Finalmente se pusieron de acuerdo más rápido de lo previsto. Tras unas largas y frustrantes negociaciones sobre el ingreso de Japón a la Asociación comercial Trans-Pacífico, ambos mandatarios, Barack Obama y Shinzo Abe, celebraron la coincidencia en una reunión en la Casa Blanca. Es cierto que también se trataba de renovar el nuevo pacto bilateral de seguridad, que es una urgencia para Tokio, cuyo gobierno se alarma con las iniciativas marítimas de China.
La octava visita oficial de Abe durante el mandato de Obama se centró en el pacto bilateral entre las dos naciones que permitirá mayor cooperación en ambos ejércitos en un momento en que aumenta la influencia de china en Asia. El pacto permitirá que las fuerzas militares japonesas y norteamericanas trabajen codo a codo en caso de conflicto en el Mar de la China o en Corea del Norte.
Pero el impulso en este campo sirvió para cerrar la brecha existente en materia comercial. Las conversaciones estaban empantanadas desde diciembre debido a que ambos países no se ponían de acuerdo sobre apertura de mercados agrícolas en Japón y aranceles de importación en Estados Unidos, materias sobre las cuales ahora hay consenso.
El tratado, espera la definición del Congreso de Estados Unidos, que lo debe ratificar. Tanto para Estados Unidos como para Japón el TPP es un esfuerzo económico y estratégico. Porque el TPP es ambas cosas, no es un tratado puramente económico. Es un esfuerzo por contener a China creando un anillo de economías interconectadas alrededor de China. Es un esfuerzo por crear una coalición de países dispuestos a fijar la próxima generación de reglas comerciales antes de que lo haga China.
La Alianza Trans Pacífico, considerada el último modelo de acuerdo de libre comercio, unirá 12 países: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur, Estados Unidos, Japón y Vietnam, con un PBI combinado equivalente a 40% de la economía mundial y exportaciones por un quinto de las exportaciones mundiales. Cuando se concrete, será el acuerdo comercial, regulatorio y de inversiones más grande del mundo.
La discusión de fondo será sobre quién logrará imponer su modelo y su visión del escenario global. Estados Unidos busca completar la integración de su acuerdo Trans-Pacífico en el plano comercial, que deliberadamente excluye a China.
Por su parte, el gigante asiático quiere acelerar el Área de Libre Comercio del Asia Pacífico, y superar las diferencias con Japón y contener la estrategia estadounidense.