Société Générale, segundo banco francés, sigue en la picota. Pese a la postura “nacionalista” del mandatario, analistas de Nueva York, Londres, Fráncfort y Milán no descartan que sea objeto de un reparto similar al sufrido en 2007 por el banco holandés ABN Amro.
Por supuesto, el tamaño de la entidad y lo diversificado de sus negocios podrían significar un largo, complejo camino para cualquier tomador individual, sobre todo si debe ser galo. Particularmente en el actual contexto, signado por una crisis hipotecaria y una ola de liquidez en Occidente. En rigor, varios bancos están teniendo dificultades para cristalizar fusiones y adquisiciones.
ABN Amro rechazó la toma hostil por parte de un consorcio –lo lideraba el británico Barclay’s-, pero aceptó venderse a otro grupo. Lo integraban Royal Bank of Scotland, Banco de Santander Central Hispano y la financiera belga Fortis. La transacción rondaba los € 70.000 millones.
A criterio de varias consultorías en la Eurozona, el modelo angloholandés podria aplicase al caso de Société Générale. Como ABN, SG es una mezcla heterogénea de activos y negocios, que incluye banca minorista tradicional, operaciones en mercado menores (Bulgaria, Chequia), gestión de activos, banca de inversión y su talón de Aquiles, la volátil división derivados.
La institución ha sido sacudida en los cimientos por la pérdida de unos € 4.900 millones, vía negocios no autorizados –en realidad, no advertidos- de un solo operador hoy preso. E joven Jerôme Kerviel llego a manejar posiciones por un total por alrededor de € 20.000 millones.
Antes de este escándalo, problemas de liquidez ya habían obligado a muchos bancos en Europa occidental y América anglosajona a depreciar o amortizar una enorme masa de posiciones. Esto torna a SG –cuya capitalización bursátil no pasa hoy de € 35.000 millones- en presa difícil para ser tomada completamente por un solo adquirente.
Por ejemplo, el ítalogermano Unicredito declaró este fin de semana no planea F&A. Esto es significativo pues, a mediados de 2007, la entidad había estado conversando con SG, cuando ésta valía 40% más. Si Sarkozy insiste en un tomador local, sólo se vislumbra BNP Paribas/Crédit Agricole, un conglomerado de tres bancos, líder en activos. Hasta 1987, este grupo y SG se “privatizaron” tras 42 años controlados por el estado, pero éste retiene acciones en ambos.
Fuera de Francia y dejando Unicredito al margen, aparecen Barclay’s (británico), Hongkong & Shanghai Banking Corp., Santander Central Hispano, Deutsche Bank y Union des Banques Suisses. Pero ésta está en problemas y quizá deba achicarse. En un plano aparentemente más remoto, flotan los fondo soberanos musulmanes o chinos y los banqueros rusos.
Société Générale, segundo banco francés, sigue en la picota. Pese a la postura “nacionalista” del mandatario, analistas de Nueva York, Londres, Fráncfort y Milán no descartan que sea objeto de un reparto similar al sufrido en 2007 por el banco holandés ABN Amro.
Por supuesto, el tamaño de la entidad y lo diversificado de sus negocios podrían significar un largo, complejo camino para cualquier tomador individual, sobre todo si debe ser galo. Particularmente en el actual contexto, signado por una crisis hipotecaria y una ola de liquidez en Occidente. En rigor, varios bancos están teniendo dificultades para cristalizar fusiones y adquisiciones.
ABN Amro rechazó la toma hostil por parte de un consorcio –lo lideraba el británico Barclay’s-, pero aceptó venderse a otro grupo. Lo integraban Royal Bank of Scotland, Banco de Santander Central Hispano y la financiera belga Fortis. La transacción rondaba los € 70.000 millones.
A criterio de varias consultorías en la Eurozona, el modelo angloholandés podria aplicase al caso de Société Générale. Como ABN, SG es una mezcla heterogénea de activos y negocios, que incluye banca minorista tradicional, operaciones en mercado menores (Bulgaria, Chequia), gestión de activos, banca de inversión y su talón de Aquiles, la volátil división derivados.
La institución ha sido sacudida en los cimientos por la pérdida de unos € 4.900 millones, vía negocios no autorizados –en realidad, no advertidos- de un solo operador hoy preso. E joven Jerôme Kerviel llego a manejar posiciones por un total por alrededor de € 20.000 millones.
Antes de este escándalo, problemas de liquidez ya habían obligado a muchos bancos en Europa occidental y América anglosajona a depreciar o amortizar una enorme masa de posiciones. Esto torna a SG –cuya capitalización bursátil no pasa hoy de € 35.000 millones- en presa difícil para ser tomada completamente por un solo adquirente.
Por ejemplo, el ítalogermano Unicredito declaró este fin de semana no planea F&A. Esto es significativo pues, a mediados de 2007, la entidad había estado conversando con SG, cuando ésta valía 40% más. Si Sarkozy insiste en un tomador local, sólo se vislumbra BNP Paribas/Crédit Agricole, un conglomerado de tres bancos, líder en activos. Hasta 1987, este grupo y SG se “privatizaron” tras 42 años controlados por el estado, pero éste retiene acciones en ambos.
Fuera de Francia y dejando Unicredito al margen, aparecen Barclay’s (británico), Hongkong & Shanghai Banking Corp., Santander Central Hispano, Deutsche Bank y Union des Banques Suisses. Pero ésta está en problemas y quizá deba achicarse. En un plano aparentemente más remoto, flotan los fondo soberanos musulmanes o chinos y los banqueros rusos.