Los grandes hallazgos de yacimientos hidrocarburíferos submarinos nos ponen entre las potencias sectoriales. Pero eso no implica que limitemos o abandonemos proyectos para producir biocombustibles. No seremos monoproductores de nada”.
Así señalaba Marco Aurélio Garcia, tras un seminario cerca de Buenos Aires. Se trata de un asesor político del gobierno que encabeza Luiz Inácio “Lula” da Silva. Cabe señalar que la actitud del poderoso vecino contrasta con la anomia argentina –donde hace falta una “Petrobrás” propia- y el “monocultivo” venezolano de hidrocarburos.
Si bien la autosuficiencia petrolera y la exportación son objetivos innegables, también los que “tarde o temprano, los combustibles fósiles se agotarán”. No es casual que estas opiniones surjan exactamente mientras firmas inglesas exploran zonas de altamar entre la plataforma epicontinental argentina y Malvinas, Gran Bretaña reivindique sobre la Antártida una soberanía económica que –como las restantes en el área- carece de vigencia jurídica.
Teniendo en cuanta su proyección geopolítica en Sudamérica (donde ha substituido a Estados Unidos), Brasil trabajará junto con la región. Por ejemplo, el cultivo de caña para etanol regenera tierras destrozadas por la ganadería intensiva en el noreste. En el caso argentino, en futuro quizá sea preciso hacer lo mismo con terrenos afectados por el sobrecultivo de soya y la siembra directa.
Aunque Petrobrás ignora todavía el monto de reservas submarinas en las tras zonas frente Santos (donde la firma estatal tiene 45%, seguida de British Gas con 30% y Repsol YPF con 25%), las primera estimaciones oscilan entre 30.000 y 33.000 millones de barriles medidos en crudos. Interesa señalar que tampoco hay aún cifras firmes sobre los yacimientos explorados por compañías británicas al noroeste del Malvinas.