domingo, 24 de noviembre de 2024

Reconstrucción: otra vez, contratos digitados desde la Casa Blanca

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Según denuncian varios periódicos norteamericanos, Washington eligió a dedo –estilo Halliburton en Irak- las firmas a cargo de reconstruir Nueva Orleáns y el área castigada. Ni siquiera difundió un plan maestro de las obras.

Tras las críticas y el retroceso de la imagen presidencial, por la lentitud con que reacciona al huracán Katrina, George W. Bush es denunciado en los medios por otorgar millonarios contratos para reconstruir la región, sin apelar a licitaciones públicas y transparentes. Como en el caso iraquí, los contratos no reúnen requisitos legales básicos; por ejemplo, la difusión previa. De esa manera, una buena tajada le cupo al propio Halliburton, grupo cuyos intereses son asumidos, en Washington, por el vicepresidente Richard Cheney (su CEO hasta pasar al gobierno).

Los contratos digitados superan los US$ 150 millones cada uno y, en ciertos casos, llegan a 500 millones. Según el “New York Times”, más de 80% de ellos, por un total próximo a US$ 1.600 millones, fueron suscriptos por la Agencia Federal de Emergencias, cuando la manejaba un criador de caballos, luego despedido por incompetente, amigo de los Bush y los Cheney.

También fue beneficiaria la empresa AshBritt, ligada a una firma que controlaba Harley Barbour, gobernador republicano de Mississippi. En este caso, son US$ 570 millones sólo por retirar escombros, monto que otras compañías de la actividad califican de exagerado. Lo peor es que AshBritt ha tercerizado los trabajos entre subcontratistas que perciben mucho menos.

A tal punto llegan los abusos que Richard Skinner, inspector general del departamento de Seguridad interna, ha ordenado revisar los contratos. “Cuando se hacen cosas a dedo, aumentan los riesgos de fraude, despilfarro y mala gestión”, admitió el funcionario.

Tras las críticas y el retroceso de la imagen presidencial, por la lentitud con que reacciona al huracán Katrina, George W. Bush es denunciado en los medios por otorgar millonarios contratos para reconstruir la región, sin apelar a licitaciones públicas y transparentes. Como en el caso iraquí, los contratos no reúnen requisitos legales básicos; por ejemplo, la difusión previa. De esa manera, una buena tajada le cupo al propio Halliburton, grupo cuyos intereses son asumidos, en Washington, por el vicepresidente Richard Cheney (su CEO hasta pasar al gobierno).

Los contratos digitados superan los US$ 150 millones cada uno y, en ciertos casos, llegan a 500 millones. Según el “New York Times”, más de 80% de ellos, por un total próximo a US$ 1.600 millones, fueron suscriptos por la Agencia Federal de Emergencias, cuando la manejaba un criador de caballos, luego despedido por incompetente, amigo de los Bush y los Cheney.

También fue beneficiaria la empresa AshBritt, ligada a una firma que controlaba Harley Barbour, gobernador republicano de Mississippi. En este caso, son US$ 570 millones sólo por retirar escombros, monto que otras compañías de la actividad califican de exagerado. Lo peor es que AshBritt ha tercerizado los trabajos entre subcontratistas que perciben mucho menos.

A tal punto llegan los abusos que Richard Skinner, inspector general del departamento de Seguridad interna, ha ordenado revisar los contratos. “Cuando se hacen cosas a dedo, aumentan los riesgos de fraude, despilfarro y mala gestión”, admitió el funcionario.

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