sábado, 23 de noviembre de 2024

Advierten sobre déficit de infraestructura en la región

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El déficit de infraestructura en América latina amenaza con estrangular la posibilidad de crecimiento de exportaciones y afecta de manera negativa la tendencia declinante registrada durante los últimos años en materia de pobreza y desigualdad.

Responsables de organismos financieros regionales advirtieron que instaron a mayores inversiones en base a los nuevos paradigmas de desarrollo sostenible.

El pronóstico fue parte del análisis de la situación de la infraestructura en los países de la región, considerada como un elemento necesario para el crecimiento y el desarrollo sostenible, que hicieron esta semana el director del Instituto de Integración para América Latina (BID-Intal), Gustavo Béliz, y Nicolás Estupiñan, especialista en planificación urbana de la Corporación Andina de Fomento (CAF) durante el X Congreso de Economía organizado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño.

Según el titular del BID-Intal, los 163.000 millones de dólares invertidos por el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (Cosiplan) desde 2009, cuando fue creado por la Unasur, “no alcanzan” para hacer sostenibles los progresos en la región registrados en los últimos años de disminución de la pobreza y la desigualdad.

De los 579 proyectos de la Iniciativa para la Integración para la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), el plan maestro del Cosiplan, sólo 106 están concluidos, indicó Béliz.

 

Y atribuyó parte de este retraso a “obstáculos normativos e institucionales” en varias áreas, como transporte y logística, integración aérea, de puertos e hidrovías y de facilitación de fronteras, entre otras.

“En los países de América latina se destinan a las necesidades de infraestructura en promedio 2,5 % del PIB, mientras que en los países desarrollados la participación es del doble. En la región, los costos de logística son de entre 18 y 35 % y llegan hasta 40 % para las pymes, mientras que los países de la OCDE son de 8 %. Los gastos de transporte son 9 veces más altos que nuestros aranceles y en Estados Unidos son 2 veces más”, describió el funcionario para graficar el déficit en la materia.

La desigualdad es también parte del déficit en infraestructura, según Béliz, ya que la concentración de obras y servicios en los grandes conglomerados contrasta con lo que ocurre en zonas rurales, donde 36 % de las tierras está a seis horas de viaje de los mercados mientras que 30 % de la fuerza laboral está empleada en agricultura.

El ex ministro argentino llamó a mirar la integración no sólo desde lo físico, sino también desde lo institucional, la toma de decisiones y la capacidad volitiva, además de tener una visión ampliada y no unipolar para enfrentar “enormes desafíos”, a los que calificó como “realidades disruptivas y cambios exponenciales”, entre los que enumeró las impresoras 3D, la robótica, la inteligencia artificial, la nanotecnología y las profesiones a desaparecer y a surgir en los próximos diez años.

Al respecto, instó a “repensar el desarrollo económico de América latina en función de ventajas intelictivas relacionadas con la educación y el conocimiento en lugar de las comparativas y competitivas”.

Durante el panel, Antonio Tomasenía, consejero titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, resumió otras ponencias del congreso que alertaron sobre la problemática de la infraestructura y la necesidad de mejorarla y ampliarla para afrontar el crecimiento de las exportaciones.

Al respecto, reseñó que “para satisfacer el requerimiento del crecimiento de la producción agropecuaria se necesitan 18.000 millones de dólares en los puertos de Santa Fe, desde donde se despacha 80% de las exportaciones granarias del país”.

“Con crecimiento de volúmenes exportables y sin infraestructura se estrangulan las exportaciones, y sin marina mercante el problema se agrava”, señaló.

En tanto, Estupiñan relevó el déficit de infraestructura con datos de inversión pública que en la actualidad es de 2 o 2,5% del PIB cuando “debería ser de 5 o 6 por ciento para cerrar la brecha”.

El especialista destacó avances en agua, saneamiento, transporte público urbano y transporte de datos en los países de la región y, aunque también reconoció progresos en infraestructura de integración, señaló que hay un “atraso importante” en transporte marítimo y fluvial.

“América latina tiene que invertir más pero también saber para qué invertir. Primero hay que tener una visión de país y después un programa agroindustrial y recién ahí ver cuál es el cuello de botella. Pero hay que tener cuidado por cómo participa el sector privado en la inversión para evitar los monopolios, como ocurre con las telecomunicaciones”, recomendó.

El ex viceministro colombiano sostuvo que “la infraestructura tiene un rol determinante en el desarrollo” y que, en particular, el transporte “es un factor de distribución del ingreso”.

El principal desafío de América latina es actualizar los marcos normativos porque “hay plata y hay recursos”, dijo y llamó a “fortalecer la planificación, la coordinación de políticas y la articulación entre todos los niveles de gobierno”.

 

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