nivelado en 1908 hasta ocupar un tercio en 2010. Al medirlo con Canadá, mientras en la crisis del 30 el ingreso por argentino era superior y a fines de los `40 no existían diferencias, el país del otro extremo del continente lo duplica actualmente. Y con Australia sucede algo similar.

 

El crecimiento económico argentino, en el contexto de estructuras productivas similares como EE.UU., Canadá, Australia, hacia fines del siglo XIX denotaba un crecimiento acelerado, incluso por encima de aquellas, con estándares de vida similares.

 

Secco indica que en ese crecimiento acelerado se prolongó en las primeras décadas del siglo XX, pero ya el ritmo era similar al de los otros países parangonados.

 

Pero en los años 40, cuando el crecimiento comienza a acelerarse en todo el mundo, el comportamiento en la Argentina empieza a mostrarse divergente, tendencia que se profundiza como resultado de las crisis de mediados de los 70, fines de los 80 y fines de los 90.

 

Así se llegó a que el producto per cápita de 2002 no fuese muy distinto del de los comienzos de la década del ’60. Y lo que primero era una divergencia relativa (se crecía, pero menos que el país con el liderazgo tecnológico y menos que los países que convergían hacia los estándares de vida del país líder) se convirtió en un franco estancamiento, que llevado al ingreso per cápita se verifica aun cuando la Argentina experimentó, en las últimas cinco décadas, tres períodos de crecimiento acelerado (1964-1974, 1990-1998, y, el último, que arranca en 2003).

 

Mientras que la separación de Argentina se torna evidente como fenómeno de largo plazo, no se puede pasar por alto entonces que el proceso no ha sido homogéneo: entre 1940 y 2010 se sucedieron diferentes períodos de aumento y de reducción de la brecha de ingresos, los cuales, en su gran mayoría, obedecieron al propio comportamiento de la Argentina.

 

Series comparables

 

El análisis que acomete Secco en materia de crecimiento económico de los últimos 100 años toma 1875 como punto de partida y termina en 2010. Utiliza las series de PBI de poder adquisitivo constante en dólares elaboradas por Angus Maddison para la OECD en 1995, actualizadas hasta 2010.

 

Tomando la evolución del producto por habitante (PBI per cápita), un indicador del nivel de bienestar de un país, observa:

 

* Una etapa de sostenido crecimiento que arranca en 1880 y que se vería interrumpido por la crisis de la primera Guerra Mundial, primero, y por la crisis de 1930, después.

* Una segunda etapa de crecimiento luego de dicha crisis, en la que el PBI crece pero a un ritmo un tanto más lento y con una relativa mayor volatilidad.

* La etapa anterior se extiende hasta mediados de los años ’60, cuando se produce una aceleración del ritmo de crecimiento que se interrumpe claramente hacia mediados de 1970.

* Un largo período de 15 años de estancamiento económico (la famosa “década perdida” en Argentina duró 15 años) que ahí comienza.

* Una nueva etapa de expansión del producto que se inicia en los ’90, a tasas elevadas (similares a las verificadas en los ’60) que culmina en 1998 cuando Argentina entra en otro período de contracción económica que culmina con la crisis de 2001/2002, la más costosa de la historia argentina.

* Y que Argentina vuelve a crecer a tasas elevadas a partir de 2003, recuperando parte del tiempo perdido.

 

Pero en este aspecto, la incógnita es si el proceso de crecimiento iniciado en 2003 marca un quiebre del proceso de estancamiento y crisis iniciado a mediados de los ´70, o si la amenaza latente de que se genere una nueva corrección desordenada de ciertos desequilibrios macroeconómicos, determine, al momento de concretarse, una nueva contracción del producto, cuya magnitud y duración dependerían de cómo el sistema político procese las correcciones macro necesarias.

 

Las crisis de mediados de los ´70, fines de los ´80 y fines de los ´90 determinaron que el producto per cápita de 2002 no fuera muy distinto del de mediados de la década del ’60, aun cuando la Argentina experimentara, en esos 40 años, dos períodos de crecimiento acelerado (1964-1974 y 1990-1998).

 

Fracasos

 

La dinámica de crecimiento de largo plazo de Argentina no fue sostenida si se la compara con la performance económica de otros países con puntos de partida similares y de otros relativamente atrasados de inicios del siglo XX. Esto es crucial porque al poner en perspectiva el crecimiento de la Argentina vis a vis al de otros países, el “fracaso” de los últimos 40 años queda relativizado ya que se inscribe dentro de un “fracaso” de un alcance aún mayor.

 

Las economías de Estados Unidos, Canadá y Australia eran muy parecidas a la de Argentina de inicios del siglo pasado (unificación nacional reciente, masiva inmigración, gran disponibilidad de recursos naturales), y siguen siéndolo aún hoy, aunque las tres, a diferencia de la Argentina, lograron crecer en forma sostenida, lo cual se refleja en el dispar comportamiento del PBI per cápita argentino respecto de la experiencia de Estados Unidos, Canadá y Australia.

 

La historia del crecimiento de Argentina frente a la de Estados Unidos, Canadá y Australia puede dividirse, groseramente, en dos períodos bastante claros:

 

  • Desde 1875 hasta la segunda guerra mundial, la mayoría de los países se comporta de manera muy similar, con tasas relativamente bajas de crecimiento. El crecimiento económico moderno es un fenómeno que no tiene más de 60 años;
  • Hacia el final de la segunda guerra, se produce una marcada aceleración de las tasas de crecimiento del producto en la mayoría de los países, que no es acompañada por la Argentina.

 

El “divorcio” de la Argentina respecto de los países que eran sus pares a inicios del siglo pasado es un fenómeno de larga data, aun cuando claramente se agudiza desde mediados de los ’70.

 

Tomando, por ejemplo, el caso particular de Canadá, hasta fines de la década del ‘40 prácticamente no existieron diferencias, no sólo en cuanto a la performance de crecimiento sino también en cuanto a los niveles de ingreso per cápita de ambas economías. Incluso en algunos años de la última década del S.XIX y durante la crisis de 1930, el PBI per cápita de Argentina resultó superior al canadiense

 

Otra forma de ver el comportamiento divergente de la Argentina es computando el ingreso per cápita relativo “vis a vis” el de Estados Unidos (el país con el liderazgo tecnológico durante todo el período analizado).

 

Entre 1908 (cuando más cerca estuvo la Argentina de alcanzar el nivel de ingreso per cápita de Estados Unidos) y 2010, el ingreso per cápita argentino pasó del 80% al 36% del ingreso per cápita de Estados Unidos.

 

En el camino hacia la divergencia pueden distinguirse dos quiebres importantes. El primero hacia mediados de los años ’30 y el otro a mediados de los ’70.

 

Entre 1933 y 1974, el ingreso relativo de los argentinos pasó del 76% al 51% del de los norteamericanos y ¡entre 1974 y 2002 se redujo aún más hasta representar sólo un 25%!

 

Ahora bien, ¿cuándo fechamos el inicio del fracaso de la Argentina en materia de crecimiento económico? Porque el comportamiento divergente no se inicia en los ’70, con la década perdida, sino que se verifica desde mucho antes.

 

En el comportamiento del PBI per cápita argentino, si bien se habían producido una serie de contracciones y aceleraciones, su crecimiento no se había detenido sino hasta mediados de 1970.

 

La pérdida de dinamismo es incluso anterior. Argentina siguió creciendo después de la crisis del ‘30, pero lo hizo a una velocidad inferior a la que crecía la economía con el liderazgo tecnológico y otras economías que inicialmente se le parecían.

 

El divorcio entre la performance de crecimiento de la Argentina y la de Estados Unidos y otros países con condiciones iniciales similares (en el momento en que el mundo comenzó a crecer) brinda un panorama distinto al que se obtiene si se toma en cuenta en forma aislada la evolución del ingreso per cápita argentino.

 

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