Esto es otro duro revés para Ferdinand Piëch, hoy presidente de junta en el grupo alemán. Cuando era director ejecutivo, se jugó por ese auto de línea un poco anticuada, como clave de una nueva estrategia centrada en el lujo. Volkswagen ya tenía una serie de precio alto muy bien aceptada, Audi. En su momento, varios analistas anticiparon este fracaso.
El eclipse del “Phaëton” (cuesta entre US$ 70.000 y 105.000), que no llegará a cumplir tres años en el mercado, puede hacer que Piëch se jubile antes de tiempo. No sólo por esto, sino por conflictos de intereses: meses atrás, respaldó la compra de 20% del paquete VW por parte de Porsche, firma controlada por la familia Piëch. En realidad, Ferdinand es nieto de su tocayo Porsche, creador de la marca homónima, ésta sí un lujo en serio.
Las incompatibilidades empresarias no paran ahí. Ferdinand posee, vía el holding familiar Porsche, una empresa austríaca que distribuye en Europa oriental y sudoriental automotores Škoda (checos), Audi (alemanes) y Seat (españoles); todas marcas de VW. Estos conflictos de intereses fueron revelados, hace un mes, por JP Morgan Chase e indujeron a otros directores a pedir la dimisión de Ferdinand. Éste se salvó con apoyo sindical y polìtico.
Ahora, la situación se torna casi insostenible, señala el “Wall Street Journal” en la web. Especialmente en EE.UU., la mayor plaza automotriz del mundo, donde VW ha perdido US$ 960 millones en enero-septiembre. Voceros de la compañía insisten en que se prepara otra versión del sedán, pero casi nadie les cree.
En la actualidad, algunas fábricas del grupo operan a sólo 70% de capacidad instalada, contra el 90% estimado necesario para recobrar rentabilidad. Estos problemas subrayan una sugestiva contradicción entre dos puntas de una misma historia. En 1934/5 y a pedido de Adolf Hitler –detalle discretamente ignorado después de 1945-, Ferdinand Porsche diseñó y lanzó el “coche popular” (eso significa Volkswagen), uno de los éxitos más duraderos del negocio. Pero la marca Porsche representa el lujo y lo deportivo. Hoy, un lujo mal concebido y nada deportivo, el “Phaëton”, puede acabar con la carrera de Ferdinand nieto.
Esto es otro duro revés para Ferdinand Piëch, hoy presidente de junta en el grupo alemán. Cuando era director ejecutivo, se jugó por ese auto de línea un poco anticuada, como clave de una nueva estrategia centrada en el lujo. Volkswagen ya tenía una serie de precio alto muy bien aceptada, Audi. En su momento, varios analistas anticiparon este fracaso.
El eclipse del “Phaëton” (cuesta entre US$ 70.000 y 105.000), que no llegará a cumplir tres años en el mercado, puede hacer que Piëch se jubile antes de tiempo. No sólo por esto, sino por conflictos de intereses: meses atrás, respaldó la compra de 20% del paquete VW por parte de Porsche, firma controlada por la familia Piëch. En realidad, Ferdinand es nieto de su tocayo Porsche, creador de la marca homónima, ésta sí un lujo en serio.
Las incompatibilidades empresarias no paran ahí. Ferdinand posee, vía el holding familiar Porsche, una empresa austríaca que distribuye en Europa oriental y sudoriental automotores Škoda (checos), Audi (alemanes) y Seat (españoles); todas marcas de VW. Estos conflictos de intereses fueron revelados, hace un mes, por JP Morgan Chase e indujeron a otros directores a pedir la dimisión de Ferdinand. Éste se salvó con apoyo sindical y polìtico.
Ahora, la situación se torna casi insostenible, señala el “Wall Street Journal” en la web. Especialmente en EE.UU., la mayor plaza automotriz del mundo, donde VW ha perdido US$ 960 millones en enero-septiembre. Voceros de la compañía insisten en que se prepara otra versión del sedán, pero casi nadie les cree.
En la actualidad, algunas fábricas del grupo operan a sólo 70% de capacidad instalada, contra el 90% estimado necesario para recobrar rentabilidad. Estos problemas subrayan una sugestiva contradicción entre dos puntas de una misma historia. En 1934/5 y a pedido de Adolf Hitler –detalle discretamente ignorado después de 1945-, Ferdinand Porsche diseñó y lanzó el “coche popular” (eso significa Volkswagen), uno de los éxitos más duraderos del negocio. Pero la marca Porsche representa el lujo y lo deportivo. Hoy, un lujo mal concebido y nada deportivo, el “Phaëton”, puede acabar con la carrera de Ferdinand nieto.