Tras posponer la eliminación de Salomon Smith Barney -mezcla de firma bursátil
y banca de inversión que protagonizó el escándalo Jack Grubman-,
Sanford Weill, CEO de Citigroup, contrató a Sallie Krawchek para manejar
esa división durante dos años. Según datos obtenidos por
la Securities & Exchange Commission, la generosidad abarca varios ejecutivos
“importados” por Weill.
El mayor grupo mundial de servicios financieros, en efecto, también ha
contratado a Michael Masin, ex presidente de Verizon Communications. Como flamante
director operativo de Citigroup, ganará US$ 18 millones, también
en dos años. Más modestos, otros siete reclutas percibirán
de US$ 4,5 a 7,2 millones.
“Son remuneraciones excesivas. Parece que, en ese banco, es mejor ser alto
empleado que accionista, cliente o inversor”, comenta Michael Stead, de Wells
Capital Management, una cartera de US$ 110.000 millones que incluye Citi. El grupo
debió reconocer en diciembre US$ 400 millones de multas e indemnizaciones
por demandas, justamente contra Grubman y SSB.
Krawchek, ex jefe de análisis independientes en Sanford C. Bernstein &
Co., ya percibió siete millones como adelanto en efectivo más opciones
por un millón de acciones Citigroup (unos US$ 13.500.000 según valor
en plaza). Precisamente, el pago a ejecutivos con opciones bursátiles ha
sido objetado por la SEC y, además, debe constar como gasto en el balance.
Como si todo eso fuera poco, la nueva estrella de SSB dispondrá de avión,
limusina, pilotos y chofer propios, además de pasajes de primera clase
en aerolíneas comerciales.
Al lado de semejante paquete, los US$ 2.900.000 de aguinaldo 2002 otorgados por
Hewlett-Packard a la CEO Carleton Fiorina parecen una insignificancia. Pero la
empresa aún debe mostrar ventas y utilidades suficientes para solventar
los US$ 19.000 millones abonados por Compaq Computer.
La bonificación se suma al sueldo básico (US$ 1.000.000 anual),
también según cifras registradas ante la SEC. A diferencia de
Citigroup -donde Weill hace y deshace a discreción-, el comité
de remuneratorio de H-P rechazó tiempo atrás un “paquete
compensatorio” por US$ 115 millones para Fiorina y Michael Capellas, ex
CEO de CC (“por su nula resistencia a la adquisición”, decía
entonces Walter Hewlett, ex opositor interno de Fiorina).
La mandamás de H-P percibirá aparte una opción por 850.000
acciones (US$ 6.800.000 a precio de mercado). En su caso, el extra no brilla
tanto como en Citigroup, pues los papeles de H-P comparten la coyuntura bajista
que caracteriza hoy al sector informático. Por su parte, tres “favoritos”
de Fiorina, Robert Wayman -director financiero-, y Duabe Zitzner (división
PC) y Anne Livermore -servicios empresarios-, han cobrado aguinaldos de tres
millones cada uno.
No obstante, la CEO de H-P hará otro intento de emular a Weill. En algunos
días, la asamblea de accionistas deberá votar una propuesta por
la cual Fiorina se pagaría a sí misma y a varios ejecutivos bonificaciones
por hasta US$ 12 millones anuales. Finalmente, la firma le ha restituido impuestos
y pagos hipotecarios personales por US$ 140.300 en 2002. En cuanto a Cappellas,
ha logrado retener US$ 14 millones en concepto de indemnización por su
renuncia como segundo de Fiorina.
Tras posponer la eliminación de Salomon Smith Barney -mezcla de firma bursátil
y banca de inversión que protagonizó el escándalo Jack Grubman-,
Sanford Weill, CEO de Citigroup, contrató a Sallie Krawchek para manejar
esa división durante dos años. Según datos obtenidos por
la Securities & Exchange Commission, la generosidad abarca varios ejecutivos
“importados” por Weill.
El mayor grupo mundial de servicios financieros, en efecto, también ha
contratado a Michael Masin, ex presidente de Verizon Communications. Como flamante
director operativo de Citigroup, ganará US$ 18 millones, también
en dos años. Más modestos, otros siete reclutas percibirán
de US$ 4,5 a 7,2 millones.
“Son remuneraciones excesivas. Parece que, en ese banco, es mejor ser alto
empleado que accionista, cliente o inversor”, comenta Michael Stead, de Wells
Capital Management, una cartera de US$ 110.000 millones que incluye Citi. El grupo
debió reconocer en diciembre US$ 400 millones de multas e indemnizaciones
por demandas, justamente contra Grubman y SSB.
Krawchek, ex jefe de análisis independientes en Sanford C. Bernstein &
Co., ya percibió siete millones como adelanto en efectivo más opciones
por un millón de acciones Citigroup (unos US$ 13.500.000 según valor
en plaza). Precisamente, el pago a ejecutivos con opciones bursátiles ha
sido objetado por la SEC y, además, debe constar como gasto en el balance.
Como si todo eso fuera poco, la nueva estrella de SSB dispondrá de avión,
limusina, pilotos y chofer propios, además de pasajes de primera clase
en aerolíneas comerciales.
Al lado de semejante paquete, los US$ 2.900.000 de aguinaldo 2002 otorgados por
Hewlett-Packard a la CEO Carleton Fiorina parecen una insignificancia. Pero la
empresa aún debe mostrar ventas y utilidades suficientes para solventar
los US$ 19.000 millones abonados por Compaq Computer.
La bonificación se suma al sueldo básico (US$ 1.000.000 anual),
también según cifras registradas ante la SEC. A diferencia de
Citigroup -donde Weill hace y deshace a discreción-, el comité
de remuneratorio de H-P rechazó tiempo atrás un “paquete
compensatorio” por US$ 115 millones para Fiorina y Michael Capellas, ex
CEO de CC (“por su nula resistencia a la adquisición”, decía
entonces Walter Hewlett, ex opositor interno de Fiorina).
La mandamás de H-P percibirá aparte una opción por 850.000
acciones (US$ 6.800.000 a precio de mercado). En su caso, el extra no brilla
tanto como en Citigroup, pues los papeles de H-P comparten la coyuntura bajista
que caracteriza hoy al sector informático. Por su parte, tres “favoritos”
de Fiorina, Robert Wayman -director financiero-, y Duabe Zitzner (división
PC) y Anne Livermore -servicios empresarios-, han cobrado aguinaldos de tres
millones cada uno.
No obstante, la CEO de H-P hará otro intento de emular a Weill. En algunos
días, la asamblea de accionistas deberá votar una propuesta por
la cual Fiorina se pagaría a sí misma y a varios ejecutivos bonificaciones
por hasta US$ 12 millones anuales. Finalmente, la firma le ha restituido impuestos
y pagos hipotecarios personales por US$ 140.300 en 2002. En cuanto a Cappellas,
ha logrado retener US$ 14 millones en concepto de indemnización por su
renuncia como segundo de Fiorina.