La desigualdad social en la región afecta la salud

Debe ser siempre lo primero, pero algunos países no lo tienen claro.

12 abril, 2019

Recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, mejor conocida como CEPAL, alertó sobre la desigualdad en la distribución del ingreso de las personas en América latina, que disminuyó significativamente entre 2008 y 2015, debido en gran medida a la forma en como algunos países priorizan sus objetivos de desarrollo social.

Aquel estudio, presentado en Santiago de Chile, mostró también las desigualdades en el uso del tiempo entre hombres y mujeres, en la condición étnico-racial y en otros desniveles que surgen en las diferentes etapas del ciclo de la vida. La conclusión del estudio que hizo la dirigente chilena del CEPAL, Alicia Bárcena, apuntó a que la desigualdad es una característica histórica de las sociedades de esta parte del mundo debido a la existencia de circuitos viciosos y que el objetivo es reducirla notablemente para el 2030.

 

Una realidad preocupante

 

James Fitzgerald es director de sistemas y servicios de la salud de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, en el marco del Día Mundial de la Salud, indicó que los ciudadanos de varios países latinoamericanos presentan numerosos retos de accesibilidad al servicio de salud, lo cual debería ser inconcebible en estos tiempos.

En ese sentido, no es difícil precisar que estos ciudadanos son los que se encuentran principalmente en zonas rurales, aunque el dirigente también hizo mención la población afrodescendiente como una de las más afectados por la desigualdad en los sistemas de salud que imperan en América latina.

El acceso a la salud en el mundo, y sobre todo en el continente, está condicionado, más no garantizado y esto se debe a obstáculos como la capacidad económica, así como un servicio no óptimo y otras irregularidades de índole física y geográfica.

De hecho, en ese sentido, la ONU dio unas cifras aterradoras en las que tres de cada diez personas en esta parte del mundo no tienen acceso a servicios sanitarios por falta de dinero. El problema surge desde el Estado, pues en muchos de ellos, la inversión pública en salud es muy baja. De acuerdo a la Organización Panamericana de Salud (OPS), el Producto Interno Bruto (PIB), para la salud debe alcanzar progresivamente un 6%, pero en promedio la cifra es del 4% solamente.

Las cifras que maneja la OPS y que respaldan esa conclusión, apunta a que las naciones latinoamericanas invierten solo 3,8% de su PIB en materia de salud, y que, en el ámbito mundial, casi 800 millones de ciudadanos, alrededor del 12% de la población, deben invertir de su presupuesto personal para atender situaciones de salud.

Toda esta situación afecta el debido cubrimiento y atención de la población, especialmente la rural, tal y como lo plantea la Agenda sostenible de las Américas 2018-2030, que, a su vez, se plantea retos como reforzar la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, así como en paralelo solucionar problemas de acceso en áreas rurales y remotas. En definitiva, más inversión y mayor cobertura y prevención de parte de los estados en materia de salud.

 

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