viernes, 13 de diciembre de 2024

Al borde de la peor recesión desde los años 30

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Mutado en Casandra, Alan Greenspan reprocha la indiferencia bursátil a ciertas señales. Pero el ex presidente de la Reserva Federal –discípulo de Ayn Rand- tiene visiones contradictorias, algo que no le sucedía a la vidente troyana.

A diferencia de su antecesor, el más influyente Paul Volcker, Greesnpan es proclive al tremendismo, máxime cuando –como ahora mismo- las principales bolsas occidentales generan burbujas sin sostén real. “En este momento, el crecimiento estadounidense está en punto puerto. La recuperación demorará más que en crisis anteriores”.

Según el gurú, “los actruales problemas en los mercados de riesgo son los peores de los últimos tiempos. No me sorprendería que sobrevenga la recesión más honda en muchos años”. Lo afirmó durante una conferencia en Abú Dhabí, miembro de la Unión de Emiratos Árabes.

Pero su diagnóstico no es tan tajante como parece. Tras dar por hecha una expansión casi cero, sin aportar números, Greenspan estima “probable que la mayor economía del mundo empiece a contraerse”(en realidad, ese puesto lo ocupa la Unión Europea). Aquí surge la una contradicción: “la globalización comercial y financiera –cree- atenuará algunos efectos de las turbulencias”.

Amén de retomar su “optimismo findamentalista” de 2003, el ex banquero central pasa el aviso por cuenta de sus anfitriones. “Cualquier resistencia en mi país a los fondos soberanos sería contraproducente”, sostiene en su segunda contradicción. Como si ambas cosas fuesen poco, Greenspan afirma que ”los crudos a más de US$100 el barril son para siempre”, credo compartido por los países exportadores y las grandes petroleras occidentales.

En verdad, por ahora el horizonte norteamericano es de estanflación, no todavía de recesión. Días atrás, la Reserva Federal redujo las proyecciones sobre crecimiento del producto bruto interno: para todo 2008, las pasó de 1,8/2,5% a 1,3/2% anual. ¿Razones? Las mismas que señala AG, o sea la crisis de malas hipotecas y la iliquidez en los mercados de crédito.

A diferencia de su antecesor, el más influyente Paul Volcker, Greesnpan es proclive al tremendismo, máxime cuando –como ahora mismo- las principales bolsas occidentales generan burbujas sin sostén real. “En este momento, el crecimiento estadounidense está en punto puerto. La recuperación demorará más que en crisis anteriores”.

Según el gurú, “los actruales problemas en los mercados de riesgo son los peores de los últimos tiempos. No me sorprendería que sobrevenga la recesión más honda en muchos años”. Lo afirmó durante una conferencia en Abú Dhabí, miembro de la Unión de Emiratos Árabes.

Pero su diagnóstico no es tan tajante como parece. Tras dar por hecha una expansión casi cero, sin aportar números, Greenspan estima “probable que la mayor economía del mundo empiece a contraerse”(en realidad, ese puesto lo ocupa la Unión Europea). Aquí surge la una contradicción: “la globalización comercial y financiera –cree- atenuará algunos efectos de las turbulencias”.

Amén de retomar su “optimismo findamentalista” de 2003, el ex banquero central pasa el aviso por cuenta de sus anfitriones. “Cualquier resistencia en mi país a los fondos soberanos sería contraproducente”, sostiene en su segunda contradicción. Como si ambas cosas fuesen poco, Greenspan afirma que ”los crudos a más de US$100 el barril son para siempre”, credo compartido por los países exportadores y las grandes petroleras occidentales.

En verdad, por ahora el horizonte norteamericano es de estanflación, no todavía de recesión. Días atrás, la Reserva Federal redujo las proyecciones sobre crecimiento del producto bruto interno: para todo 2008, las pasó de 1,8/2,5% a 1,3/2% anual. ¿Razones? Las mismas que señala AG, o sea la crisis de malas hipotecas y la iliquidez en los mercados de crédito.

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