<p>Un operador de Goldman Sachs, en realidad, formuló una pregunta que no habla bien del negocio, mientras bajaban las acciones de la firma otrora dirigida por Henry Paulson, hoy secretario de hacienda. “Es una paradoja –sostuvo- que un estado con doble superávit y buen crecimiento todavía no tenga acceso al mercado de deuda voluntario y pague 15% anual como Venezuela”.</p>
<p>Esa opinión es curiosa, pues Venezuela es exportadora petrolera y como, tal, superavitaria. Además, su mayor mercado es Estados Unidos, aunque Wall Street secunde la campaña política de George W.Bush contra el pintoresco Hugo Chávez.</p>
<p>Analistas de Lehman Brothers, Morgan Stanley y Crédit Suisse fueron más duros que el de GS. “Los mercados se preguntan si Argentina no estará al borde de otro cese de pagos”, opinó uno de ellos. Esto trasunta un factor psicológico: el trauma de un canje de deuda pública (2002/3) que dejó en postura desairada a esas firmas y al Fondo Monetario. Por entonces, el “Wall Street Journal” y el “Financial Times” desencadenaban una campaña casi insultante contra Luiz Inácio da Silva para impedir su elección.</p>
<p>El fracaso de esas bancas en advertir a tiempo una doble crisis (malas hipotecas, iliquidez) en 2006/7 o frenar la especulación con bonos chatarra colocados como buenos –estalló días atrás- le dio pasto a Cristina Fernández Kirchner. La presidente, claro, vinculó la ola de opiniones neoyorquinas con ciertos titulares tremendistas en el país.</p>
<p>Todo converge en una situación curiosa. Por un lado, parece claro que el nuevo entorno del poder busca formas de poner orden en el Indec, marginando a Guillermo Moreno. Obviamente, porque la manipulación estadística perjudica los títulos argentinos. Por el otro, de pronto Domingo F.Cavallo (responsable último de la crisis que desembocó en el canje de Roberto Lavagna) comparte con Fernando de la Rúa –en un club ultraconservador- una comida en apoyo de ambos cordobeses y sus gestiones.</p>
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Analistas de tercera línea alimentan una ofensiva contra argentina
Usando los nombres de bancas de inversión o firmas de valores donde trabajan en Nueva York, lanzaron una campaña contra Buenos Aires. La presidente argentina replicó dudando de su capacidad para predecir crisis en su propio terreno.