2001: El año empieza con decretos

Fernando de la Rúa tomó una decisión : firmó una serie de decretos que rompen la inercia política. Es el momento para desplegar una imprescindible estrategia nacional. Por Sergio Ceron

30 diciembre, 2000

Terminó el 2000 , el presidente de la Nación colocó los dados en el cubilete ,para apelar a una metáfora familiar , y empezó a jugar a la “generala obligada” .

No tiene mucho espacio de maniobra a partir de enero del 2001; no puede dilapidar un tiempo político de por sí postergado, ni intentar una súbita aceleración que lo desubique en la proyección de una imprescindible estrategia, cuya ausencia aún se le reprocha.

Un analista como Mariano Grondona le criticó no entender, bajo el supuesto influjo de la escuela neoliberal personificada en José Luis Machinea, que el país parecía sumido en una obsesión financiera que lo mantenía paralizado.

Lo importante no son las finanzas, sino la economía, sostuvo Grondona.

Desde otros sectores, aunque acordando con esta aserción, se insistía en que debía completarse el análisis con el otorgamiento de absoluta prioridad a la política, la ciencia de gobernar, para la cual la economía es un instrumento al servicio de la sociedad y de cada uno de sus componentes.

En los círculos de las ciencias políticas, los observadores de la realidad argentina advierten en la encrucijada del país la responsabilidad de una clase dirigente – y no sólo partidaria– que en líneas generales percibe el futuro con una mirada parcial, preocupada por el momento, por la táctica de supervivencia, más que por los objetivos a mediano y largo plazo.

Una visión estratégica, propia del estadista, supone jugarse al futuro del país, a la reactivación económica, antes de que el blindaje languidezca en una abúlica espera, a la promoción dinámica de la demanda de empleo, al florecimiento de las actividades productivas demandantes de mano de obra, a la equidad distributiva y a la paz social.

Una mirada de más corto alcance, pero de ninguna manera ilegítima, apunta a la renovación legislativa del año que comienza.

La Alianza procura retener el capital político obtenido en 1999 que el consenso general señala pasible de un grave deterioro.

La oposición, con el Justicialismo a la cabeza, aspira a aprovechar la coyuntura para reforzar sus posiciones. ( Ver “¿Blindaje Financiero o Blindaje Social?”).

Rodolfo Terragno en declaraciones al diario La Nación sostuvo el 17 último que los economistas allegados al gobierno “son especialistas en cualquier cosa menos en desarrollo económico”.

Pero, ¿es la Argentina un país pobre que debe resignarse a su destino?; veamos: su territorio representa la octava extensión territorial del planeta y cuenta con la cuarta pradera natural.

¿Qué más?:

1. En un mundo cada día más necesitado de agua, tiene grandes reservas acuíferas.

2. Su sector agropecuario produce con eficiencia y exporta alimentos, cereales, carnes y agroindustria, a pesar de las trabas impuestas por los países ricos que exigen un régimen de “fronteras abiertas” para los subdesarrollados.

3. Produce y exporta, o está en condiciones de hacerlo, energía – electricidad, petróleo y gas natural -, uno de los elementos constitutivos de la moderna ecuación sinérgica de poder.

4. Puede aprovechar los equipos supérstites para ubicar y aprovechar nichos de alta tecnología donde puede ser competitiva. Casos concretos: venta de reactor nuclear a Australia y convenios de cooperación con la Nasa para construir satélites científicos.(Ver “Exigen que exportemos más”).

Existen bases para desplegar una concepción de la estrategia destinada a insertar a la Argentina en el mundo de hoy en condiciones de dignidad y solvencia; esto es lo que la población necesita y requiere de sus dirigentes.

El Presidente lanza ,sobre el filo del milenio, una serie de decretos con los que intenta difundir una nueva imagen de su gobierno.

Se espera de él que, además de perseguir este objetivo, actúe ya no como político, sino como estadista.

La sociedad ha recibido con alivio el blindaje, pero sus mentes más esclarecidas llaman la atención sobre la necesidad de saber utilizarlo como un salvavidas momentáneo, para que la economía surja a la superficie, aspire oxígeno y se lance a su movilización plena.

Raúl Prebisch sostenía ,hace ya un par de décadas, que la Argentina no era un país subdesarrollado, sino subgobernado.

¿Cómo explicar, pues, que en el período 1962-99 (datos del FMI), nuestra tasa media de crecimiento fue de 2,1%, la de Brasil, 4,8%, Chile, 3,9% y México 3,7%?.

En los últimos 25 años en el país se concentró la renta de manera que la diferencia media entre los sectores pobres y ricos pasó de 12 a 40 veces.

El Indec informó que en el último año el número de pobres se incrementó en 10,8%; se estima que 40% de los argentinos tiene ingresos menores a $4 por día y, solamente en la Capital y el Gran Buenos Aires, 900 mil indigentes ganan menos de $ 1,80 por día; ¿Es posible pretender paz social y seguridad pública?.

No es poca cosa lo que enfrenta Fernando de la Rúa; la gran batalla para reducir el gasto público durante el 2000 se perdió en la arena política.

Tanto en el Senado, como en los gobernadores opositores, como en las propias filas de la Alianza, donde el portazo de Carlos Alvarez fue acompañado con rebeliones de legisladores y expresiones de protesta dentro del Frepaso y aún de la UCR.

La estructura política nacional, provincial y municipal provoca un gasto del orden de los US$ 20 mil millones anuales.

Es un punto difícil de abordar; ni en el Poder Legislativo ni en el Judicial, encontró Machinea terreno propicio para recortes razonables.

Un ejemplo: hay en el país 6.455 concejales, a los que se suman todos los cargos derivados de secretarios y asesores; en algunas provincias los concejales ganan más que los gobernadores. ¿Por dónde cortar el círculo vicioso?.

Fernando de la Rúa cree – según versiones de los medios – que ha perdido capital político con las medidas tomadas para satisfacer las condiciones impuestas por el blindaje.

Tal sea cierto en la coyuntura; pero a corto, mediano y largo plazo tiene abiertas las posibilidades para recuperarlo y tal vez acrecentarlo.

Debe emitir señales de que tiene planes concretos y decisión y posibilidades para ejecutarlos.

Tal vez esa sea la razón por la que decidió colocar todos los dados en el cubilete: los decretos para el Plan de Infraestructura (Ver “Comienza el plan de obras”); la conmutación de penas a los asaltantes de La Tablada; la desregulación de las Obras Sociales; la Reforma Previsional y el veto al artículo 18 del Presupuesto, por el cual el Congreso – opositores y oficialistas lo votaron – aspira a suprimir la rebaja de salarios a los estatales.

Una metáfora servirá para reflejar lo que ocurre; el primer mandatario adoptó una decisión “de necesidad y urgencia”, colocar las cartas sobre la mesa, porque el tiempo en la proyección estratégica es uno de los instrumentos esenciales para lograr los objetivos.

El país debe augurarle éxito en este 2001 conflictivo y enigmático, porque “no es para bien de uno, sino para bien de todos”.

Terminó el 2000 , el presidente de la Nación colocó los dados en el cubilete ,para apelar a una metáfora familiar , y empezó a jugar a la “generala obligada” .

No tiene mucho espacio de maniobra a partir de enero del 2001; no puede dilapidar un tiempo político de por sí postergado, ni intentar una súbita aceleración que lo desubique en la proyección de una imprescindible estrategia, cuya ausencia aún se le reprocha.

Un analista como Mariano Grondona le criticó no entender, bajo el supuesto influjo de la escuela neoliberal personificada en José Luis Machinea, que el país parecía sumido en una obsesión financiera que lo mantenía paralizado.

Lo importante no son las finanzas, sino la economía, sostuvo Grondona.

Desde otros sectores, aunque acordando con esta aserción, se insistía en que debía completarse el análisis con el otorgamiento de absoluta prioridad a la política, la ciencia de gobernar, para la cual la economía es un instrumento al servicio de la sociedad y de cada uno de sus componentes.

En los círculos de las ciencias políticas, los observadores de la realidad argentina advierten en la encrucijada del país la responsabilidad de una clase dirigente – y no sólo partidaria– que en líneas generales percibe el futuro con una mirada parcial, preocupada por el momento, por la táctica de supervivencia, más que por los objetivos a mediano y largo plazo.

Una visión estratégica, propia del estadista, supone jugarse al futuro del país, a la reactivación económica, antes de que el blindaje languidezca en una abúlica espera, a la promoción dinámica de la demanda de empleo, al florecimiento de las actividades productivas demandantes de mano de obra, a la equidad distributiva y a la paz social.

Una mirada de más corto alcance, pero de ninguna manera ilegítima, apunta a la renovación legislativa del año que comienza.

La Alianza procura retener el capital político obtenido en 1999 que el consenso general señala pasible de un grave deterioro.

La oposición, con el Justicialismo a la cabeza, aspira a aprovechar la coyuntura para reforzar sus posiciones. ( Ver “¿Blindaje Financiero o Blindaje Social?”).

Rodolfo Terragno en declaraciones al diario La Nación sostuvo el 17 último que los economistas allegados al gobierno “son especialistas en cualquier cosa menos en desarrollo económico”.

Pero, ¿es la Argentina un país pobre que debe resignarse a su destino?; veamos: su territorio representa la octava extensión territorial del planeta y cuenta con la cuarta pradera natural.

¿Qué más?:

1. En un mundo cada día más necesitado de agua, tiene grandes reservas acuíferas.

2. Su sector agropecuario produce con eficiencia y exporta alimentos, cereales, carnes y agroindustria, a pesar de las trabas impuestas por los países ricos que exigen un régimen de “fronteras abiertas” para los subdesarrollados.

3. Produce y exporta, o está en condiciones de hacerlo, energía – electricidad, petróleo y gas natural -, uno de los elementos constitutivos de la moderna ecuación sinérgica de poder.

4. Puede aprovechar los equipos supérstites para ubicar y aprovechar nichos de alta tecnología donde puede ser competitiva. Casos concretos: venta de reactor nuclear a Australia y convenios de cooperación con la Nasa para construir satélites científicos.(Ver “Exigen que exportemos más”).

Existen bases para desplegar una concepción de la estrategia destinada a insertar a la Argentina en el mundo de hoy en condiciones de dignidad y solvencia; esto es lo que la población necesita y requiere de sus dirigentes.

El Presidente lanza ,sobre el filo del milenio, una serie de decretos con los que intenta difundir una nueva imagen de su gobierno.

Se espera de él que, además de perseguir este objetivo, actúe ya no como político, sino como estadista.

La sociedad ha recibido con alivio el blindaje, pero sus mentes más esclarecidas llaman la atención sobre la necesidad de saber utilizarlo como un salvavidas momentáneo, para que la economía surja a la superficie, aspire oxígeno y se lance a su movilización plena.

Raúl Prebisch sostenía ,hace ya un par de décadas, que la Argentina no era un país subdesarrollado, sino subgobernado.

¿Cómo explicar, pues, que en el período 1962-99 (datos del FMI), nuestra tasa media de crecimiento fue de 2,1%, la de Brasil, 4,8%, Chile, 3,9% y México 3,7%?.

En los últimos 25 años en el país se concentró la renta de manera que la diferencia media entre los sectores pobres y ricos pasó de 12 a 40 veces.

El Indec informó que en el último año el número de pobres se incrementó en 10,8%; se estima que 40% de los argentinos tiene ingresos menores a $4 por día y, solamente en la Capital y el Gran Buenos Aires, 900 mil indigentes ganan menos de $ 1,80 por día; ¿Es posible pretender paz social y seguridad pública?.

No es poca cosa lo que enfrenta Fernando de la Rúa; la gran batalla para reducir el gasto público durante el 2000 se perdió en la arena política.

Tanto en el Senado, como en los gobernadores opositores, como en las propias filas de la Alianza, donde el portazo de Carlos Alvarez fue acompañado con rebeliones de legisladores y expresiones de protesta dentro del Frepaso y aún de la UCR.

La estructura política nacional, provincial y municipal provoca un gasto del orden de los US$ 20 mil millones anuales.

Es un punto difícil de abordar; ni en el Poder Legislativo ni en el Judicial, encontró Machinea terreno propicio para recortes razonables.

Un ejemplo: hay en el país 6.455 concejales, a los que se suman todos los cargos derivados de secretarios y asesores; en algunas provincias los concejales ganan más que los gobernadores. ¿Por dónde cortar el círculo vicioso?.

Fernando de la Rúa cree – según versiones de los medios – que ha perdido capital político con las medidas tomadas para satisfacer las condiciones impuestas por el blindaje.

Tal sea cierto en la coyuntura; pero a corto, mediano y largo plazo tiene abiertas las posibilidades para recuperarlo y tal vez acrecentarlo.

Debe emitir señales de que tiene planes concretos y decisión y posibilidades para ejecutarlos.

Tal vez esa sea la razón por la que decidió colocar todos los dados en el cubilete: los decretos para el Plan de Infraestructura (Ver “Comienza el plan de obras”); la conmutación de penas a los asaltantes de La Tablada; la desregulación de las Obras Sociales; la Reforma Previsional y el veto al artículo 18 del Presupuesto, por el cual el Congreso – opositores y oficialistas lo votaron – aspira a suprimir la rebaja de salarios a los estatales.

Una metáfora servirá para reflejar lo que ocurre; el primer mandatario adoptó una decisión “de necesidad y urgencia”, colocar las cartas sobre la mesa, porque el tiempo en la proyección estratégica es uno de los instrumentos esenciales para lograr los objetivos.

El país debe augurarle éxito en este 2001 conflictivo y enigmático, porque “no es para bien de uno, sino para bien de todos”.

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