Moscú vende parte de sus acciones en Lukoil

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El gobierno aceptará vender a extranjeros parte de sus acciones en Lukoil. Moscú anunciará una subasta abierta por 7,6% del paquete y espera ofertas superiores a US$ 1.900 millones. Esta política se opone a la seguida hasta hoy con Yukos.

La administración federal de participaciones accionarias señaló que competirán por los papeles firmas rusas, de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y extranjeras. La puja empieza a fines de octubre y será igualitaria. Sin duda, será una de las más lucrativas liquidaciones de activos en la historia rusa.

De paso, abre el camino a la internacionalización de un sector estratégico clave. En un sentido, se trata de una señal política exactamente opuesta al ataque contra Yukos, fundada y controlada –hasta no hace mucho- por rusos. En general, el acoso de Míjail Jodorkovsky se veía como muestra de hostilidad al capital privado.

Kíril Tómashchuk, director interno de la entidad, señaló que se habían recibido consultas de ConocoPhilips (EE.UU.) y el fondo inversor David Guggenheim Dabir. La primera ya había hablado con el presidente Vladyímir Putin y el director general de Lukoil, Vagit Alyekpyérov.

Al parece, Conoco considera un esquema más amplio de asociación con la empresa rusa, mediante emprendimientos conjuntos y, claro, la toma de acciones. Lukoil cotiza en Moscú y Londres. El funcionario dio la impresión de excluir a Rósñeft, el grupo petrolero controlado totalmente por el estado. Algunos observadores sospechan que la meta real de Putin es constituir un poderoso holding mixto de hidrocarburos y energía.

Según Tómashchuk, no podrá participar de la subasta ningún grupo con más de 25% de su paquete en manos del estado federal. El sistema abierto implica someter las ofertas al escrutinio de sus rivales. Esto puede ser un problema, pues hoy –más allá del presente repliegue en el mercado- las petroleras deben compatibilizar la necesidad de nuevas reservas, en un contexto de escasa inversión en exploraciones, y el interés empresario –también de la OPEP- por preservar crudos caros.

La subasta de acciones en el grupo Slávñeft también fue abierta. Pero se la criticó por haber excluido a todos los contendores serios, menos Síbñeft y TNK, que hicieron una oferta conjunta.

La administración federal de participaciones accionarias señaló que competirán por los papeles firmas rusas, de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y extranjeras. La puja empieza a fines de octubre y será igualitaria. Sin duda, será una de las más lucrativas liquidaciones de activos en la historia rusa.

De paso, abre el camino a la internacionalización de un sector estratégico clave. En un sentido, se trata de una señal política exactamente opuesta al ataque contra Yukos, fundada y controlada –hasta no hace mucho- por rusos. En general, el acoso de Míjail Jodorkovsky se veía como muestra de hostilidad al capital privado.

Kíril Tómashchuk, director interno de la entidad, señaló que se habían recibido consultas de ConocoPhilips (EE.UU.) y el fondo inversor David Guggenheim Dabir. La primera ya había hablado con el presidente Vladyímir Putin y el director general de Lukoil, Vagit Alyekpyérov.

Al parece, Conoco considera un esquema más amplio de asociación con la empresa rusa, mediante emprendimientos conjuntos y, claro, la toma de acciones. Lukoil cotiza en Moscú y Londres. El funcionario dio la impresión de excluir a Rósñeft, el grupo petrolero controlado totalmente por el estado. Algunos observadores sospechan que la meta real de Putin es constituir un poderoso holding mixto de hidrocarburos y energía.

Según Tómashchuk, no podrá participar de la subasta ningún grupo con más de 25% de su paquete en manos del estado federal. El sistema abierto implica someter las ofertas al escrutinio de sus rivales. Esto puede ser un problema, pues hoy –más allá del presente repliegue en el mercado- las petroleras deben compatibilizar la necesidad de nuevas reservas, en un contexto de escasa inversión en exploraciones, y el interés empresario –también de la OPEP- por preservar crudos caros.

La subasta de acciones en el grupo Slávñeft también fue abierta. Pero se la criticó por haber excluido a todos los contendores serios, menos Síbñeft y TNK, que hicieron una oferta conjunta.

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