No es el primer proceso contra la empresa pero, hasta ahora, Cheney venía
salvándose porque, según admitió el juez, “no era apropiado
procesar al vicepresidente en tiempo de guerra”. A fin de mayo, por cierto,
la poderosa contratista de servicios al sector hidrocarburos anunciaba un arreglo
extrajudicial por apenas US$ 6.000.000, que cubría veinte demandas. Todas
se referían a irregularidades contables cuando Cheney conducía la
firma. Por tanto, en pocos días podría ser citado a declarar como
imputado.
El estudio Scott+Scott, que representa a uno de los principales litigantes, no
adhirió al convenio y ha exigido al juez federal David Godbey (Dallas)
desplazar a su rival Schiffrin & Barroway como asesor de esos arreglos. La
demanda que maneja Scott+Scott cubre de mayo 1998 a abril 2002 y es la única
donde figura Cheney.
El magistrado accedió a considerar la presentación, en una audiencia
fijada para el lunes 25. Paralelamente Scott+Scott acusa a Schiffrin & Barroway
de “transgredir órdenes del tribunal y llegar a arreglos sin participación
ni consentimiento específico de sus propios representados. Eso queda evidente
porque faltan firmas en el acuerdo. Otro detalle sospechoso es la exigüidad
de las indemnizaciones, respecto de reclamos que totalizaban US$ 6.800 millones”.
En otro plano, el Bechtel Group, una de las mayores firmas mundiales en ingeniería
y construcciones, se retiró de un nuevo concurso por contratos para reactivar
la actividad petrolera en Irak. Junto con otras firmas, BG sostiene que el proceso
licitatorio “esta manipulado en favor de Halliburton y Cheney no es ajeno
a eso”.
“Todo esto se origina en un grave error del Ejército. Hace cuatro
meses, seleccionó casi en secreto a Halliburton, que antes dirigía
el vicepresidente. Otras compañías y varios legisladores protestaron,
pero el Pentágono no escuchó”, afirma un directivo de BG.
A fines de junio, se lanzó otro programa de reconstrucción, que
podría insumir US$ 1.140 millones, mediante licitaciones públicas.
Pero todos sabían que Halliburton continuaba siendo el caballo del comisario.
Ahora, Bechtel da un paso al costado y resuelve tratar directamente con el gobierno
provisional iraquí.
Esta actitud compromete un plan de obras que el cuerpo de ingenieros militares
debe anunciar el jueves próximo. Hace un mes, sus detalles fueron discutidos
en una reunión con Halliburton, Bechtel, Schlumberger, Fluor, Parsons
Group y Foster Wheeler. Sólo las dos últimas aceptaron presentarse
a un concurso cuyo resultado recién se conocería en octubre.
Durante ese encuentro, las firmas cuestionaron los privilegios de Halliburton.
Especialmente, contactos previos a la reunión entre Ejército y
Halliburton en Bagdad, donde se examinaron 220 proyectos y -se dice en la industria-
se le ofreció a la compañía elegir los que más le
conviniesen.
Estos problemas van en vías de generar un escándalo. Algunos
analistas de Wall Street sospechan que la ofensiva contra Halliburton no es
mal vista en el entorno de George W. Bush. Al parecer, el presidente preferiría
otro compañero de fórmula en 2004, pues la imagen de Cheney va
desmoronándose día a día.
No es el primer proceso contra la empresa pero, hasta ahora, Cheney venía
salvándose porque, según admitió el juez, “no era apropiado
procesar al vicepresidente en tiempo de guerra”. A fin de mayo, por cierto,
la poderosa contratista de servicios al sector hidrocarburos anunciaba un arreglo
extrajudicial por apenas US$ 6.000.000, que cubría veinte demandas. Todas
se referían a irregularidades contables cuando Cheney conducía la
firma. Por tanto, en pocos días podría ser citado a declarar como
imputado.
El estudio Scott+Scott, que representa a uno de los principales litigantes, no
adhirió al convenio y ha exigido al juez federal David Godbey (Dallas)
desplazar a su rival Schiffrin & Barroway como asesor de esos arreglos. La
demanda que maneja Scott+Scott cubre de mayo 1998 a abril 2002 y es la única
donde figura Cheney.
El magistrado accedió a considerar la presentación, en una audiencia
fijada para el lunes 25. Paralelamente Scott+Scott acusa a Schiffrin & Barroway
de “transgredir órdenes del tribunal y llegar a arreglos sin participación
ni consentimiento específico de sus propios representados. Eso queda evidente
porque faltan firmas en el acuerdo. Otro detalle sospechoso es la exigüidad
de las indemnizaciones, respecto de reclamos que totalizaban US$ 6.800 millones”.
En otro plano, el Bechtel Group, una de las mayores firmas mundiales en ingeniería
y construcciones, se retiró de un nuevo concurso por contratos para reactivar
la actividad petrolera en Irak. Junto con otras firmas, BG sostiene que el proceso
licitatorio “esta manipulado en favor de Halliburton y Cheney no es ajeno
a eso”.
“Todo esto se origina en un grave error del Ejército. Hace cuatro
meses, seleccionó casi en secreto a Halliburton, que antes dirigía
el vicepresidente. Otras compañías y varios legisladores protestaron,
pero el Pentágono no escuchó”, afirma un directivo de BG.
A fines de junio, se lanzó otro programa de reconstrucción, que
podría insumir US$ 1.140 millones, mediante licitaciones públicas.
Pero todos sabían que Halliburton continuaba siendo el caballo del comisario.
Ahora, Bechtel da un paso al costado y resuelve tratar directamente con el gobierno
provisional iraquí.
Esta actitud compromete un plan de obras que el cuerpo de ingenieros militares
debe anunciar el jueves próximo. Hace un mes, sus detalles fueron discutidos
en una reunión con Halliburton, Bechtel, Schlumberger, Fluor, Parsons
Group y Foster Wheeler. Sólo las dos últimas aceptaron presentarse
a un concurso cuyo resultado recién se conocería en octubre.
Durante ese encuentro, las firmas cuestionaron los privilegios de Halliburton.
Especialmente, contactos previos a la reunión entre Ejército y
Halliburton en Bagdad, donde se examinaron 220 proyectos y -se dice en la industria-
se le ofreció a la compañía elegir los que más le
conviniesen.
Estos problemas van en vías de generar un escándalo. Algunos
analistas de Wall Street sospechan que la ofensiva contra Halliburton no es
mal vista en el entorno de George W. Bush. Al parecer, el presidente preferiría
otro compañero de fórmula en 2004, pues la imagen de Cheney va
desmoronándose día a día.