Tras dos semanas de fuertes contrapuntos en público y un sordo
enfrentamiento en privado que se plasmó en el casi nulo diálogo
entre el jefe del Estado y el vicepresidente en los últimos días,
Kirchner buscó demostrar que se encuentra aferrado al bastón de
mando con el que juró el 25 de mayo.
Tal vez para abortar un frente interno en su administración o
para dar un mensaje a aquellos sectores contrarios a su Gobierno,
que alientan las posiciones de Scioli -más cercanas a las
exigencias del FMI y del empresariado que a las políticas
oficiales-, fue que el mandatario adoptó tan dura decisión.
Lo cierto es que el descabezamiento de la Secretaría de Turismo
y Deportes, en la que predominaban los hombres de Scioli, dejó al
número dos del Gobierno sin la única estructura que le respondía
directamente en la administración nacional.
En este conflictivo escenario, fuentes cercanas al ex motonauta
consideraron que la decisión de Kichner fue “excesiva” y
aseguraron que el vicepresidente cuenta “con el guiño de (Eduardo)
Duhalde y el apoyo de los empresarios”.
Justamente fue ante los empresarios que Scioli comenzó a
diferenciarse del Gobierno y durante un encuentro en Tucumán dijo
que “en 90 días” se ajustarían las tarifas, afirmación que fue
desmentida por distintos funcionarios del entorno presidencial.
Como sea, la jugada presidencial hace suponer que no fue un
salto sin red, como cuando Fernando de la Rúa renunció a medio
Gabinete y generó una crisis que derivó en la renuncia de Carlos
“Chacho” Alvarez.
Más aún teniendo en cuenta que en los últimos días se
produjeron fuertes señales de distensión en la relación
Kirchner-Duhalde, como el gesto de respaldo a la designación del
ex mandatario al frente de la Secretaría Política del Mercosur.
El hecho no es menor, considerando que el bonaerense fue uno de
los principales pilares sobre los que se apoyó Kirchner para
llegar a la Presidencia, previo acuerdo de Duhalde para que Scioli
lo acompañara en la fórmula del Frente para la Victoria.
Pero los hombres del ex motonauta insisten en que “en un tiempo
corto se va a demostrar que los enfoques de Scioli son los más
acertados”, al referirse la necesidad de llevar adelante una
política más centrada “en la producción y el empleo”.
Scioli considera que el Gobierno debe dejar de lado las
políticas tendientes a consolidar su perfil ideológico y avanzar
en un “proyecto productivo”, como lo definen en su entorno, aunque
sin dar mayores detalles.
Cerca de Kirchner, en tanto, afirman que el enojo mayor del
Presidente con su vice fue cuando hizo pública su oposición a la
anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, uno de
los pilares políticos que sostiene al Gobierno nacional.
Tras dos semanas de fuertes contrapuntos en público y un sordo
enfrentamiento en privado que se plasmó en el casi nulo diálogo
entre el jefe del Estado y el vicepresidente en los últimos días,
Kirchner buscó demostrar que se encuentra aferrado al bastón de
mando con el que juró el 25 de mayo.
Tal vez para abortar un frente interno en su administración o
para dar un mensaje a aquellos sectores contrarios a su Gobierno,
que alientan las posiciones de Scioli -más cercanas a las
exigencias del FMI y del empresariado que a las políticas
oficiales-, fue que el mandatario adoptó tan dura decisión.
Lo cierto es que el descabezamiento de la Secretaría de Turismo
y Deportes, en la que predominaban los hombres de Scioli, dejó al
número dos del Gobierno sin la única estructura que le respondía
directamente en la administración nacional.
En este conflictivo escenario, fuentes cercanas al ex motonauta
consideraron que la decisión de Kichner fue “excesiva” y
aseguraron que el vicepresidente cuenta “con el guiño de (Eduardo)
Duhalde y el apoyo de los empresarios”.
Justamente fue ante los empresarios que Scioli comenzó a
diferenciarse del Gobierno y durante un encuentro en Tucumán dijo
que “en 90 días” se ajustarían las tarifas, afirmación que fue
desmentida por distintos funcionarios del entorno presidencial.
Como sea, la jugada presidencial hace suponer que no fue un
salto sin red, como cuando Fernando de la Rúa renunció a medio
Gabinete y generó una crisis que derivó en la renuncia de Carlos
“Chacho” Alvarez.
Más aún teniendo en cuenta que en los últimos días se
produjeron fuertes señales de distensión en la relación
Kirchner-Duhalde, como el gesto de respaldo a la designación del
ex mandatario al frente de la Secretaría Política del Mercosur.
El hecho no es menor, considerando que el bonaerense fue uno de
los principales pilares sobre los que se apoyó Kirchner para
llegar a la Presidencia, previo acuerdo de Duhalde para que Scioli
lo acompañara en la fórmula del Frente para la Victoria.
Pero los hombres del ex motonauta insisten en que “en un tiempo
corto se va a demostrar que los enfoques de Scioli son los más
acertados”, al referirse la necesidad de llevar adelante una
política más centrada “en la producción y el empleo”.
Scioli considera que el Gobierno debe dejar de lado las
políticas tendientes a consolidar su perfil ideológico y avanzar
en un “proyecto productivo”, como lo definen en su entorno, aunque
sin dar mayores detalles.
Cerca de Kirchner, en tanto, afirman que el enojo mayor del
Presidente con su vice fue cuando hizo pública su oposición a la
anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, uno de
los pilares políticos que sostiene al Gobierno nacional.